8/16/2010

REMINISCENCIAS.

Joaquín ortega Arenas.

Hoy que existe un grave problema generado principalmente por la Guerra al Crimen Organizado declarado por el Ejecutivo, vino a mi memoria un fallido intento por alejar a los hombres de los vicios, La llamada “Ley Seca”, prohibición de la venta, fabricación, importación y consumo de bebidas embriagantes, iniciada a partir de la enmienda aprobada por el Congreso de los Estados Unidos de América el año de 1917, llamada Enmienda XVIII que fue ratificada por 36 de los 48 Estados de la Unión en el año 1919, imponiéndose como ley Federal , conocida como Ley Volstead.

La prohibición, era producto de un movimiento iniciado a principios del Siglo XIX, llamado de Templanza o Temperancia, alentado por predicadores religiosos y líderes obreros que condenaban el uso del alcohol como causante de pobreza y atraso entre los jornaleros.

La prohibición o Ley Seca, en nada afectó el consumo de bebidas alcohólicas, ya que la demanda se hizo más violenta y provocó el nacimiento de industrias clandestinas fabricantes de bebidas alcohólicas y mafias cuya misión económicamente muy rentable era la importación y distribución de las mismas y una guerra no declarada entre autoridades que pretendían destruirlas, la cual tuvo una duración ininterrumpida de trece años en los que las organizaciones criminales tuvieron un auge imposible de imaginar y más difícil de erradicar. Señalan estadísticas verificadas en los Estados Unidos que antes de la prohibición, el número de reclusos en las cárceles federales nunca superó los 4000, y que para el año de 1932 había ya 26 859, con tendencia siempre al aumento, ya que además, dio lugar a un incremento de la corrupción de funcionarios y policías atraídos por lo lucrativo del negocio.

Como era lógico suponerlo, la Ley Seca, sobre todo en el rico Estado de California, provocó que al sur de la frontera, en Mexicali y Tijuana, las mafias establecieran grandes negocios de fabricación, distribución y venta directa de bebidas embriagantes, dándose el caso de que, en Tijuana una sola cantina , “La Ballena”, tenía una barra de cuatrocientos metros de largo. En Mexicali se abrieron casinos y casas de juego, prostíbulos, hoteles, restaurantes, en los que se comerciaba libremente con el opio, en principio propiedad de extranjeros que de esa manera violaban la ley seca, y poco a poco, fueron siendo absorbidos por mexicanos que con la protección de las autoridades hicieron grandes fortunas. Tijuana, llegó a ser la ciudad fronteriza en el mundo entero con el mayor número de visitantes en un solo año, ya que pasaban la frontera quince millones de ellos. Además del Casino Aguacaliente que ya existía, se construyó un Hipódromo y, la locura en la frontera desapareció súbitamente el día en que Franklin Delano Roosevelt derogó la Ley Seca.

Sin embargo, En Estados Unidos y en todo el mundo, el consumo de las bebidas alcohólicas y el tabaco, continúa cada día y la fabricación, distribución y venta de ellas, sigue siendo uno de los negocios más lucrativos .

En un informe proporcionado por la Secretaria de Salud en México en el año de 2008, se reporta el fallecimiento de 50 000 personas en ese sólo año; un 10% de la mortalidad total, originado por el tabaco. El combate al tabaquismo cuesta al gobierno mexicano VEINTIOCHO MIL MILLONES DE PESOS CADA AÑO: el alcoholismo, tiene saldos casi iguales, y a ninguno de esos flagelos se le ha prestado la atención y dedicación que a la lucha contra la delincuencia organizada que, es evidente, se centra únicamente en las drogas heroicas. Nuestra guía, maestra, conductora vía saturación audio visual de tonterías mil, la televisión, trasmite día con día propaganda para cigarrillos y bebidas alcohólicas y en los interminables “churros” que nos endilgan, ya sean made in México o hechos en los Estados Unidos de América, lo que sobra es vicio, depravación violencia. Hace algunos años que en Los Ángeles, California se hizo un censo de lo que la televisión presenta y lo que su público infantil recibe, atento y atónito y el resultado no fue muy halagador. Cada niño de doce años de edad, había visto ya en la pantalla doce mil asesinatos, de quince a dieciocho mil violaciones y otro tipo de abusos sexuales; había visto a los “estrellas” de la pantalla fumarse cinco mil cigarrillos, beberse quinientas botellas de vino y cometer miles de robos. Magnífica educación que nos llegó de inmediato, porque en México nueve de cada diez programas que se trasmiten, son hechos en Estados Unidos y ya no existe el recato de ponerles titulo en español. Deténgase querido lector, a ver la programación de los canales de Televisa y TV Azteca y lo comprobará con creces. El número de muertes por consumo de drogas, es infinitamente menor y sin embargo, el combate a ese vicio ya nos ha costado más de veintiocho mil muertes como “daño colateral”.

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