Joaquín
Ortega Arenas.
La mentalidad indo-europea que nos trajo la
conquista, se fundaba en el abuso de los fuertes sobre los débiles. Conquistas
salvajes, asesinatos en masa, violaciones. En una palabra. ¡ destrucción y muerte!
En la antigüedad “americana” todo era diferente. Nunca en la historia aparece que
una etnia destruyó a otra para arrebatarle todo lo que tenían, en especial el
don más apreciado por nuestros antepasados ¡LA LIBERTAD!
Los grupos más fuertes, imponían “tributos” pero respetaban la libertad
de los hombres y de los pueblos.
Salvador Díaz Mirón, nuestro incomparable bardo, escribió.
Al zar de las rusias ,
Ya fuiste bendecido y coronado,
esplendorosamente consagrado
en medio de una pompa sin igual;
óyeme, pues, escucha los consejos
de quién fue sin tu venia a los festejos:
¡Yo soy la Libertad!
esplendorosamente consagrado
en medio de una pompa sin igual;
óyeme, pues, escucha los consejos
de quién fue sin tu venia a los festejos:
¡Yo soy la Libertad!
Tú mandas cien millones de lacayos;
diez mil cañones que vomitan rayos
rompen en truenos a tu voz triunfal;
cuatro mares, esclavos de tu acero,
besan tus plantas imperiales pero…
¡Yo soy la Libertad!
diez mil cañones que vomitan rayos
rompen en truenos a tu voz triunfal;
cuatro mares, esclavos de tu acero,
besan tus plantas imperiales pero…
¡Yo soy la Libertad!
Sé bueno y justo porque Dios se irrita,
ama a ese pueblo que a tus pies se agita
con latentes hervores de volcán;
no me persigas más, dame la mano,
tiéndemela, si no… ¡Tiembla, tirano!
¡Yo soy la Libertad!
ama a ese pueblo que a tus pies se agita
con latentes hervores de volcán;
no me persigas más, dame la mano,
tiéndemela, si no… ¡Tiembla, tirano!
¡Yo soy la Libertad!
Éste hermoso País en que vivimos, con las honrosísimas excepciones del Segundo Conde de Revillagigedo, Benito
Juárez, José María Iglesias y Adolfo de la Huerta, ha sido gobernado desde
siempre por émulos de los “Zares
de las Rusias”, desgraciadamente ¡todo hemos olvidado! Nos
hemos convertido en nuevos “indo-europeos” desde el 13 de agosto de 1521 en que
la gran Tenoxtitla cayó en manos de los conquistadores que venían a “evangelizarnos”.
Desde su llegada impusieron los sistemas inventados en el Siglo XV , desde “…el 1 de noviembre de 1478 en que el Papa Sixto IV promulgó la bula Exigit sinceras devotionis affectus,
por la que quedaba constituida la Inquisición para la Corona de Castilla, y
según la cual el nombramiento de los inquisidores era competencia exclusiva de
los monarcas”, que el 17 de octubre de 1483, nombraron inquisidor
general al Fraile Dominico Tomás de Torquemada,.
De entonces, hasta hoy, los sistemas de dominación de los pueblos
son los mismos. “Delación anónima; secuestro y privación de la libertad y
detención, generalmente en cárceles secretas de las que en México, la más importante, fue sin duda el “La Fortaleza de San Juan de Ulúa”, a donde el piadoso Porfirio
Díaz enviaba a sus enemigos. Los procesos de convencimiento y castigo, son también
los mismos. Tortura física y tortura moral que en muchas
ocasiones se prolongan hasta la muerte del “culpable”.
Gobiernos van
y gobiernos vienen, y no tenemos duda de que los sistemas mencionados se han seguido empleando por todos. Es de hacerse
notar que los Tribunales del Santo Oficio solo conocían de los delitos de Heregía,
( no creer en Dios); Apostasía, (renegar de la creencia en Dios) y Simonía,
( que solo podía imputarse a clérigos) y desde que este País es País, las
autoridades penales las han
ampliado a “…conductas que pueda causar perjuicio al régimen gobernante…”
Hace unos años, se estableció en México que, para investigar cualquier conducta “sospechosa” , podían las autoridades “arraigar”
a cualquier persona y los “arraigos” se han venido aplicando a diestra y siniestra. Una
investigación verificada por el INEGI, (única dependencia intachable del Poder
Ejecutivo) arrojó cifras escandalizantes.
De más de mil quinientos
“arraigos”, se habían consignada solo a poco más de doscientas personas.
La existencia
del “Arraigo”, se determinó en reforma Constitucional del año 2008, en la que
se señaló que “….tratándose de delitos
graves, siempre que sea necesario para el éxito de la investigación, la
protección de las personas o bienes jurídicos o cuando exista riesgo fundado de
que el inculpado se sustraiga de la acción de la justicia…” pero
nunca ha sido “domiciliario”,
sino en locales generalmente secretos
señalados por las autoridades.
El clamor en
contra de los injustos e ilícitos “arraigos” llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, que determinó, por “mayoría” que las violaciones cometidas durante el
arraigo no se consuman “de manera
irreparable”, por lo que la Corte tendrá que analizar la constitucionalidad
del artículo 133 bis del Código Federal de Procedimientos Penales, que prevé el arraigo domiciliario en caso de “delitos graves”.
A pesar de
esos antecedentes, la “subsecretaria de Derechos Humanos de la
Secretaría de Gobernación de México, Lía Limón García, “… afirmó que las medidas de arraigo en 2013 se redujeron en un 50 por
ciento respecto a años anteriores. El plazo máximo de privación de la libertad
durante la búsqueda de pruebas es de 80 días, pero hay proyectos legislativos
avanzados para reducirlo a 35…” y de
hecho se negó a que nuestro País, cumpliera
con recomendaciones que Alemania, Austria y Bélgica realizaron para abolir la práctica de los “arraigos”, perenemente criticada por
los organismos de defensa de derechos humanos.
NI MODO, DEBEMOS SEGUIR SUFRIENDO EL PELIGRO, A VECES FATAL, DE SER VÍCTIMAS DE
ALGÚN “ARRAIGO” PROVOCADO “…POR
DELACIONES ANÓNIMAS…”
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