8/24/2010
LA LEY SECA. LOS DAÑOS COLATERALES.
JOAQUÍN ORTEGA ARENAS.
La Ley Seca vigente en los Estados Unidos de América entre 1920 y 1933, trajo a la vez que grandes beneficios para los consumidores de bebidas embriagantes y fabricantes externos e internos de los mismos, un estado de euforia en todo el territorio “afectado” por la medida que llegó a considerar al lapso que comprendió como “los alegres veintes”. Se llenó el País de expendios y fábricas clandestinas de licores y aguardientes y, el contrabando desde el Canadá, México y el Caribe, se convirtió en un inmenso negocio. El País del norte, perteneciente todavía en forma plena a la Common Wealt, no tenía ningún empacho en que sus fábricas e importadores de licores hicieran grandes negocios y así sucedió.
Las grandes Bandas de Música surgieron por donde quiera con nuevos ritmos, cada vez más violentos. El Fox Trot y el Jazz, arrojaron del mercado al clásico vals norteamericano, a la música “country” y al Tango argentino. Los bailes se convirtieron un loco brincoteo al ritmo del “Charleston” y las modas sufrieron también un cambio radical. Las norteamericanas se cortaron el pelo, adoptaron la moda “Flapper” que consistía en vestidos en forma de tubo con el talle bajo , la falda muy corta y medias de popotillo blancas. Los norteamericanos cambiaron el fieltro por la paja para cubrir sus cabezas y los casimires a rayas, estilo “gangster” se apoderaron del mercado.
Es historia, en el primer año de la prohibición, como lo llamaron en Estados Unidos, bajo el consumo anual de alcohol de 6 litros por persona a medo litro, pero a partir de ese momento, fue al alza hasta alcanzar niveles inimaginables. Se desataron los inconvenientes de la prohibición. Sólo por pago de impuestos el gobierno dejó se percibir 500 millones de dólares. Lo que fue el peor de los “daños colaterales”, la delincuencia se tornó irrefrenable. La antigua Mafia Italiana se apoderó de todos los negocios relativos al alcohol y poco a poco se ha ido infiltrando en el modo de vivir de los norteamericanos, sin que se haya encontrado, hasta la fecha la forma de eliminarla. Bugs Moran y Alfonse Capone, entablaron una lucha a muerte. Se empezaron a fabricar, por la necesidad de las mafias, las ametralladoras “Thompson” con un poder de fuego nunca soñado ni por las tropas oficiales.
En 1920, la tasa de homicidios, alrededor de 7 al millar, a la fecha en que se declaró la desaparición de la Ley Seca en 1933 casi había rebasado la tasa de 10. Los reos convictos existentes en las cárceles, hasta 1920, nunca habían rebasado la cifra de 4000; en 1932, eran casi treinta mil.
En México, principalmente en la frontera norte, el “daño colateral” se dejó sentir intensamente. Tijuana, Ensenada y Mexicali, se convirtieron en ciudades de delincuencia irrefrenable, patrocinada en gran parte por las mismas autoridades mexicanas. Casinos, casas de juego, prostitución, con la presencia siempre notable de las mafias italomericanas.
En los años de la prohibición, la Armada Inglesa abrió a cañonazos, los puertos de China para importar el opio, la droga de moda, a América del Norte, y la Cuidad de Mexicali se llenó materialmente de fumaderos de opio y centros de prostitución, con la plena complacencia de los “gobernadores del Territorio de Baja California y los C.C. Secretarios de Gobernación”. Los “daños colaterales” para nuestro país fueron tremendos y aún es fecha en que no puede sanar totalmente la herida.
Nuestro jet set, no faltaba más, siguió el ejemplo de los Estados Unidos y en relación con el pelo corto y liso de las mujeres, nuestro pueblo inventó una copla que fue llevada al teatro de revista.
Se acabaron las pelonas , se acabó la pretensión.
La que quiera ser pelona, pagará contribución.
En suma: la Ley Seca fue un completo fracaso. Al ser derogada, el consumo de bebidas alcohólicas siguió igual al que existía durante la prohibición; el gobierno regularizó el cobro de impuestos sobre las mismas; hoy muere mayor cantidad de personas por alcoholismo y tabaquismo que por consumo de drogas y el Gobierno cobra puntualmente impuestos por fabricación de bebidas alcohólicas y tabaco.
Emprendimos una Lucha contra la delincuencia organizada y los daños colaterales en México, en verdad, nos están ahogando; más de 28 000 muertos, mas los que faltan; como sucedió a los Estados Unidos, las mafias se han apoderado de todo lo habido y por haber, porque lo hemos visto ya en Estados Unidos, todo terminó, menos las mafias que noventa años después de concluída la lucha contra el alcoholismo, sigue siendo dueña y señora de todos los actos ilícitos que allá se cometen.
Hace algunos años, el Procurador de Justicia del Estado de California me invitó a presenciar el juicio que se había iniciado en contra de un señor de la mafia, un tal Mike Cohen, por enriquecimiento ilícito. Tuvieron que absolverlo; todos, absolutamente todos los bienes que poseía, le habían sido obsequiados, pago de impuestos de por medio, por las grandes empresas transnacionales que existen en el mundo. Intrigado pregunté a mi anfitrión como era posible que eso sucediera, y me contestó:
-----Mira, por ejemplo, éste pillo introduce en los Estados Unidos miles de toneladas de azúcar y aceite esencial de limón para la fabricación de refrescos, cuyos impuestos se calculan por la cantidad que de esos insumos controlados emplean. Con lo que reciben ilícito, fabrican el triple o el cuádruple y no pagan millones de dólares de impuestos, y así todas las empresas que le regalaron a este pillo barcos, aviones, etc.,.---
---¿Por qué no lo evitan? pregunté.
--- Simplemente, porque no podemos---. Me contestó.
¿ Será ese nuestro porvenir ?
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