Joaquín Ortega Arenas.
El
encabezado plantea una duda que no existe. ¡Hay un responsable “inventado “desde
hace ya cerca de cuarenta años… ¡“el
narco”!
¿Pero
qué o quién es “el narco”?. El Diccionario de la Lengua Española no
contiene definición alguna de la
palabra, sino una larga lista de actividades ilícitas, “narcotráfico, narco
menudeo, narco traficantes”, etc.
En mi
infancia escuchaba un juego que las niñas solían realizar durante “el recreo” a
media mañana, en el que cantaban, “yo no fui, fue teté, pégale, pégale que ella
fue”.
Existe
una penosa práctica gubernamental para diluir su responsabilidad y culpa, y de sus funcionarios, hacerla recaer en “la
nada”, en el “olvido”, o en seres
imaginaros, “el coco”, “la llorona”,...
El
Tráfico de drogas que seguramente se sintetiza “NARCO”, fue estudiado y
analizado por el ilustre Médico mexicano Doctor Tomás Doria M. Popayán, que
publicó en la Revista de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional
Autónoma de México, el 13 de abril de 1934, un pormenorizado y maravilloso
estudio sobre las drogas heroicas, y señaló:
“…Calificase con el pomposo
nombre de drogas heroicas, un grupo de
medicamentos de suyo venenosos y de manejo difícil aun para el más hábil en el
arte de la terapéutica, y los cuales han sido escogidos, con inclinación
desviada y peligrosa, para entregarse a una serie de estados psicopáticos, en
los que juega el principal papel la costumbre invencible de un veneno y con los
cuales la humanidad ha sufrido un golpe trágico en sus raíces más profundas,
cuales son la procreación misma y la conservación de la vida…”
Esta palabra heroica, epíteto elástico y cuya
significación en este caso es muy difícil de interpretar, no puede tener otro
origen que los esfuerzos verdaderamente heroicos que el enviciado a la morfina
o a la cocaína, pone en juego cuando la
droga le hace falta.
Y a la verdad que no hay consideración
deontológica, no hay reflexión científica, no hay disposiciones terminantes
de los Gobiernos, no hay vigilancia de la policía, no hay negativas de Ios
médicos, no hay dificultades pecuniarias que no sean atropelladas y fácilmente
vencidas por estos maestros de la simulación y la mentira…”
Toda
la razón asiste al doctor Doria, solo falta que las “autoridades” encargadas de
resolver ese tipo de problemas, con una profunda “reflexión científica,
“…dicten disposiciones
terminantes; que la policía cumpla con
su deber de proteger a la ciudadanía;
que “…los médicos cumpliendo con la promesa contenida en el juramento de
Hipócrates, se nieguen a intervenir en la permisibilidad del uso de las drogas
y, que se respeten las dificultades pecuniarias y se castigue con el peso de la
ley, a los maestros de la simulación y la mentira que se enriquecen con esa conducta! y pongan el remedio que aconseja…..”
La consecuencia forzada será
la desaparición de los asesinatos “a granel” que tanto daño causan al País.
¡MAS CLARO NO CANTA UN GALLO!
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