3/06/2014

AMNESIA O TONTERÍA.


Joaquín Ortega Arenas.

En nuestro querido País,  todos, pero todos los mexicanos, o carecemos de memoria, o de plano somos tontos de capirote.
Nuestra historia, que no miente, nos presenta lo que ocurrió cada día y cada hora en este País que vive de milagro sin que nada se haya convertido en experiencia. Al “tanteo”, como señala nuestro pueblo, abrimos los textos que se refieren a la Guerra de Reforma, y nos encontramos,  con la opinión del Papa  Pío IX én apoyó a  la invasión de México por los franceses en el año de 1862. La iglesia católica estaba fuertemente disgustada con la aplicación de las Leyes de Reforma en México. La encíclica del Vaticano Quanta cura, incluía el Syllabus errorum que era un catálogo de infracciones a los presuntos derechos de la Iglesia en que incurrían, en Europa y en América, gobiernos de países antaño sometidos al dominio eclesiástico.

"Levantamos nuestra voz pontificia con libertad apostólica en esta vuestra plena asamblea para condenar, reprobar y declarar írritos y sin ningún valor los mencionados decretos"
                      papa Pío IX respecto a las Leyes de Reforma en México.

Seguimos hurgando en las amarillentas páginas del libro en consulta, y  topamos  con que, el día 5 de mayo de 1867 se cumplía un aniversario más de la Batalla de Puebla. Los liberales celebraban por todo el país, en especial en la sede del gobierno de la República en San Luis Potosí y entre las tropas de Querétaro. El Presidente Benito Juárez habló desde el balcón principal ante una multitud que se reunió frente al Palacio Nacional provisional. En su discurso dijo:

"Pueblo de México, amados conciudadanos, el baño de sangre por el que ha pasado la República no podrá ser olvidado jamás. La sangre de vuestros hijos, la sangre de vuestros esposos, la sangre de vuestros padres, no será derramada de manera inútil porque al afianzarse la República se afianza la soberanía nacional". Y el concierto de todas las naciones admirará a este pueblo, hoy y por los siglos hasta siempre jamás, recordad esto, no podemos flaquear, tenemos que seguir adelante porque nuestra recompensa será la gloria eterna y el respeto de todos los pueblos y naciones que sabrán que México no es lugar donde venir a buscar aventura ni rostrar batalla para someter a un pueblo a la esclavitud. En este momento os digo, ¡mexicanos!, la libertad es una realidad, la libertad es un ejemplo para todas las naciones y los pueblos y orgulloso estoy hoy de ser el presidente de los mexicanos por que la nación realmente es hoy madura, hoy respetada, hoy temida, hoy bravía, hoy fuerte, y esta lucha será el inicio, el comienzo de una grandeza que nunca acabará."

No quiero, ni pienso emitir opinión alguna en relación con los textos trascritos. Invito a mis lectores, para que, desposeídos de cualquier partidarismo, y prejuicio,  mediten si la patria en que vivimos hoy,  se parece a la que vivió el “indio” Juárez, la que lo hizo pronunciar el discurso en medio de esta nueva guerra que continuó con los destrozos de la Invasión Americana.
Encontramos también en el mismo texto, otro pasaje verdaderamente criminal en el que el patricio lanzó una tremenda acusación, que reproducimos en seguida:
Sebastián Lerdo y Benito Juárez veían que el ejército republicano tuviera todo para salir avante en su empresa. En eso llegó al Palacio Nacional provisional de San Luis Potosí el gobernador liberal de Guanajuato, León Guzmán. El Bajío era entonces la única región que proveía con víveres al ejército republicano. El gobernador de Guanajuato se entrevistó en reunión privada con Sebastián Lerdo y Benito Juárez. El presidente lo saludó, lo abrazó y le dijo "sabemos de las quejas sobre el mal uso del dinero..., dígame que pasa en Guanajuato". El gobernador Guzmán les dijo: "Los rancheros de Guanajuato, algunas áreas de Querétaro y el Norte de Michoacán se pusieron de acuerdo para subir los precios exageradamente. No tenemos dinero para pagar." (En referencia a los víveres para el ejército republicano).
Juárez dijo:

 "No puedo creer que los hacendados de la región piensen más en su beneficio personal que en los inmensos sacrificios que la patria hace por darles orden y paz; mándame una lista de todos los rancheros y agricultores, por ahora no podemos ponerlos en nuestra contra, pero luego los castigaremos. Este egoísmo no tiene límites". Una vez que el gobernador se fue Sebastián Lerdo le preguntó a Juárez que lucía muy triste: "¿En qué piensa Don Benito?", respondió: "En el egoísmo humano Don Sebastián, a mi me ha costado dos hijos esta guerra, Toñito y Pepito, pero hay quienes solamente piensan en bienes materiales. ¡Vea estos precios! ¡Hasta 4 veces más caro está el cuarterón de maíz! y créame no sé si por ser indio o por qué, pero no los entiendo, no entiendo a quienes se quieren enriquecer de la miseria, de las masas, del dolor y del sufrimiento de los otros, pero estaremos atentos Don Sebastián, ahora dejaremos que se hagan ricos, después ya les cobraremos impuestos terribles para devolver esa riqueza a las manos de la nación. Dejemos que se ilusionen, tarde o temprano se hará justicia. Ardo en deseos de que esta guerra se acabe, ¿Por qué siempre es el pobre el que sufre más? ¿Por qué siempre es el pobre el que lo tiene que dar todo mientras que otros se abrazan y se envilecen buscando sólo la riqueza material?, pero ay de aquellos que lo han hecho porque si yo sigo siendo el presidente ¡lo pagarán! lo juro ante usted."

El ejército republicano se tuvo que abastecer de altísimos costos por lo que los impuestos en la región de Guanajuato se tuvieron que subir al doble y luego al triple.
¿Será que somos amnésicos, o….?   Acaso la forma en que vivimos ha cambiado….


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