Joaquín Ortega Arenas.
La isla de Cozumel, en
el Caribe Mexicano, es una formación de
Roca caliza, en la que aparecen cenotes y restos de las antiguas civilizaciones
que llegaron a la isla durante el Siglo
II antes de la Era Cristiana,
en la que confluyeron grupos mayas procedentes
del Petén y maya-chontales de Tabasco y
Campeche. El nombre primitivo de la Isla fue “Kosom Lumil” en
lengua maya que significa “Tierra de Golondrinas” . En los adoratorios
prehispánicos explorados se veneraba a la deidad de la Luna, Ix Chel. La conquista llegó con Juan de
Grijalba en el año de 1518 que la bautizó como “Santa Cruz de la Punta Latina”. Durante el Siglo XVII fue refugio de piratas
y corsarios como Henry Morgan y Jean Lafitte.
En el año de 1847, se fundó el puerto de San Miguel. La isla permaneció marginada de toda
intervención con la matriz hasta que en el año de 1924, el gobierno de Álvaro
Obregón ofreció un subsidio de cuatrocientos pesos anuales y una superficie de
cerca de 80 hectáreas
(de San Miguel a la Caleta)
a quien realizara su ocupación permanente, que fue otorgado a Francisco Villanueva.
Varios años después de
concluida su concesión, Villanueva vendió a
Fausto Nasim Joaquín Ibarra, quien activo y emprendedor construyó
hoteles y villas, gestionó la llegada de aviones encargándose de la Compañía Mexicana
de Aviación en Cozumel y en poco tiempo se transformó en el factotum de la vida
de Cozumel y poco a poco, de la vida del Estado de Quintana Roo. Es padre de Pedro Joaquín Caldwell, diputado,
senador, Gobernador del Estado y hoy Presidente del Partido Revolucionario
Institucional .
Para nadie es un
secreto la carrera política de Vicente Fox Quesada, derivada de lo que Lenin señalaba: “En
ocasiones se requiere para el gobierno de un tonto útil”. En el sexenio
trágico 1988-1994, siendo Vicente Fox Quesada diputado federal por Guanajuato,
en plena Cámara de Diputados, se calzó unas orejas de burro y bailó frente al
Presidente de la República,
algo que sólo se le ocurriría a un tonto. Seguro ese acto teatral y cómico
determinó que se modificara el párrafo primero del artículo 82 de la Constitución, para que un hijo de padre o madre extranjero
pudiera ser electo Presidente de la República. Sólo
faltó, tal vez por decoro, dirigir personalmente esa reforma y Vicente Fox Quesada fue electo Presidente de la República “aparentemente por el Partido (de) Acción Nacional”, sin
que ello determinara, de ninguna manera, el olvido de la forma en que esa
elección se llevó a cabo.
“Haiga sido como
haiga sido”,
en 2006 resultó electo otro miembro del Partido (de) Acción Nacional que como solía decir el Maestro Daniel Cosió
Villegas, con “su modo personal de gobernar”
se salió de la ruta “foxiana” y resultaba casi forzoso rectificar el
camino.
De Vicente Fox era el error, y él debía ser el
encargado de esa rectificación, y como por ensalmo, Vicente Fox de convirtió en activo y feroz vocero y propagandista del Partido Revolucionario
Institucional
En verdad nada tienen
de extraño en este País, “…tan lejos de Dios y tan cerca de los
Estados Unidos…”, como lo tildara Porfirio Díaz, que estas cosas sucedan. Sin embargo, sí resulta extraño que ese cambio se hubiera
verificado después de la
Semana Santa, en que el Señor Presidente de la República “vacacionó con su familia” en el
feudo de Don Fausto Nassim Joaquín Ibarra.
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