Joaquin Ortega Arenas.
¡No, desde luego que no! No nos estamos refiriendo a la Opera compuesta por Giuseppe
Verdi,
inspirada en el asesinato del Rey
Gustavo III de Suecia en el año de 1792 en un Baile de Máscaras. Los personajes son similares a nuestros
“políticos” pero hay una profunda diferencia en el asesinado. En México, se ha
asesinado a nuestro México y todo lo demás ha sido una lucha inútil y
sangrienta por los despojos.
En este
espacio vamos a relatar lo que ha pasado entre el primer domingo de julio de 1934 y el ya próximo 1 de julio de 2012.
La sucesión de crímenes, motines, asesinatos y
abusos a la que llamamos “la revolución mexicana”, a decir verdad, sólo ha sido un verdadero
“Baile de Máscaras” que el ingenio popular ha definido en versos y refranes
sueltos cargados de odio y del veneno que conlleva el odio. Allá por el año de
1940, escuché…
“…de Oaxaca vinieron dos
caudillos…
De
Coahulia, dos caudillejos…
De
Sonora dos grandes pillos y…
De Michoacán dos pendejos…”
Supuse
entonces que el verso se refería a Juárez y Díaz: Madero y Carranza: Calles y
Obregón y obviamente Ortiz Rubio y
Cárdenas…” y en medio del sexenio
delirante (1934-1940), ilustró la idea que tengo de las máscaras el Cómico
Roberto Soto en un sketch en el que platicaba con su esposa en el mundo real y
en el mundo teatral. “—Oye vieja--,
decía el cómico--cómo se parece el Chango Casanova ( un afamadísimo
boxeador) al señor presidente--. Cómo viejo, si el señor presidente es
trompudito pero tiene sus ojitos verdes--- No vieja, no en el físico sino en
que fintan con la izquierda y dan
tremendos trancazos con la derecha…”. Hoy pasados los años tengo que
reconocerlo. ¡qué razón tenía Soto! El
“señor presidente” escondía tras una máscara la verdadera realidad de su persona
y sus intenciones. Había heredado del Jefe Máximo de la Revolución (Plutarco Elías
Calles) el sambenito del asesinato de
Carranza y el “Plan Sexenal”
aparentemente “de izquierda” , pero en verdad fascista que introdujo en México
un cáncer del que se han aprovechado todos sus sucesores. El corporativismo
cuya definición y aplicación en nuestro sufrido país debemos al connotado
maestro de la Universidad
de Guadalajara Don Héctor Barba García y
en espera que no le moleste, copiamos a continuación sin su previo permiso:
“…Desde la promulgación de la Ley Federal del Trabajo de 1931 se generó una
grave desviación de sus principales instituciones -sindicatos, contratación
colectiva y huelga- provocada por una parte, por la práctica casi generalizada
de afiliación forzosa de los trabajadores sindicalizados al partido político
creado por Plutarco Elías Calles para controlar a las diversas facciones
revolucionarias, sujetándolos al control corporativo del voto y de sus sindicatos,
por otra parte, mediante el sistema de registro desde su constitución y durante
su vida orgánica. Desde entonces la compensación a los líderes por el servicio
de afiliación partidaria de los trabajadores, fue incorporarles a los poderes
públicos como senadores, diputados, munícipes y hasta gobernadores, siguiendo
el ejemplo de su precursor el líder de la CROM, Luis N. Morones, Secretario de
Industria, Comercio y Trabajo de Don Plutarco. Mas tarde, en 1972, a la creación del
INFONAVIT, acreció la premiación y los señores líderes del sindicalismo
corporativo pudieron incidir con gran éxito financiero en el negocio de la
construcción de casas para los trabajadores.
En cuanto a los
empresarios, en 1936, se legisló instituyendo como un solo organismo funcional
la cámara de industria y comercio y posteriormente en 1941, en la Nueva Ley de
las Cámaras de Comercio y de las de Industria se estableció su separación y que
las cámaras de comercio y las de industria y sus respectivas confederaciones
son instituciones públicas, autónomas, con personalidad jurídica, controladas
desde su registro y del de sus socios por la Secretaría de Economía Nacional y
constituidas por todos los comerciantes e industriales y con los principales
objetivos de representar los intereses generales, fomentar el desarrollo y ser “órganos de consulta del Estado” del
comercio y de la industria nacionales, esto es colaboradoras del Estado así
funcionaron artificialmente impulsadas y controladas hasta el distensionamiento
operado por la declaración de inconstitucionalidad de la afiliación forzosa
declarada por la Suprema Corte hace pocos años.
¡No
nos engañemos! el régimen corporativo en que vivimos no es de izquierda, es de
extrema derecha, fascista y a partir del sexenio trágico, (1988-1994) nos ha traído además la corporativización de
la vida política de México al establecer constitucionalmente la formación de
partidos por el Estado, financiados y
mantenidos por el Estado, controlados desde luego por el estado, y no sólo eso, se ha reformado la Constitución para dar
entrada a hijos de extranjeros a la Presidencia de la República, y en un
verdadero exceso y contraviniendo los tratados que estamos obligados a
respetar, como lo es la Carta
de las Naciones Unidas, retirar a la
vida la protección constitucional, modificando el segundo párrafo del artículo 14
de la Carta Magna.
Sólo como comentario, los sesenta mil
muertos durante este régimen, “no existían para la ley fundamental de México”.
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