Joaquín
Ortega Arenas.
Acaban de
tomar posesión como Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
un eficaz y justo funcionario del Poder
Judicial y un verdadero desconocido y desde luego desconocedor de lo que es la
función más delicada de todas las que hay en el desempeño del poder, la del que
tiene que impartir justicia.
Desde luego,
ambos nombrados por el “señor Presidente
de la República”, cuyas designaciones
fueron acogidas mansamente por los “independientes” senadores de la República.
Esta
situación que rompe la existencia de una verdadera democracia, no es nueva.
Se viene repitiendo desde que en el año de 1914. Un
generalote jalisciense al que sólo recordamos como “el usurpador” se apoderó del poder
asesinando el Presidente y así lo “Decretó”, terminando de un sablazo con la
elección democrática de los funcionarios judiciales. Nació la nueva forma: La designación a capricho.
Llegó después navegando en un charco de sangre,
un rico hacendado norteño que tuvo la ocurrencia de reformar la Constitución de
1857 y, desde luego le encantó la idea de acabar de asesinar a la justicia
mexicana, mediante ese sistema de
elección presidencial de los miembros de la Suprema Corte, inventada por el
”usurpador”, con la que desde los
tiempos de otro de nuestros “héroes
políticos”, a quién el siempre sabio pueblo había motejado como “quince uñas”
porque le faltaba una pierna, venerado y copiado en todas sus disposiciones y
gestos por todos, absolutamente todos los gobernantes que lo han sucedido, (excepción hecha de Benito Juárez y los
hombres de la reforma), asesinó la “soberanía” de los dizque “Estados Libres y Soberanos ” que conforman nuestra República, al
centralizar en el Poder Judicial Federal la última palabra en cualquier litigio
de cualquier índole que se suscite en el País. Se duplicó, triplicó y
centuplicó el aparato “judicial” y hoy padecemos de miles de tribunalitos
dizque impartiendo justicia. El pueblo, siempre crítico acertado ha concluido
en que La justicia no se imparte, “se reparte al mejor postor”
Obviamente,
estas disposiciones han dejado coja y ciega a nuestra aparente democracia, para
convertirla en lo que el premio nobel, Mario Vargas Llosa ha llamado, la
“Dictadura Perfecta”.
El señor
Presidente, designa a los funcionarios
encargados de “repartir” todo tipo de justicia en última instancia, justicia que el sabio “quince uñas”, centralizó en el “poder judicial federal”,
olvidando que los Estados que componen la Federación, son “libres y soberanos”. Sin reparar siquiera en que
en una democracia, verbi gracia, la norteamericana, son directamente electos por el pueblo desde
los gobernantes, hasta los “fiscales”,
jueces, funcionarios policiacos, etc. El resultado es el que los mexicanos
tenemos a la vista, castrados como estamos por costumbre o miedo. No hay
democracia, no hay justicia, solo “mangoneo” del que nadie escapa, excepción hecha de los “beneficiarios de ese
estado de cosas”.
Basta leer,
y aconsejamos a nuestros amigos lo
hagan, el Diario de los Debates del Constituyente 1916-1917 un voto particular
emitido el 22 de enero de 1917 por el JURISTA guanajuatense HILARIO MEDINA ASI
CON MAYUSCULAS, y su opinión sobre el “PRINCIPIO OTERO”, LA PRIMACÍA DE LA JUSTICIA FEDERAL
SANTAANISTA, Y LA SOBERANÍA ACTUAL DE NUESTRS ESTADOS “FEDERADOS” para tener
una idea del nuestro estado actual de cosas. Obviamente, como tenía que suceder
y sigue sucediendo, la verdadera razón se hundió ante la estupidez general y
perdió esa votación por UNANIMIDAD de los señores diputados,…menos cuatro
votos.
Sin
embargo, nunca han faltado en el Poder
Judicial funcionarios rectos y probos, podríamos decir enamorados de su
sacerdocio, como uno de los dos que han entrado a formar parte de la Suprema Corte que estamos comentando. Por desgracia son la
minoría y vemos con inusitada frecuencia que los atropellos del Poder Ejecutivo
a la Constitución, como han sido el despojo de sus pensiones a los trabadores,
los impuestos siempre al alza en forma ilícita, en especial el impuesto
predial, el costo de los servicios públicos, combustibles, energía
eléctrica. El “nobilísimo” impuesto al
valor agregado, el impuesto sobre la tenencia y uso de vehículos automotores, del que en un principio la justicia federal otorgó
su “protección y amparo” HAN SIDO REVOCADOS POR SIMPLES “CONTRADICCIONES DE
TESIS” que convierten esos abusos en
MEDIDAS Y DISPOSICIONES DENTRO DE LA CONSTITUCION Y SUS MANDATOS, Y
muchos, pero muchos más , que nunca
alcanzan unanimidad y revocan miles de
amparos concedidos desde hace muchos años, repitiendo el mencionado e infalible
sistema de “contradicción de Tesis”, aprobada por siete votos en contra de los
cuatro ministros “incómodos”.
Siempre hay tres
o cuatro Ministros “incómodos” (en los últimos años, Genaro David Góngora Pimentel,
Juventino Castro y Castro, Juan N. Silva Meza, Olga Sánchez Cordero, Arturo Zaldívar
y alguno otro más) que se niegan
a “comulgar con ruedas de molino” y
Funcionarios
“comodísimos”, como el inefable
Marianito Azuela Güitron, afortunadamente ya jubilado ¿Qué los tribunales
electorales qué?—No sé, pero, hieden.
Para guardar una imagen de la “justicia”, se ha hecho costumbre, que los señores
presidentes de la República, designan tres por uno. Para la “cargada
tres, para la imagen, uno”, y eso es lo que ha sucedido en ésta última
ocasión y desgraciadamente, como dicen los italianos,…
“…et cusi il mondo mal
va…”
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