Joaquín Ortega Arenas.
El año que se va, ha dejado a
nuestro querido y sufrido País una saga de desgracias y calamidades
difícilmente superables. Se desenmascaró la “Dictadura Perfecta” que
analizara el Premio Nobel Mario Vargas Llosa. El cambio anunciado para el año
2000, apareció como lo que fue, ¡una verdadera farsa! Realizada con
todos los “agravantes de la ley”, premeditación, alevosía, ventaja y TRAICIÓN. Con “premeditación” se había modificado el artículo 82 Constitucional
durante el sexenio trágico 1988-1994,
para prestar, ¡si, para prestar!,
al Gerente Nacional de “The Coca Cola Co.” Vicente Fox Quesada la Presidencia
de la República, con el compromiso de
devolverla cuando se le requiriera. Con ALEVOSIA, se violó el
sistema democrático, establecido
Constitucionalmente, empleando para ello todos los sistemas gansteriles a la
mano, incluido el engaño mediante todos los medios masivos de
comunicación, para que triunfara en verdad
y llenara de esperanza al sufrido pueblo
mexicano. El día de la toma de posesión, “fue
a misa, desayunó en Tepito y acudió al recinto legislativo a ser “ungido”
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA.
No pasaron 24 horas, y empezaron los dislates del rústico “Presidente”, que no cesaron sino hasta el
día en que, “Entregó el poder, en lo obscurito, en secreto como lo que era, un gánster,
a su sucesor que notoriamente había sido
superado en las preferencias del pueblo,
del pueblo, no de la casta Política corrupta, de “los dinosaurios”, como los
ha bautizado el verdadero pueblo mexicano. Entre sus peores acciones está el
haber empezado el remate de los bienes del País. Concesiones mineras,
principalmente a canadienses, mediante las
que se permite la explotación libre de tierras obtenidas en
arrendamiento a razón de $500.00 hectárea. De ese modo, se ha saqueado la
riqueza minera en una forma inimaginable, como se ha saqueado la petrolera y todo tipo de riqueza que había en
éste País, “El Palacio del Rey de Oros” que cantaba
nuestro poeta Ramón López Velarde.
Se acabó ese funesto sexenio y, tal parece que el préstamo del poder se
contrató a doce años, porque resultó
electo, en medio de fraudes de toda especie, otro miembro de “su Partido”, al
que tuvo que trasmitirle ese “poder” a las cero horas del 1 de diciembre de
2006, a obscuritas, en forma totalmente ilícita que los inefables “Medios
Masivos de Comunicación” legitimaron, quién sabe a qué costo, ya que esos “medios”, como suele decir nuestro Pueblo, “No
dan paso sin huarache”.
Otro sexenio perdido. Al Nuevo Presidente las condiciones de su elección
no le permitieron aparecer en público durante los primeros cinco años de su
mandato.
Con la indudable presión de
países extranjeros a los que las drogas heroicas causan mucho daño, inició una “guerra contra el Crimen Organizado”
que trajo como terribles consecuencias, mas de CIEN MIL MUERTOS como daños
colaterales: la separación total entre
la legalidad y el quehacer del Ejército y la Armada Mexicanas, que pasando
sobre todas las dizque garantías constitucionales asesinaron, ¡si, asesinaron! ,
a cuanto “sospechoso de narcotraficante
encontraron o inventaron. El REMATE del patrimonio nacional siguió a
pasos agigantados. El despilfarro y para terminar, la ya pactada “devolución a como diera lugar
del poder” a los dinosaurios. El rústico Fox, pidió a los miembros de “su partido”
que votaran por el candidato “opositor” y se retiró de nuevo a su feudo de
Guanajuato, a morirse “de risa”. Otra
vez, la misma historia iniciada en el
lejano año de 1884 que permitió a Porfirio Díaz gobernar durante más de treinta
años, ampliamente superada por Plutarco Elías Calles, que corporativizó
nuestras instituciones al más puro estilo fascista y a partir de 1929 en que inventó el P.N.R. que lleva ya ochenta y dos años en el poder,
incluido el préstamo ya relatado.
Hay algo que nos tiene inquietos. Los Partidos Políticos, carecen de principios, a secas. Son
verdaderos negocios en que los militantes, cambian de partido como de
calcetines. Donde esté el dinero que regala el Estado, allí los encontrarás.
Pero ¿…cuanto tiempo más aguantara el “sistema?
Los mexicanos suelen aguantar todo, pero en nuestra historia podemos
hallar TRES, ¡TRES! estallidos de
odio que han costado más de dos millones
de vidas y el rezago en todos los órdenes de cualquier desarrollo sustentable. Aunque
traten de ocultarlo, seguimos siendo un País medioeval.
¡CUIDADO!
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