10/24/2010
DE MINAS A MINAS
Joaquín Ortega Arenas.
El increíble salvamento de 33 mineros en la Mina de San José, en el Desierto de Atacama, República de Chile, ha traído a mi memoria otras tres catástrofes ocurridas en minas; tres de ellas en nuestro País.
La Veta de Guanajuato, la más prolija en la producción de oro en el mundo entero, generó interés desde la era prehispánica. El Río de Pastita, (Paxtitlán), traía entre sus escurrimientos pepitas de Oro con los que los aborígenes elaboraban joyas desde tiempo inmemorial. Sólo fue hasta el año de 1550 que Juan Rayas, arriero de ocupación descubrió la Mina que lleva su nombre. En el año de 1774 su propietario fue ascendido a la nobleza española con el Título de Vizconde de Sardaneta y Marqués de Rayas. La veta de Guanajuato, se suponía de una extensión de más de diez kilómetros ( Vía Satélite se ha descubierto que tiene casi 80 kilómetros), una potencia de 25 metros con un importante contenido de plata sulfúrea, plata nativa y plata virgen en racimos, plata negra prismática y roja obscura, oro nativo, galena , plomo platero y otros muchos metales útiles y “chichiles”, cristalizaciones de cuarzo, Plomo carbonatado y cobre gris.
Sin embargo se puede clasificar a Rayas como la más asesina de las minas en todo el mundo. El 27 de julio de 1780, enmedio de una tormenta se desprendió un peñasco de un cerro cercano a la boca mina y la taponó por completo. Había trabajando en el interior poco más de tres mil quinientos mineros, de los que hasta hoy, hiperbólicamente, no se sabe nada. Los dueños de la Mina abrieron nuevos socavones y sin voltear hacia el lugar en que habían quedado sepultados los mineros, continuaron con la explotación de la veta.
Allá por el año de 1932, al morir la tarde, las campanas de los Templos de la Ciudad de Guanajuato repicaron con desesperación a rebato. En la Mina del Santo Niño, allá por el rumbo de “Las Dos Comadres”, hubo un tremendo derrumbe y quedaron sepultados 15 mineros y un niño de 12 años que “había ido a ayudar a su papá”. En menos de una hora, frente a la Parroquia de la Señora de la Paz, se habían congregado más de quinientos mineros ofreciéndose como voluntarios para intentar el rescate. Se escogió a un grupo de treinta personas entre mineros, técnicos en bombeo, y técnicos en perforación y en electricidad que en todos los vehículos disponibles en la Ciudad que sus propietarios pusieron a su disposición sin traba alguna, en pocos momentos trepaban por la escarpada serranía rumbo a la Mina. Llegaron un día después del accidente y se encontraron con que el agua había llegado casi al nivel del tiro accidentado y, un Ingeniero Electricista de nombre Carlos Morán, sin que nadie lo designara, se hizo cargo del mando de los trabajos de salvamento. Primero, los que accionaban bombas y los electricistas durante tres o cuatro horas alejaron el riesgo de inundación. En seguida los barreteros cavaron un ducto como de diez centímetros hasta el socavón en que permanecían los mineros y les enviaron un foco con luz encendida. Desde el otro lado del ducto, casi a cuarenta metros de distancia se lograron oír los gritos de júbilo de los apresados. Después, botellas con agua, leche y algunos alimentos sólidos. Poco a poco, durante tres días se fue construyendo otro ducto como de ochenta centímetros de diámetro, y sacando el agua que ya casi inundaba el socavón. A la media noche del cuarto día, ocurrió el milagro. Entró el primer rescatista a auxiliar a los casi exhaustos mineros y ayudarlos a salir. Enviaron primero al niño que, conservaba la calma a pesar del decaimiento normal que presentaba, y después, durante veinte horas más, salieron todos los mineros, ilesos. Cuando la caravana regresó a la Ciudad de Guanajuato la esperaba todo el pueblo en masa. Todos, absolutamente todos, lloraban y se abrazaban sin saber a quién, pero los tiempos cambian …aproximadamente a las 2:30 (Tiempo del Centro de México) el 19 de febrero de 2006. en una mina de carbón en San Juan de Sabinas, en la región de Nueva Rosita de Coahuila, México, operada por el Grupo México, la más grande compañía minera del país; 65 mineros, pertenecientes al turno de las 22:00 hasta las 6:00, quedaron atrapados por una explosión. No se realizó ningún operativo de salvamento . A los tres días, la empresa propietaria de la Mina “Pasta de Conchos”, declaró que se suspendía la búsqueda de los Mineros y,,,SESENTA Y CINCO CADÁVERES MAS, engrosan desde entonces las cifras de mineros muertos en el desempeño de su triste oficio. Una tonadilla tradicional en las zonas mineras de México, desde hace quizá siglos es cantada por ellos y dice:
Soy minero que pasa la vida
Entre penas y amargo dolor.
Busco el cobre, la plata y el oro,
Pero busco también un amor.
Minero soy. Mi sino es sufrir
Y en las entrañas de las montañas
He de morir.
El último accidente minero que brevemente recordaremos, ocurrió en la Mina de San José , en el Desierto de Atacama, en la República de Chile. 33 mineros quedaron atrapados a más de 600 metros de profundidad. Las autoridades y el pueblo chileno en masa, encabezados por el Presidente de la República, se interesaron en rescatar a sus mineros y como es del conocimiento de DOS MIL MILLONES de televidentes en todo el mundo, después de un largo cautiverio, inventando sistemas y poniéndolos a funcionar, fueron rescatados. NO tiene remedio, Hay de gobiernos a gobiernos y de pueblos a pueblos.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario