10/12/2009

SIMULANDO…SIMULANDO

Joaquín Ortega Arenas Estupefacto, atónito, incrédulo, me decidí a estudiar y analizar el sistema político de mi querida Patria, a partir de la verdadera independencia de España, y de la publicación del nuevo texto y contexto de nuestra historia, publicado por la Secretaría de Educación Pública, en el que se han extirpado las horrorosas páginas de la sanguinaria conquista y la que llamamos Colonia. En verdad, con el nuevo criterio que anima la educación de nuestros hijos, qué bueno que podamos matar nuestras raíces; es decir, lo malo de nuestras raíces, aunque no podemos aniquilar la herencia que de ellas traemos y aunque nos duela, nos ha causado tantos problemas. El primer antecedente legal creador de nuestro sistema político administrativo con vigencia plena, lo es el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana , del 31 de enero de 1824, antecedente de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos del 4 de octubre de 1824. Desgraciadamente la Constitución de Apatzingan no pudo entrar en vigor por la muerte de su creador Don José María Morelos y Pavón, único héroe a la altura del arte, como le habría llamado don Ramón López Velarde. La Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos del 4 de octubre de 1824, constituye la primera simulación política de nuestra historia. Se adoptó en ella el régimen federal, defendido por el clérigo José María Luis Mora, y se desdeñó el régimen centralista que, no precisamente defendido, sino invocado por Fray Servando Teresa de Mier con el argumento de que las federaciones se forman por varios estados que se unen y que en la recién independizada Nueva España, nunca había existido más estado que el que constituía el gobierno absoluto del Monarca Español ejercido por un Virrey. Realizó el Padre Mier la defensa en un documentado discurso lleno de verdades que sólo alcanzó a ser llamado el “Discurso de las Predicciones” , pero que no logró modificar la falsa ilusión de los “federalistas”. Han transcurrido ciento ochenta y cinco años, y cualquiera que simplemente piense y haya observado nuestra historia, puede afirmar sin temor a equivocarse, que nunca ha existido una federación, sino un gobierno centralista, manejado por un nuevo Tlatoani con facultades y poderes suficientes para designar a cuanto funcionario de cualquier área, que sirva a la “federación” o a los Estados “federados”. La segunda simulación, derivada de la misma Constitución, la constituye la división de los Poderes aún dizque en vigor, el Poder Ejecutivo, denominado en su artículo 74 el Supremo Poder Ejecutivo; el Poder Legislativo, integrado por una Cámara de Diputados y un Senado(Art. 7), y el Poder Judicial, (Art. 123), en el que se establecieron las normas para elección, competencia, duración y juramentos a los que deberían someterse los individuos del Poder Judicial. Además de votarse por la “simulación” de una “Federación”, los asistentes al Congreso Constituyente impidieron que se restableciera el hispano Juicio de Residencia, mediante el cual se juzgaba la actuación de todo funcionario una vez que dejaba el cargo. Alegaron, (diario de los debates) que era injusto que a ellos, héroes de la nueva patria, se les condenara a rendir cuentas por sus actuaciones en puestos públicos. Quedó abierta el arca sin coto alguno y así nos ha ido. La segunda gravísima simulación, la constituye la llamada “División de Poderes”, conservada en todas las constituciones que nos han regido. Hubo alguna ocasión en que tal vez no existió, la época que llamamos “ La Reforma ”. El resto de nuestra historia, es una simulación. El Tlatoani en turno, designa o al menos sanciona las elecciones de miembros del Congreso de la Unión ; las elecciones de Gobernadores de los Estados y, desde que el insigne héroe de la patria, General Victoriano Huerta inventó que el Presidente de la República debía proponer al Congreso a los miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación , ( marzo de 1914), ese ha sido el sistema empleado, ya que por resultar tan útil el dejar fuera de la democracia al Poder Judicial, (tal vez como señala el siempre sabio pueblo mexicano, “ para que no se salieran del huacal), el Poder Judicial está fuera de la elección democrática que simuladamente, establece nuestra constitución. El Presidente propone a tres personas de la cuales, la que sea aprobada por el Congreso, obviamente ha sido designada por el Presidente. Se forma una Suprema Corte “simulando democracia”; los miembros de la Suprema Corte , designan a todos los funcionarios del Poder Judicial Federal que son el última instancia y gracias a esta simulación, gobiernan al País. En sus manos, vía juicio de amparo manipulado y deteriorado desde los tiempos en que otro de nuestros verdaderos héroes, Don Antonio de Padua María Severino López de Santa Ana y Pérez de Lebron, Presidente de la República , General de División, Benemérito de la Patria y Caballero de la Orden de Santiago, año de 1854, inspirado por su comodín Mariano Otero, lo limitó de modo de que no estuviera al alcance de los desheredados, Dos cuartillas no me permiten seguir hablando de “simulaciones”, y en nuestro siguiente blog, veremos las peores.

No hay comentarios.: