12/14/2009

EL CUARTO PODER. II.

Joaquín Ortega Arenas Propietario indiscutible, como lo es en México el estado de todos los “caminos” necesarios para el buen funcionamiento de la ya extinguida libertad de prensa establecida como garantía individual en el artículo 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que en el texto del mencionado precepto establece: “...Artículo 6.- La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado... han desaparecido al reservarse el mismo Estado la garantía del derecho a la información. De hecho y de derecho, se ha reservado el control de todos los medios de información existentes, los que requieren de “permisos”, “licencias” y concesiones” para su debido uso y goce. No se permite la circulación de un periódico o revista, sin previa censura de la Secretaría de Gobernación. No se permite la instalación de una radio emisora o una estación de televisión, sin que el propio gobierno previamente la autorice. Como es lógico suponerlo, el otorgamiento de permisos o concesiones requiere de un lago procedimiento que, en caso de no parecer satisfactorio, o parecer peligroso, puede durar varios años y resolverse en contra del peticionario. Al amparo de ese invisible “tamiz” se han otorgado todos y cada uno de los permisos y concesiones hoy en explotación, solo a personas que, dependan directamente de la Administración Pública o hayan sido solicitadas por funcionarios o personas directamente conectadas con el propio gobierno, lo que deriva en un control total de toda clase de información. Esa hoy, inveterada costumbre iniciada en el sexenio delirante 1034-1940, ha traído como forzosa consecuencia de convertir lo que debiera ser una información libre, como la pretendió garantizar el constituyente al incluir el artículo 6 en la Carta Magna, en un nudo de desinformación o información deformada. Al concluir el sexenio 1934-1940, el estado de cosas en México era simplemente desastroso. la minimización de las superficies agrícolas aprovechables colectivamente a simples parcelas que un solo “parcelario beneficiado” no podía cultivar en forma económicamente redituable, tuvo de inmediato resultados desastrosos. Los campesinos “beneficiados se vieron en la necesidad de emigrar a las grandes ciudades en busca de medios de subsistencia que la pequeñísima parcela incultivable sin crédito ni medios mecánicos modernos para el cultivo le estaba negando. Los cinturones de miseria que rodearon a las Ciudades de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla y otras mas, se convirtieron en problemas gravísimos por la carencia de servicios, la inseguridad que la miseria siempre trae consigo, y otros muchos mas imposibles de resolver. Para las elecciones presidenciales se postularon, como siempre el candidato del Partido Oficial y un candidato presuntamente independiente, otro general enriquecido a costa del pueblo y con un gran desprestigio a cuestas que además había amasado un inmensa fortuna como “contratista del Gobierno Federal. El día 7 de julio de 1940, entre una lluvia de balas y asesinatos se verificaron las elecciones. Militares, vestidos de civiles, con armas del ejército Nacional ametrallaron a todo lo largo y ancho del País a los votantes que en forma abrumadora emitían sus sufragios en contra del candidato oficial. La imagen del Presidente resultó terriblemente dañada y empeoró cuando se hizo público el resultado de la elección. Triunfó oficialmente el candidato del Partido en el Poder. Tuvimos ocasión de convivir en una Conferencia de Abogados en Estados Unidos, con una persona que intervino por el Gobierno Norteamericano en las gestiones para la “expropiación petrolera” motivada principalmente por la cercanía ya sensible de otra Gran Guerra, ya que el 95% de la producción petrolera era controlada por empresas extranjeras, la principal de ellas, holandesa, (Royal Dutch &Shell” fácilmente controlable por la esfera nazi trazada por Alemania, por lo que buscaban que ese porcentaje fuese controlado por un gobierno neutral. Se convenció al Gobierno de México y al gran enemigo de la nacionalización, General Plutarco Elías Calles de que debía verificarse, y se verificó, mediante una intensísima campaña de “convencimiento” por parte de todos los medios de comunicación existente, prensa y radiodifusión. El fracaso de la Reforma Agraria; la instabilidad derivada de la escasez de productos agrícolas y las elecciones presidenciales agravaron la situación, y...vino el milagro. Una intensa y carísima campaña costeada y dirigida por los Estados Unidos, logró que esa imagen tan dañada diera un vuelco de ciento ochenta grados. Se retiró de la escena política al titular del ejecutivo, motejado en ese entonces como “la esfinge de Jiquilpan” por su silencio y abandono de toda actividad y su presencia en lugares públicos y, como se dice el la actualidad, se lavó el cerebro de los mexicanos para revivir su imagen y elevarlo a la categoría de héroe nacional. El cuarto poder, en todo su apogeo... Los artículos precedentes y los que seguirán, son parte del libro escrito por el autor “20 de noviembre de 1910. El Mito de “La Bola”, que saldrá a la venta el próximo mes de enero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Joaquín, Me sigo enriqueciéndo con sus artículos, por este medio aprovecho para felicitarle por su cumpleaños y éstas fiestas que traen tantos recuerdos que unen y gratifican. Le mando un calido abrazo deseandole lo mejor, su siempre amigo y servidor
ARTURO A. 'el mago' e hijos.