Joaquín Ortega Arenas.
En memoria de mi queridísima hermana-madre
María Cristina
Ortega Arenas en el que hubiera
sido el 97 aniversario de su natalicio.
Los Diarios de todo el País han publicado que en el Estado de Jalisco se
encuentran procesados 17 médicos por el delito de negligencia
médica. Piensa querido lector, sin prejuicios, si esos verdaderos héroes de la
salud, que consideran como su ley suprema el “Juramento de
Hipócrates” que verifican el día en que reciben sus títulos
profesionales, son capaces de olvidarlo.
Conozco el caso de un par de médicos del Seguro Social en el
que un ameritado profesional de la medicina, asistido por su hijo
médico también, sufrió un infarto fulminante mientras
realizaba una Operación a corazón abierto y…su ayudante e hijo, terminó
la operación, haciendo a un lado el dolor de ver morir a su padre.
Como ese caso, entre los médicos mexicanos existen
miles de casos similares y ahora resulta que cuando se muere un
paciente…”ellos son los responsables”.
El Estado Mexicano es constitucionalmente, el obligado a vigilar y
cuidar de la salud de todos los que habitamos este mutilado País. Ha
creado diversos organismos oficiales para ese efecto. La Secretaría de Salud,
el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales para los Trabajadores al servicio del Estado y otros más, pero ha
olvidado que el ejercicio de la medicina, es uno de los más caros que
existen y, en parte por mero olvido o por la
tremenda corrupción que nos ahoga, todos, absolutamente todos,
carecen de los insumos mínimos que se requieren.
Soy testigo, nadie me lo ha contado y ya lo he relatado en este
espacio, un excelente médico, tiene que atender a mil
quinientos pacientes y solo dispone de veinticuatro horas al día, No
existen locales adecuados, amplios, bien ventilados, sino verdaderas ratoneras,
para que “trabajen”; no disponen de las medicinas necesarias
para cumplir con su deber; no hay sábanas suficientes en los ”hospitales
oficiales” y, las reciclan sin recato alguno; los
trabajadores, que no los médicos, sino los trabajadores de los hospitales y
clínicas, pertenecen a poderosos sindicatos corporativos que los
defienden y protegen, y obviamente no cumplen con su deber. El trato
que estos mentecatos, que no son otra cosa, dan a los pacientes que acuden a
los servicios de salud, es pésimo.
Tal parece que los servicios oficiales son “gratuitos” y nada más
inexacto que eso. Todos, todos los trabajadores al servicio del Estado,
entregan mediante descuentos previos a su salario, un 4 o 5 % del mismo. Si
aplicamos la teoría del Riesgo y Seguro, vamos a encontrarnos que solo uno de
cada mil trabajadores, hace uso de los servicios médicos y, las cuotas
descontadas a los novecientos noventa y nueve restantes…¿ a dónde van ? ¿En dónde
están?
Estamos completamente seguros de que los médicos mexicanos, continúan la
tradición iniciada por el Dr. Ladislao de la Pascua que durante la “Guerra
de México” (invasión norteamericana en el Siglo XIX) convirtió
la parroquia de San Pablo, de la que era titular en “hospital de
sangre” para que los heridos, sin pensar en
nacionalidades, fuesen atendidos. Con las bancas de la iglesia
improvisó camas, con las puertas de la iglesia improvisó camas y con la ayuda
de un numeroso grupo de médicos, salvó vidas.
Al finalizar la Guerra, el Congreso de los Estados Unidos, les otorgó la
más alta condecoración…que no aceptaron, porque, contestó el Doctor
Pascua, “..Cumplir con la obligación que impone ser médico, es
un deber sagrado….”.
Con el tiempo, se construyó en el mismo lugar el “Hospital Juárez”,
tumba de centenares de médicos y pasantes de medicina durante el
sismo del 85, por “negligencia “ de los
constructores, que…. no fueron ni siquiera amonestados.
Es por eso notable que en México, los metemos a la cárcel
cuando un enfermo se muere, sin ponernos a pensar que no es uno, son
muchos los que se mueren por falta de insumos, de
hospitales adecuados y bien provistos, no importa que esas carencias, deriven
de la corrupción galopante que existe en este México que como dice
Cristina Pacheco “¡AQUÍ NOS TOCO VIVIR!”
¡NO
ES POSIBLE TAPAR AL SOL CON UN DEDO!
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