Joaquín Ortega Arenas.
Francisco I. Madero, descendiente de terratenientes coahuilenses propietarios de la hacienda “ El Rosario “, Parras de la Fuente, Coahuila, nació el 30 de octubre de 1873. Hijo de Francisco Madero Hernández y de Mercedes González Treviño. Hizo estudios en los Estados Unidos, en especial en Maryland; en Francia, y por último, en los Estados Unidos otra vez en la Universidad de California en Berkeley . Volvió a Coahuila y su estancia en el extranjero varió radicalmente la educación que los hacendados norteños procuraban para sus hijos. En el año de 1905 apoyó, con dinero, a la Junta Organizadora del Parido Liberal Mexicano y pronto rompió con ella por las insuperables diferencias que tenía con Ricardo Flores Magón. En 1909, fundó el Partido Nacional Anti-Reeleccionista. Con el apoyo de los hacendados norteños su partido lo lanzó como candidato a la Presidencia de la República en las elecciones que se celebrarían en el año de 1910. Porfirio Díaz, temeroso de lo que éstos pudieran lograr por ese medio, lo encarceló por los delitos de conato de rebelión y ultraje a las autoridades. Pasadas las elecciones, se le permitió abandonar la cárcel bajo caución. La historia escrita de la revolución relata que se fugó. Las actuaciones judiciales tienen otra opinión. Era bien sabido que después de la entrevista celebrada en El Paso y Ciudad Juárez con el Presidente Taft en el año de 1909, las relaciones entre el Gobierno de México y el de los Estados Unidos eran tensas, dada la negativa que Díaz dio a Taft, sobre casi todas las peticiones que él mismo le había planteado y Madero, aprovechando esa circunstancia pasó a los Estados Unidos a preparar una Revolución armada en contra de Díaz.
En la Ciudad de San Antonio, Texas, E.U.A., preparó el que llamó “Plan de San Luis”, en el que hacía una invitación al Pueblo de México, para que se levantara en armas a las seis de la tarde del día 20 de noviembre de 1910. Con recursos financieros más que suficientes, logró que su propuesta tuviera una gran divulgación en todo el País y el día y hora señalada, sólo unos cuantos se levantaron en armas. La publicidad, verdaderamente inocente, hecha respecto a la hora y día del levantamiento originó que en algunos lugares, principalmente en Puebla, el movimiento abortara desde el día 18 en el que la policía atacó la casa de los “conspiradores” hermanos Serdán, y los asesinó. En Payo Obispo, hoy Chetumal, se levantó el Teniente López y a las siete de la noche ya había sido detenido y muerto por sus propios soldados. Madero siguió en los Estados Unidos con sus gestiones y logró que se le proporcionara un contingente de 3 500 jinetes perfectamente armados y montados al mando de Giuseppino Garibaldi y Johan Valjoen para atacar Ciudad Juárez, a sabiendas de que en la plaza la guarnición al mando del General Juan N. Navarro formada por 900 elementos, carecía de un armamento y capacidad de fuego siquiera parecido al de los 3 500 atacantes que portaban ya fusiles y pistolas de repetición. El ataque se verificó del 8 al 10 de mayo de 1911. En los siguientes días se registraron saqueos, fusilamientos y un desorden total en la ciudad, imputables a las huestes “rebeldes” de Pascual Orozco y Francisco Villa que, según consta en los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional, hasta fines del mes de abril eran perseguidos de la justicia A pesar de ello, acompañaron al señor Madero con los grados de generales. Una vez firmados los “Tratados de Ciudad Juárez” por los que Porfirio Díaz renunciaba a la presidencia de la República, Madero licenció a “…las tropas insurgentes...” y redujo los grados de Villa y Orozco, incorporándolos al Ejército Federal. Se han tejido tantas mentiras en relación con los hechos relatados, que sólo se ha podido rescatar la posible verdad leyendo los diarios, observando las fotografías publicadas, y hurgando en los Archivos Oficiales, fuentes a las que apelo.
El 7 de junio de 1911, a las seis de la mañana, un tremendo temblor sacudió a la Ciudad de México y destruyó totalmente más de la tercera parte de ella, que en ese entonces era habitada por un millón de personas. Hubo centenares o tal vez miles de muertos o heridos, pero a las 12.30 horas en que el triunfador de la Revolución, Francisco I. Madero arribó a la estación de Buenavista en un tren en el que lo acompañaban su esposa y… Guiseppino Garibaldi. La recepción multitudinaria según cálculos de la época, rebasó las cincuenta mil personas e hizo olvidar la tragedia. Contingentes armados capitaneados por Emiliano Zapata, cuidaron al señor Madero y conservaron el orden. Como era de esperarse, Madero resultó electo presidente de la República y tomó posesión del cargo el 6 de noviembre de 1911. Antes de una semana, ya había roto la relación con Emiliano Zapata, quien se levantó en armas contra Madero el 26 de ese mismo mes con el “Plan de Ayala”. Madero envió a combatirlo a dos verdaderos carniceros ya probados por el régimen porfirista: Juvencio Robles y Alberto T. Rasgado. El gobierno maderista se vio perseguido por todos. A nadie complacían sus disposiciones. Se hizo acompañar en el gabinete por antiguos porfiristas y se echó, literalmente, en brazos del antiguo ejército federal,
Día a día el gobierno maderista fue perdiendo prestigio y fuerza, hasta que llegó el momento en que quién había sido el motor de su éxito, el Gobierno de los Estados Unidos, al no encontrar ninguna de las ventajas que tal vez había prometido Madero, instó al Jefe del Ejército, designado por el propio Madero, General Victoriano Huerta a que se levantara en armas y lo asesinara. La situación fue violentada por el previo levantamiento en armas el 9 de febrero en que el general Manuel Mondragón puso en libertad a los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz que estaban detenidos en la Prisión militar de Santiago Tlatelolco. Sus huestes asaltaron algunas dependencias de gobierno. Félix Díaz se parapetó en la Ciudadela, viejo estanco del tabaco y después fábrica de cañones, y decretaron estado de sitio. Bernardo Reyes y sus seguidores atacaron el Palacio Nacional, muriendo el General en el intento. Durante el mismo resultó herido el general Lauro Villar, defensor del Palacio Nacional y Jefe Militar de la Plaza. Madero nombró en su lugar a Victoriano Huerta que de inmediato solicitó la renuncia de Madero y José María Pino Suárez, lo cual fue rechazado. Huerta, como jefe del ejército federal firmó en la Embajada de Estados Unidos en México, ubicada en la Calle de Ribera de San Cosme, un acuerdo con Félix Díaz destituyendo al Presidente y al Vicepresidente, sugerido por el embajador Henry Lane Wilson, conocido como el Pacto de la Embajada. Madero y Pino Suárez fueron apresados y obligados a renunciar. El 20 de febrero Victoriano Huerta fue designado presidente. La revuelta culminó el 22 de febrero con el asesinato, nunca aclarado plenamente de Madero y Pino Suárez, y como titulamos este artículo, SIC TRANSIT GLORIA MUNDI,
En masa, los habitantes de la gran ciudad salieron a la calle como había sido el 7 de junio de 1911, pero en esta ocasión a festejar rumbosamente el asesinato de Francisco I. Madero.
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