3/27/2008

I N J U S T I C I A

Joaquin Ortega Arenas.
Un amable lector de este espacio, “memorioso” , como solía llamar Jorge Luís Borges a aquellas personas que todo guardan en su memoria, me ha hecho el favor de recordarme que hace más de treinta años, publiqué una revista que llevaba el título de este ensayo y respecto a la cual un alto funcionario del Poder Judicial me comentó que “quemaba”. Contesté a ese comentario explicándole que no era la revista la que quemaba, sino los atropellos que cometía, impunemente, el Poder Judicial, atropellos cuya difusión y comentario, de ser falsos, podrían dar lugar a una acusación penal en mi contra, acusación que afortunadamente nunca llegó. La revista tuvo una vida de poco más de cinco años. Terminó por que como suelo comentar, “ me aplicaron la ley de imprenta”, es decir, no me vendieron papel que en esa época era controlado por un organismo estatal. Esa misma suerte corrió la Revista “Política”, que publicaba mi querido e inolvidable amigo Manuel Marcué Pardiñas, y se imprimía en la misma empresa editorial, a la que igual que a “Injusticia”, le aplicaron la ley de imprenta. Me invita a incluir en este espacio comentarios que antes hacía “Injusticia”, por que estima que hoy, como nunca antes había sucedido, la corrupción ( de los funcionarios judiciales) es ya incontrolable y, aunque no sean el propósito fundamental de este espacio, incluiremos algunos en el. Obviamente, empezaremos con denuncias de “arriba hacia abajo”, es decir con las irregularidades dudosas en que nuestros supremos jueces incurren, pues, como comentamos ya en algún otro ensayo, allá en las postrimerías del Siglo XVIII, el Segundo Conde de Revillagigedo fue sometido de juicio de residencia al dejar su mandato y el fiscal le echó en cara haber encarcelado a los funcionarios judiciales “del crimen”, contestó tajantemente: “ Su majestad me envió a la Colonia a acabar con la corrupción y la corrupción solo existe en donde la justicia lo permite”. La corrupción de la justicia, se ha verificado, se verifica y aparentemente se seguirá verificando por “estamentos”. Primero el intocable Gobierno . Ningún acto o irregularidad de cualquier autoridad que pueda ser combatido por medios del Poder Judicial, ya sea mediante el ya anacrónico Juicio de Amparo, o de la vía ordinaria ante los Jueces de Distrito o del fuero común, tiene porvenir de ninguna especie. Solía decir Don Rafael Ángel de la Peña , ilustre maestro universitario del pasado que no basta enseñar con el precepto, sino es necesario el ejemplo para que la enseñanza sea válida, y empezamos con un grotesco ejemplo para ilustrar el primero de los casos comunes y corrientes de corrupción judicial a favor del gobierno que nos viene a la memoria: Una anciana que como único patrimonio tenía un predio en la zona urbana de la Ciudad de Naucalpan, se encontró con que al mismo le había surgido de la noche a la mañana, un verdadero “bosque” de torres de conducción eléctrica , sembradas y cultivadas por la Inefable descentralizada Luz y Fuerza del Centro. Era el siglo pasado, y todavía había autoridades judiciales no emponzoñadas de corrupción y recurrió al C. Juez Segundo de Distrito en el Estado de México, que dicto, en un lapso que hoy resulta inexplicablemente breve, sentencia condenando a la paraestatal a devolver el predio ilícitamente ocupado. ( Expediente 6/1995 ) Recurrió Luz y Fuerza del Centro y el Primer Tribunal Unitario del Segundo Circuito, confirmó la sentencia. (Toca 6/97). Pidió amparo la señalada paraestatal y el Segundo Tribunal Colegiado del Segundo Circuito le negó el amparo. Legalmente, juicio concluido. Se iniciaron los trámites para le ejecución, y el “señor” Presidente Ernesto Zedillo, expropió el predio para no cumplir la determinación judicial. Todavía era el siglo pasado y el Juez Segundo de Distrito desechó la validez del Decreto Expropiatorio con el argumento de que “ …las sentencias ejecutorias dictadas por el Poder Judicial Federal no eran ni podían ser materia de expropiación…” Se acabó el Siglo XX y y con él el gobierno del P.R.I., y cambió el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Designaron a Mariano Azuela y el Juez Segundo de Distrito del Estado de México, también “nuevo”, fuera de toda ley y en contra de toda ley, declaró inejecutable la sentencia por cambio de situación de hecho y jurídica. De hecho, desde luego sí, sobre el predio robado ya había varias líneas de transmisión eléctrica. No se dio entrada por el “honesto Poder Judicial Federal” a ningún recurso en contra de ese atraco. Los afectados demandaron el pago sustituto del predio, y autoridad incompetente, (Juez Noveno de Distrito en el Distrito Federal en Materia Civil) les negó el derecho de cobrar el valor del predio ·”robado” por la paraestatal y los condenó al pago millonario de “costas”, sentencia desde luego confirmada por los Tribunales Colegiados. Ese es el “costo” de desafiar al Poder Publico ante tribunales que solo están para servirlo. Y Montesquieu, y la división de poderes, y el artículo 49 Constitucional “Requiescat in pace “. Amen. YA ESTAMOS EN EL SIGLO XXI., EL SIGLO DEL CAMBIO.

3/16/2008

Corrupción y Democracia

Joaquín Ortega Arenas. ¡ La corrupción somos todos! Dijo nada mas ni nada menos que un señor Presidente de la República , abogado y maestro universitario. Como es costumbre, pésima trágica costumbre, los mexicanos reímos. Que simpático es el señor Presidente, pero si analizamos esa sentencia, que no es otra cosa, desentrañaremos el fondo criminal de ella, y eso es lo que nos proponemos en este ensayo. Para empezar, solo los gobernantes, los detentadores del poder, pueden ser corruptos, por que corrupción, no es otra cosa que abuso del poder; es conforme al Diccionario de la Lengua Española , “.Der. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores…” La corrupción en México, obedece a diversas causas, entre las que posemos mencionar, la corrupción por hambre. Los ínfimos empleados de la administración pública y privada, tienen que acudir a ella para medio sobrevivir decorosamente ; resulta, hasta cierto punto, disculpable. Mientras un Ministro de la Suprema Corte tiene percepciones mensuales por cerca, o tal vez más de un millón de pesos mensuales, en los Tribunales federales hay decenas, quizá centenas o miles de “meritorios”, empleados que trabajan sin sueldo y solo sobreviven con las dádivas que reciben. Existe la corrupción por cohecho, ( “..Der. Delito consistente en sobornar a un juez o a un funcionario en el ejercicio de sus funciones, o en la aceptación del soborno por parte de aquellos…”) producto siempre del soborno, (“…m. Dádiva con que se soborna.3. m. Cosa que mueve, impele o excita el ánimo para inclinarlo a complacer a otra persona…”). soborno que solo es posible cuando el sobornado es funcionario público o privado, y por ello, está en posibilidad de complacer a otra persona mediante el poder que ejerce. Este tipo de corrupción, institucionalizado ya en nuestro País quizá desde que es un País, empero no es el peor tipo de corrupción. Existe la corrupción por consigna, “….(De consignar).1. f. En agrupaciones políticas, sindicales, etc., orden que una persona u organismo dirigente da a los subordinados o afiliados….” ) La consigna, siempre originada por los más obscuros propósitos o motivos humamos posibles, cobarde y artera, de hecho denigra a quién la da y denigra a quién la acepta y recibe. Es cobarde por que quien la da, “tira la piedra y esconde la mano”, como reza al viejo adagio, y en la acción de darla seguramente va escondido un acto supremo de corrupción ; artera, porque siempre es mañosa, deshonesta y lo peor, queda siempre impune. Día con día, topamos en los medios de difusión con este tipo de corrupción. Todos sabemos que juanito es culpable de mil y mil delitos, pero, llega la consigna y a como de lugar, juanito es un santo. Que detuvieron a una escritora, la vejaron la llevaron por media republica detenida y atada sin orden judicial alguna, seguramente “por consigna”, “no ha habido violación a sus derechos humanos..” Que los bancos, los sacrosantos bancos cometen toda clase de fechorías en contra de sus cuentahabientes, de sus deudores, de sus acreedores, de la hacienda pública, etc., no hay , hoy por hoy, quién los moleste, son intocables “por consigna no importa que año con año, se lleven a los países que hoy nos han reconquistado, un alto porcentaje del producto interno bruto, convertido en “ganancias” bancarias. El respeto irrestricto para estos sacrosantos salvadores de la patria, les llega por consigna obtenida tal vez mediante algún módico soborno., Ni la Secretaría de Hacienda,. Ni los tribunales comunes, ni los tribunales federales, se atreven a molestarlos, “siquiera con el pétalo de una rosa”. Corrupción del más alto nivel que lleva a este infortunado País al barranco a una velocidad no imaginada. La solución a este gravísimo problema es difícil y a la vez fácil. ¿Por qué no volver a la legalidad? ¿ Porque perseverar en la ilegalidad absoluta que nos ha alejado del principio democrático sentado desde nuestra primera constitución. El Segundo Conde de Revillagigedo, llegó como Virrey a la Nueva España , y para empezar encarceló a todos los funcionarios “del crimen” y, cuando al volver a España se le sometió a Juicio de Residencia , directo y cortante dijo. “Su majestad me envió a la colonia para acabar con la corrupción, y la corrupción solo existe cuando la justicia la permite”. Como resolver el problema. Volviendo a la democracia . Restableciendo en las leyes la ELECCIÓN DEMOCRÁTICA de los funcionarios judiciales, TODOS, Que cuando actúen, como Ministerio Publico, como juez o como sea, RESPONDAN AL PUEBLO QUE LOS ELIGIO y no a quien les hizo el favor de nombrarlos que, ese y no otro, es el corrupto. Que como van a interpretar las leyes si no son abogados . Los miembros del Poder Legislativo CREAN LAS LEYES, y tampoco son abogados. Para ser juez, decía don José Sánchez Román, “…basta con tener honradez, valor y criterio… sin que les haga falta ningún título que, tampoco les estorbará…” No debemos olvidar que el bíblico juez Salomón, no era abogado”.

3/10/2008

LA CULTURA DE LA LEGALIDAD

Joaquín Ortega Arenas.
Fui invitado hace alguno días a la Ciudad de Taxco, Guerrero, a la presentación del libro “Lecciones sobre Cultura de la Legalidad”, del Dr. Jesús Martínez Garnelo, Catedrático y Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estad de Guerrero, y acudí presto, atraído por lo interesante del tema del libro, la trayectoria judicial y bibliografía del autor, y por que callarlo, la belleza incomparable de la cuna de Don Juez Ruiz de Alarcón. Durante el trayecto por la carretera, recordaba yo, como anécdotas, las definiciones que respecto a la ley y la costumbre como fuente del derecho se repetían como trágica paradoja, por nuestros excelentes maestros. ¿Qué es ley? ¡ Lo que manda el rey!; ¿que es costumbre? ¡ Lo que hace la muchedumbre! Trescientos años de dominación española, nos enseñaron que eso que parecía una broma de mal gusto, era una trágica realidad. En las monarquías ley es lo que manda el rey y costumbre lo que hace la muchedumbre, claro está, si esas costumbres no atacan el poder real. Obedecer y callar, era y desgraciadamente sigue siendo nuestra suprema ley, porque lo manda el rey sexenal que hemos adoptado. En una eterna tragicomedia, adoptamos constitucionalmente en 1824, el sistema democrático, la división de poderes, y el federalismo. Han Transcurrido ciento ochenta y siete años, y en México, solo en cuatro o cinco ocasiones, el titular del ejecutivo ha sido designado en forma democrática; La división de poderes no ha existido jamás. Lo que manda el rey, se convierte en ley. Y del federalismo, ja, ja, ja. El rey sexenal mangonea, que no maneja, a los tribunales, legislaturas y poder ejecutivo de los dizque estados, por el medio eficacísimo del Juicio de Amparo. No hay acto que realice un estado “libre y soberano” que la H.H.H. Suprema Corte de Justicia de la Nación, designada “de dedo” por el rey sexenal, no pueda anular. Además, se emplea liberalmente por el señalado rey sexenal, el terror económico. El que se sale del huacal, no recibe dinero de la Federación. Para garantizar el funcionamiento y eficacia de las instituciones, está siempre listo el ejercito Nacional, del que es jefe nato el rey sexenal. En este marco de ilegalidad, no tiene cabida ninguna excepción. La cultura de la legalidad no siempre nos ha sido ajena. Cuando los individuos del Poder Judicial eran electos, (no designados), si se veían la legalidad y la justicia, aunque, a decir verdad, con tristes excepciones. Claro está, al menos nunca se había dado el caso de que el secuestro de una periodista y su traslado ilícito hasta el Estado de Quintana Roo, por agentes de la autoridad “…no constituye una violación a los derechos humanos…” por declaración de nuestro mas alto tribunal. Desgraciadamente la noticia cobró resonancia internacional y con toda seguridad en muchos países se preguntan si en México, los derechos humanos son diferentes a los que se han adoptado en todo el mundo después de la Revolución Francesa o bien han variado por que ya se determinan también por lo “que manda el rey”. En casi toda la República se ha eliminado de los programas escolares la signatura “civismo”, en la que se pretendía inculcar en nuestros niños la raíz de la cultura de la legalidad. En donde “manda el rey”, resulta obsoleta. Por ello tiene la iniciativa del Estado de Guerrero una capital importancia actual. Se ha implantado ya en más de mil trescientas escuelas de la entidad, esa nueva y vieja a la vez, asignatura. Es muy difícil que los demás estados de la República sigan ese camino.. ¡Es un mal ejemplo! Dirán muchos. ¡ Nos amarra las manos! Y, lo peor, que pasaría en este País si la legalidad fuera en verdad una cultura, y las autoridades, consientes de ello, la defendieran con la ley en la mano. No la que empleamos y manda el rey, sino la escrita en numerosas leyes de responsabilidades de funcionarios públicos de todo nivel, , principales desconocedores de la legalidad. Enhorabuena para el Estado de Guerrero por su empeño en que la legalidad vuelva a este País, aunque resulta difícil, aunque no imposible, que otros estados sigan ese ejemplo maravilloso. Un reconocimiento pleno para el Dr. Jesús Martínez Garnelo, sus “Lecciones sobre la Cultura de la Legalidad” son excelentes.