Joaquín Ortega Arenas.
Aristóteles, (384-322 AC . ) escribió, si no mal recuerdo en el Libro
VI de
su magnífica obra, “La
Política ”,
“,,,para que se evite que demagogos manipulen
al pueblo, es necesario establecer una
norma Suprema en la colectividad
jurídico-político, y, al mismo tiempo limitar las posibilidades de
cambio de leyes…”
Un de los peores enemigos de los pueblos en
general, es la “inestabilidad Jurídica”
, como la que sufrimos los mexicanos hace muchos, pero muchos años. Las Leyes,
todas, cambian por horas y esos cambios son funestos para los pueblos.
La nueva Carta Magna, dese su Nacimiento estaba
destinada al fracaso que, y ha sido sacudida por
cambios a diestra y siniestra, que se iniciaron cuando se restableció la “ REELECCIÓN”
prohibida por su lema para darle cabida
a un segundo período de gobierno de Álvaro Obregón.
A partir de entonces, se han realizado mas de
cuatrocientas reformas, entre ellas, una sencillamente fatal, la del Artículo
135 que fue reformado en 23 de octubre de 2001, para quedar como sigue:
ARTICULO ÚNICO.‑ Se
reforma el artículo 135 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, para quedar como sigue:
Artículo 135. La
presente Constitución puede ser adicionada o reformada. Para que las adiciones
o reformas lleguen a ser parte de la misma, se requiere que el Congreso de la Unión , por el voto de las
dos terceras partes de los individuos presentes, acuerde las reformas o
adiciones y que estas sean aprobadas por la mayoría de las legislaturas de los
estados y la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal. El Congreso de la Unión o la Comisión Permanente ,
en su caso, harán el cómputo de los votos de las legislaturas y la declaración
de haber sido aprobadas las adiciones o reformas.
Después de TRES MIL TRESCIENTOS CINCUENTA AÑOS, A NUESTRO SUFRIDO País, como dicen los rancheros, “…le ha caído el chahuistle”. Los
demagogos que manipulan al pueblo, que desde los tiempos de Aristóteles querían
manipular al Pueblo, y gozan de
FUERO PARA HACERLO A SUS ANCHAS.
La
verdad, es que en México vienen haciéndolo
desde que, cuando se votó para su aprobación la subsistencia del JUICIO
DE RESIDENCIA al que se sometía a todo aquel funcionario público al dejar el cargo, gracias
al cual, Nuño Beltrán de Guzmán, un
ladro asesino que primero, como Gobernador
de la Provincia
de Pánuco, y después como Presidente de la Primera Audiencia
de la Ciudad
de México y “conquistador del señoría purépecha en lo que hoy es el Estado de
Michoacán”, cometió toda clase de abusos
y asesinatos, MURIÓ EN LA
CÁRCEL.
Desgraciadamente,
en toda nuestra historia, solo encontramos dos o tres períodos en los que el
abuso desmedido de los funcionarios
públicos ha sido evitado. Que mejor
ejemplo de esta aseveración que el que, hasta hubo un prócer que se atrevió a afirmar que, “ FUNCIONARIO
POBRE, POBRE FUNCIONARIO”.
Cuando pertenecen a la alta burocracia, se señalan salarios millonarios, prestaciones millonarias, viajan como lo
hubiera querido hacer cualquier Sultán
de los Países Petroleros y, cuando abandonan
el poder, compran bancos, haciendas,
empresas altamente productivas, casas de millones de dólares ; sus
saraos son comentados con admiración en el “Ola”.
Hay
uno que dos a quienes se ha tenido en la cárcel pero cunado “son
absueltos”, que es siempre, se les devuelven los bienes mal habidos y su
“prestigio”, con palmadas en la espalda
de pilón. Ni siquiera hay que mencionarlos, pero nunca hay disimulo. La corrupción, en lugar de disminuir aumenta
día con día paralelamente a la miseria, el hambre y el descontento de “millones
de mexicanos muertos de hambre y …de coraje…