Joaquín
Ortega Arenas.
Los enmascarados, no son ninguna
novedad. Desde la Edad Media, los verdugos oficiales y los asesinos y ladrones
usaban mascaras. Cobran fama los
asesinos enmascarados con la Ópera en
tres actos de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Antonio Somma (1833),
“El Baile de Máscaras” en el
que aludió al asesinato del rey Gustavo III de Suecia como resultado de una
conspiración política contra él. Recibió un tiro disparado por un “enmascarado”
mientras estaba en un baile de máscaras y murió por sus heridas 13
días más tarde.
En México, los asaltantes y asesinos “enmascarados” han sido tradición
diaria. En nuestra literatura, “Astucia
el jefe de los Hermanos de la Hoja o los charros contrabandistas de la
Rama, es una amena novela escrita por Luis G. Inclán
en el año de 1865, durante el Imperio de
Maximiliano, en que Luis
G. Astucia, El jefe de los Hermanos de la hoja o los charros contrabandistas de
la Rama, para burlar a las autoridades en el tráfico del tabaco en rama, se
ve precisado a todo tipo de argucias, hasta enmascararse para no ser detectados
en la noche.
Don Manuel Payno, en “Los Bandidos de Río Frío”, escrita a
fines del Siglo XIX, nos relata las aventuras delincuenciales de un grupo de asaltantes y asesinos que
atacaban las diligencias que iban y
venían a, y de Veracruz por ese paraje a 65 kilómetros de la Capital,
siempre enmascarados. Los encabezaba un
personaje motejado como “el Coronel Relumbrón”,
jefe del estado mayor del Presidente Santa Anna. Detenido después de
numerosas fechorías, es ejecutado mediante el “garrote vil” en la Plaza
pública.
Desaparecieron por muchos años
los “enmascarados”, y solo volvieron a aparecer
en pleno siglo XX y hoy en el XXI, haciéndose notorios cuando un grupo
de “marinos” enmascarados localizó y
asesino, a un delincuente apellidado Beltrán Leyva en la Ciudad de Cuernavaca,
Mor, “…Según fuentes de la Marina, El Jefe de
jefes del cártel de Sinaloa cayó, junto con cuatro
de sus escoltas, tras el choque que se originó en el interior del
conjunto habitacional, "Altitude"…” La historia no acabó en ese
momento. El teniente de marina que comandaba a los “enmascarados” fue masacrado unos días después en Boca del Río,
Veracruz, con toda su familia.
Las
intervenciones de marinos, soldados y policías enmascarados en todo tipo de encuentros con “el hampa organizada”
se han convertido en algo que no llama la atención y difunde la prensa sin
ningún recato, cosa normal, diríamos, solo que “el mal ejemplo cunde”, y no deja de
ser cierto que la máscara es un recurso cobarde para cometer todo tipo de
abusos.
Hace unos
días, un grupo de 14 “valientes enmascarados” destruyeron
una ventana del edificio de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de
México, que es “Patrimonio de la
Humanidad” y se parapetaron con toda impunidad en él.
Increíblemente,
han manifestado su solidaridad con esos hamponcetes muchas personas, que exigen
sean tratados como “verdaderos héroes”, ¡estudiantes no oídos en sus querellas! Mi deformación Profesional (Licenciado
en Derecho) no me permite creerlo, vaya,
ni siquiera pensarlo,
Tenemos la certeza que unos enmascarados
violentos y delincuentes por la forma en que han actuado, ¿son siquiera
estudiantes de la UNAM? ¿Conocemos alguna razón válida para su inventado
descontento? ¡NO! Entonces, ¿porque los protegen las autoridades
universitarias? ¿Acaso el hecho de tratarse de una Institución Autónoma es
suficiente para “apapachar” delincuentes desconocidos y no permitir a la
Policía que procedan en defensa de la
sociedad y de la Universidad misma?
La
actuación del Rector José Narro, hasta
antes de este malhadado suceso ha sido excelente. Como abogado debo respetar el
viejo consejo “desconfía y acertarás”
y, no desconfío de las Autoridades
Universitarias, pero si vislumbro “mano negra” gubernamental en estos acontecimientos. La cultura siempre ha sido un enemigo
natural de la incultura.
¿Qué
podemos hacer los universitarios?
¡Apoyar a nuestras autoridades legítimas, y
unificarnos para que cese esa hostilidad hacia nuestra Alma Mater y se proceda
conforme a la ley en contra de éstos hampones “enmascarados”!
De otro modo, nos seguirán gobernando “los
enmascarados”.
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