Joaquín Ortega Arenas.
“…Desde que la espada y la cruz
desembarcaron en tierras americanas, la conquista europea castigó la adoración
de la naturaleza, que era pecado de idolatría, con penas de azote, horca o
fuego. La comunión entre la naturaleza y la gente, costumbre pagana, fue
abolida en nombre de Dios y después en nombre de la Civilización. En
toda América, y en el mundo, seguimos pagando las consecuencias de ese divorcio
obligatorio…”
Eduardo Galeano
El distinguidísimo escritor Uruguayo Eduardo Galeano escribió el texto
que encabeza este artículo como comentario para la Nueva Constitución de la República de Ecuador que, por primera vez en la historia
de la humanidad “occidental y occidentalizada” le devuelve un lugar preponderante a la naturaleza en la
vida de los hombres.
Es inútil y hasta tonto tratar de ignorar que el hombre y todos los seres vivos que
existen en el planeta tierra somos producto de la naturaleza. Cualquiera otra
teoría carece de bases científicas de sustentación. Sin embargo también es
cierto que desde que el hombre apareció sobre la tierra. se convirtió en un verdugo permanente de la
naturaleza. Primero, por verdadera necesidad buscaba en ella refugio y
defensa. Construía armas y en cuanto
descubrió el fuego empezó a destruir los bosques para proveerse de madera para
sus casas y para su consumo natural.
La naturaleza, madre amante,
jamás se dolió. Repuso y sigue
reponiéndose de los daños sin protesta alguna, pero…llegó con el tiempo la
codicia y la naturaleza se convirtió en
un bien de consumo y un producto comercial y el hombre empezó a destruirla ya
no por necesidad, sino por negocio, por avaricia. Empezamos a contaminar los ríos, los mares
con cuanta basura encontramos o causamos a nuestro paso y la naturaleza siguió
impávida en su natural restauración. Hoy
la situación ha variado y la naturaleza ya no está siendo capaz de restituir
los daños que le inferimos. Los primeros enemigos mortales han sido los grandes
avances del hombre. La industrialización, con la consecuente contaminación del
aire: la deforestación acelerada que ha sido
determinante en los cambios de clima y hoy, la contaminación de todas las
capas de aire que recubren nuestro
planeta con anhidrido carbónico y electricidad estática. Cada vehículo
terrestre, cada vuelo de nuestros potentes aeroplanos eleva el grado de
contaminación. Los derrames constantes de petróleo en los mares , la invención
de los “plásticos” de vida eterna, En el Océano Pacífico flota una inmensa isla de desechos de plástico indestructible.
En el fondo de los mares hemos depositado miles de toneladas de material radiactivo
de desecho y olímpicamente nos hemos desentendido de esa
dependencia forzosa con la naturaleza . Tal parece que competimos para ver
quién le causa el mayor daño, sin que nos importe un bledo que ese daño siempre repercuta en
todos nosotros. Destruimos todo, contaminamos todo…Inventamos la forma más
criminal de acabar con la vida y con el ambiente; la energía atómica y la
probamos en Hiroshima y Nagasaky en
agosto de 1945 y ….la amenaza de su uso nuevamente flota entre todos los super países
como forma de conservar su hegemonia…
Hoy, por fin, alguien con plena autoridad
moral y jurídica, la
Asamblea Constituyente 2008
Aprobó la Constitución de la República del Ecuador
señalándonos un camino que nunca debimos abandonar. En sus
artículos 14 y 15, establece:
Art. 14. Se reconoce el derecho de la población
a vivir en un ambiente sano y
ecológicamente equilibrado, que garantice la
sostenibilidad y el buen vivir, sumak
kawsay.
Se declara de interés público la preservación
del ambiente, la conservación de los
ecosistemas, la biodiversidad y la integridad
del patrimonio genético del país, la
prevención del daño ambiental y la recuperación
de los espacios naturales degradados.
Art. 15. El Estado promoverá, en el sector
público y privado, el uso de tecnologías
ambientalmente limpias y de energías
alternativas no contaminantes y de bajo impacto.
La
soberanía energética no se alcanzará en detrimento de la soberanía alimentaria,
ni afectará el derecho al agua.
Se prohíbe el desarrollo, producción, tenencia,
comercialización, Importación, transporte, almacenamiento y uso de armas
químicas, biológicas y nucleares, de contaminantes orgánicos
persistentes, agroquímicos internacionalmente prohibidos, y las tecnologías y
agentes biológicos experimentales nocivos y organismos genéticamente
modificados perjudiciales para la salud humana o que atenten contra la
soberanía alimentaria o los ecosistemas, así como la introducción de residuos
nucleares y desechos tóxicos al territorio nacional.
Sumak Causay, es simplemente
para los aborígenes de las etnias andinas, “… el buen vivir… ¿”Podremos aspirar los mexicanos a tener
algún día un “Sumak Causay ”?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario