9/19/2013

“LA PLAZA DEL VOLADOR.”

    
Joaquín Ortega Arenas.

Para todos los mexicanos,  nuestra historia pre-hispánica  nunca existió. México nació el 13 de agosto de 1521 cuando los conquistadores españoles y sus “aliados” se dieron a la tarea de asesinar a los “naturales” y derribar  todas las construcciones que en la ciudad existían, hasta no dejar piedra sobre piedra.
Todos los progresos obtenidos durante más de tres mil años por la civilización más antigua de la tierra, sobre todo el calendario mesoamericano, fueron borrados en aras de la idea “cristiana” de que el sol daba vueltas en derredor de la tierra, que subsistió hasta los siglos XVII y XVIII  en la Vieja Europa.
Nuestros antepasados remotos, que profesaban lo que el Diccionario de la Lengua Española define como
Religión natural.1. f. La descubierta por la sola razón y que funda las relaciones del hombre con la divinidad en la misma naturaleza de las cosas.~
iniciaron la cuenta del tiempo desde 3224 años antes de Cristo,  el 13 de agosto del año 3224 ( Calendario Juliano ),  derivada exclusivamente de la observación constante del cielo y los rayos solares que desde el amanecer hasta el anochecer  iba siendo captada por la sombra  de un alto palo (26 metros aproximadamente) cuya sombra  cambiaba minuto a minuto, segundo a segundo y de ello derivaron su temprano conocimiento  de la rotación y traslación del planeta tierra en lapsos de 365.23 días.  Sus “calendarios no han sido jamás igualados. Sus observatorios “solares, “(sunny wachters, los llaman los arqueólogos norteamericanos de la Universidad de Nuevo México) y espejos de agua (a los que llaman “Smoky Mirror) que utilizaban para estudiar  los astros y su movimiento,  que llamamos equivocadamente  “patios hundidos” siguen siendo un misterio , al grado de que,  es muy probable que en la plaza mayor de la Ciudad de Tenoxtitla,  haya existido uno de los mayores, probablemente ubicado desde la traza urbana de la Ciudad Prehispánica,  orientado de oriente a poniente, con la variación que determina el paralelo en que se construyó,  ( entre los paralelos 19º 36’ y   19º.03’ latitud norte), y no lo hemos ni siquiera imaginado,
Lo  poco que sabemos acerca de la verdad de lo ocurrido en la gran urbe mexica, lo derivamos de La Historia verdadera de la Conquista de Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, las Cartas de relación de Hernán Cortés al Rey Carlos I, y las Crónicas de Indias.
Nuestra historia comienza, como ya señalamos, el 13 de agosto de 1521, y  en el lugar que hoy ocupa la Suprema Corte de Justicia de  la Nación, perfectamente delimitado por las calles adyacentes,  podría ubicarse el mejor  de los “observatorios” prehispánicos”
Cuando los conquistadores llegaron, el 8 de noviembre de 1519,  fueron alojados en el Palacio de Atzayacatl, (Hoy Monte de Piedad),  mientras el Señor de los Mexica ocupaba la parte oriente de la  Plaza, en la que construyeron después  el Palacio de los Virreyes,  hoy  Palacio Nacional.
Las ceremonias que cada 52 años celebraban nuestros antepasados para festejar un nuevo “ciclo” de 52 años,   se verificaron seguramente durante el primer semestre del año 1520,  y deberían culminar el 24 de junio con la ceremonia de “los Voladores”, que ya había sido vista por los españoles,  pero el 23  de mayo,  Pedro de Alvarado,  que había quedado al mando de la Plaza por la salida de Cortés a detener a Pánfilo de Narváez que venía a detenerlo,  llevó a cabo una matanza en la ciudad,  acusando  de idólatras a los “indios”.
El lugar que señalamos,  hoy ocupado por el edificio que alberga a la Suprema Corte de Justicia de la Nación,   durante el virreinato y después durante el México Independiente,  se llamó  “Plaza del Volador” que curiosamente tiene la orientación y medias exactas que conservan varios de los observatorios Astronómicos prehispánicos que subsisten en el Estado de Guanajuato y Jalisco, en especial uno ubicado cerca del Poblado de Abasolo,  en el que se reúne las características de un observatorio astronómico  dotado de un reloj solar, perfectamente orientado de oriente a poniente cuyas medidas conservan la tradición científica mesoamericana  de utilizar la cifra “13”; y un  patio hundido construido al oriente, con  una inclinación de 18º; de una medida aproximada de 60x80 metros, construido con cantera negra;  en seguida del cual sobre una plataforma como de doce metros del altura,  sobre el patio hundido, un enorme círculo cuyo diámetro es aproximadamente de cincuenta y dos pasos y  tuvo en su centro  un implemento construido en piedra brasa perfectamente redondo y profundo como para soportar  un alto madero, lo que nos hace presumir fundadamente que se trató de un reloj de sol en el que concluida la matanza y destrucción, se siguió realizando   la ceremonia y nuestros historiadores y cronistas se concretaron a llamar al predio,  “Plaza de El Volador.,
La ceremonia con que festejaban el fin de un “ciclo” mesoamericano de 52 años, que incluía el espectáculo de los Voladores,
 ( cinco personas ascienden a un palo de aproximadamente 26 metros ) y mientras en lo más alto, uno baila y toca la chirimía , los cuatro restantes descienden, cabeza abajo, colgados literalmente de reatas enrolladas en el palo, y tras trece vueltas, llegan simultáneamente al suelo, representaba un augurio para los cincuenta y dos años que se iniciaban. Cuatro “voladores” trece vueltas cada uno).
 Nuestros conquistadores llegaron  a destruir y saquear,  y lo hicieron a placer. Entre las primeras providencias  que tomaron  se encuentra la de desaparecer todo vestigio de civilización muy superior a la suya, “simplemente eran bestias porque no creían en el Dios Judío ni sabían el Padre Nuestro”.
La mayor de las ceremonias prehispánicas,  fue el que marcaba el inicio de un nuevo ciclo de 52 años, y el espectáculo de “los voladores”,  que ya describimos, debe  haber perdurado,  convertido en un acto circense,  tal vez como mofa de lo que representaba.
Frente al muro Sur del edificio que hoy existe, construyeron además, una pequeña capilla a la que llevaron un  “Cristo Negro”, que inicialmente se encontraba en la Catedral,   tal y como hicieron en la cueva de Chalma,  con el posible objeto de desviar el culto prehispánico por  “Tezcatlipoca, el señor del Espejo Humeante”, corruptor de Quetzalcoatl e iniciador de la embriaguez y los placees carnales que, de vergüenza se inmoló en una pira funeraria, y su corazón ascendió al cielo y es hoy, Venus. Un símbolo de la muerte y la resurrección que ha generado un culto sincrético, perfectamente conseguido.
“…Según una profecía, regresaría algún día, y esta creencia fue explotada por Hernán Cortés, a quien el rey azteca Moctezuma creyó Quetzalcóatl, que había vuelto para tomar posesión de su reino, cuando el conquistador desembarcó en México en 1519….”,             

 CONCLUYE LA LEYENDA pero, insistimos,  el predio que  ocupa la Suprema Corte de  Justicia, tiene la forma, orientación, superficie  y medias que el yacimiento  Arqueológico de San José Peralta, en Guanajuato y otros más en Jalisco, solo que la función del Alto Tribunal es otra, …debe señalar la justicia, la verdad y la razón…aunque en muchas ocasiones como siempre ha ocurrido,  nubarrones de tormenta, rayos y centellas, impiden al alto palo …proyectar su  sombra.

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