3/31/2013

NUESTRA IGNORANCIA HISTÓRICA.



Joaquín Ortega Arenas

La nomenclatura de las calles en esta loca magalópolis en que vivimos, es un reflejo fiel de nuestra historia repetida día con día.   Los nombres de los “próceres” del momento se repiten y reparten cada sexenio sin que a los tres días, sepa nadie quienes fueron o que hicieron. Hay sin embargo calles que llevan nombres históricos por una u otra causa, de las que vamos a hacer dos recordatorios,
Las calles de López,
Hurgando junto con mi queridísima esposa Alicia,  por El  Archivo de Indias en Sevilla, yo en busca de  datos sobre Nuño Beltrán de Guzmán,  y ella sin propósito fijo, nos prestaron dos añejos libros.. Mientras yo buscaba en uno, ella hojeaba el otro y ….de pronto se puso a reír. Había encontrado las cartas que se cruzaron entre  Beltrán, Cortés y Diego Velázquez; una en la que  Beltrán le pedía a Velázquez que le enviara “…veinte fembras fermosas y placenteras para el gusto  y solaz de sus soldados”, relatándole que había  llegado a la Nueva España un capitán guapísimo que había hecho “estrecha amistad” con las mas encopetadas damas de la Colonia,  provocando quejas, reproches y reclamaciones en  contra de Beltrán, por  lo que era necesario ese sistema para acabar  con los abusos del Capitán y poner orden en la Colonia.
 Velásquez  le envió las “Veinte fembras” a cargo del Capitán Juan López,  que sería el encargado de todo respecto a ellas y  en especial, mandarle el 60% del dinero “que fueran produciendo”.
Juan  estableció el domicilio de las Fembras en las calles de la Cruz Verde, (creo que hoy se llama República  del Salvador)  y causó más quejas el funcionamiento de la “Casa de López” que el osado capitán  que había ocasionado el pedido.
 Relevaron a Nuño Beltrán y Nombraron Presidente de la Segunda Audiencia a Fraile Sebastián Ramírez de Fuenleal,  que de inmediato prohibió la prostitución en la Capital de la Colonia dentro de un perímetro de 80 varas castellanas, en el caso, del Casco del Convento de San Juan de Letrán, por lo que López se asentó posiblemente en lo que es hoy la esquina de López y Avenida Juárez,  pero su negocio, creció quizá más rápido que  la Ciudad y sus “casas” se multiplicaron “ hasta pasar de diez”  , convirtiendo el rumbo en el más visitado y peligroso, ya que se llenó de asaltantes y bandidos. La calle fue bautizada por el pueblo como “El callejón de las casas de López, que fue quedando poco a poco en López.
Con la gran inundación  ocurrida en 1595, las casuchas de López fueron totalmente  destruidas y en ese punto perdimos la huella de López.
De regreso de España,  medimos con una cinta,  de la Esquina de Madero y San Juan de Letrán (hoy eje central Lázaro Cárdenas) hasta la esquina de López y Avenida Juárez, en donde está el Bar “Manolo”,  80 varas castellanas….
¿Cómo ven?
Las calles  Morena  y Puente de la Morena se ubican al sur de la Ciudad, en la parte  de lo que fue el cauce del Río de la Piedad. Cuenta la leyenda que durante el Gobierno de nuestro siempre presente héroe nacional Antonio López de Santa Ana, el señor Presidente trajo de Cuba una mulata de muy buen ver, motejada como “La Morena” y un grupo de mulatas alegres que ubicó en una elegante casa  al sur en entonces río de la Piedad, y ordenó la construcción de un buen puente que permitiera el acceso de los “alegres hasta ese lugar.
 Era un excelente negocio,  pero…dentro de las veleidades del “Presidente”, estaba entrar y salir del Puesto y dejar como sustituto a Valentín Gómez Farías, que  en una de esas ocasiones, para no molestar a su Jefe nato, mandó tirar el Puente. Regresó el Presidente a la Presidencia y mandó construir un Puente de Primera Clase que mientras existió el Rio de la Piedad se uso hasta para el paso de automóviles y Autobuses. El “Puente de la Morena”, que daba continuidad a las Calles de La Morena.
¿Cómo ven?

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