9/08/2008

¿UN ESTADO “HAMPON?

Joaquín Ortega Arenas. Asistí hace algunos días a una reunión de distinguidísimos “filósofos”. Todos Los temas de plática, variados e interesantísimos, atraían mi atención de ignorante, que iba de un lado a otro sin saber a que grupo agregarse. Hablaban de cosas tan interesantes, que en verdad resultaba muy difícil escoger a cual de todas sería mejor atender. Sin embargo, en un grupo de graves y cultísimos intelectuales, uno de ellos, insistía en resaltar que es posible que un Estado, mejor dicho, el gobierno de un estado libre y soberano, cuyos miembros se suponen electos democráticamente por el pueblo con la esperanza de encontrar, como lo es la meta siempre anhelada, mejores condiciones de vida para todos, actuara abiertamente con los propósitos mas turbios y nefastos para explotar a sus gobernados, y lo que es peor, los oprimiera brutalmente para evitar que siquiera se dieran cuenta de la situación en que vivían, obligándolos a concentrar todos sus esfuerzos y pensamientos al simplísimo deber se mantenerse con vida, precaria por las carencias tan exageradas impuestas a toda la sociedad, a modo de que su único propósito fuese mal vivir. Me pareció interesante ese punto de vista y con asombro increíble le escuche apuntar: --No me explico como se ha llegado ( en un País imaginario, desde luego), a un punto en que los gobernados permiten una alza constante e injustificada en los precios de todos los energéticos, muy por encima de las posibilidades económicas generales de la población. Sube, día con día, minuto a minuto, segundo a segundo, el precio de la electricidad; el precio de las gasolinas , el precio del diesel, insumos a cargo del propio estado, con el inmediato reflejo de esos aumentos en todos los artículos de primera necesidad. Suben día con día, minuto a minuto segundo a segundo los impuestos en general, y en forma muy especial, el impuesto predial que, constitucionalmente debería ser inalterable y sin embargo, contrariamente a lo señalado en la Constitución , hace mucho tiempo que dejó de ser “proporcional y equitativo”. Ya la capacidad económica del causante quedó solo como un principio obsoleto. Hoy determina el importe de los impuestos la necesidad de una administración pública voraz, y de ese libertinaje tributario, deriva el muy alto costo de la vivienda que, sube al igual que todos los insumos, día con día, minuto con minuto, segundo con segundo sin que las autoridades judiciales, ¡ay, las autoridades judiciales! antes encargadas de “velar por el cumplimiento de la constitución y las leyes que de ella emanen,” trate siquiera de servir al pueblo que les paga y pongan remedio. Lo que es peor. Tras larguísimos y costosísimos procedimientos, validan con sus resoluciones esos atropellos , y ¡nadie protesta! Calló por unos instantes el alarmado filósofo sin que a nadie se le ocurriera interrumpir sus pensamientos, hasta que volvió a romper el profundo silencio que sus acusaciones provocaron, y, casi arrastrando las palabras, señaló. -- Para llegar a esa situación, es casi seguro que se han valido del terror. La inseguridad está al día, en todos los órdenes de la vida. Hay inseguridad personal. Secuestros y “desapariciones” , en las que flota la sospecha de que son verificados por agentes del mismo poder. Solo salen a la luz pública aquellos que afectan a los ricos, pero igual son víctimas de ellos los miserables. Nada es más inquietante que verse seguido por la policía misma. Uno imagina las peores cosas y los más inesperados peligros. El terror “fiscal”, es un constante azote de los contribuyentes.. Día con día, minuto a minuto, segundo a segundo, cambian las reglas gubernamentales para la fijación y cobro de impuestos y derechos. Estos últimos que, deberían ser un reflejo fiel del costo de los servicios que presta el estado, se han convertido en una jugosa fuente de “ingresos” ilícitos. Solo como ejemplo les relato, --dijo—que por una copia cuyo costo no excede a diez centavos, cobran hasta diez pesos, más la gratificación, que se ha vuelto institucional y que hay que dar al empleado encargado de sacarla. .. y si no la das, no hay copia. Tomó nuevamente aire el atribulado filósofo y volvió a la carga, ---Para donde quiera que vuelvas la vista solo vas a encontrar corrupción y más corrupción. Si transitas por una banqueta, tienes que hacerlo con la vista baja. De otro modo, te matas con los hoyancos, remiendos mal hechos, pedazos por dondequiera de materiales que debieran ser permanentes y que no resisten la primera lluvia de la temporada sin que lo que se pagó a precio de concreto se disuelva materialmente y deje ver que solo era arena y grava.. Si transitas en automóvil, baches, hoyancos, pavimento que tampoco resiste a las primeras gotas de agua que caen en el mes de mayo de cada año…todo, producto de la corrupción de autoridades y contratistas. Es una verdadera veta de oro la “conservación” de calles y caminos…no hay trámite, legal o administrativo que no requiera de dádivas y “mordidas”. En cada servidor público tienes un enemigo que solo con ese sistema te toma algo de cariño. Los servicios de salud, que en Cuba son totalmente gratuitos, sencillamente no existen. Los hospitales carecen hasta de algodón. El que llega a un centro oficial de salud, es casi seguro que muera antes de que siquiera noten su presencia. Calló nuevamente, y ya no pudo seguir con sus quejas, Tuvo que retirarse del grupo para dominar el llanto que le obstruía la garganta. Un tercero que había escuchado con toda atención la disertación, intervino para decirle al filósofo: Maestro: Está usted olvidando el meollo de esta situación. La inmunidad de la que gozan todos los delincuentes causantes de la situación, y su consecuencia, la impunidad total de la que ellos mismos se han dotado desde siempre. ¿Será esto cierto? me pregunté. ¿Será posible?