12/13/2010

EL PUEBLO MEXICANO ES UN PUEBLO DE HÉROES.

Joaquín Ortega Arenas. Escuché inesperadamente en un noticiero de televisión una oración pronunciada por un alto funcionario del gabinete presidencial, en alguna ceremonia que no llegué a guardar en mi memoria, o a la que no le puse la debida atención. No tuve ni siquiera que meditar acerca del contenido de esa oración, que yo calificaría como verdadero teorema. Pocas verdades tienen un alcance como el que ese teorema expresa. “El Pueblo mexicano es un pueblo de héroes”. Seguramente no hay quien ponga en tela de juicio que a partir del día 13 de agosto de 1521, fecha de la infausta caída de Tenochtitlan en manos de los conquistadores y el asesinato de más de sesenta mil habitantes de la antigua capital del Anahuac, los mexicanos hemos soportado heroicamente todas las calamidades que siguieron a la relatada caída de la capital y asesinato de sus habitantes. Trescientos años de coloniaje en que se consideró a la “indios”, como le llamaron los conquistadores a los habitantes de mesoamérica como simples bestias, sin derechos de ninguna especie. Llegó lo que tenía que llegar. Nadie aguanta tantos años en ese estado de vida , heroicamente, sin rebelarse, y gracias a José María Morelos y Pavón , “indio” de Michoacán, en la Constitución de Apatzingán dictada de acuerdo con sus Sentimientos de la Nación en el año de 1813 se dictó el Congreso formado por independentistas “heroicos”, el “DECRETO CONSTITUCIONAL PARA LA LIBERTAD DE LA AMERICA MEXICANA”. Los eternos enemigos de nuestra independencia con un ejército regular debidamente armado y disciplinado, detuvieron y asesinaron a Morelos, y continuó por algunos años más la resistencia “heroica” de algunos mexicanos que tuvo por fin su término, en 27 de septiembre del año de 1827. La Monarquía española convino, casi obligada por la Revolución de Riego en España , el reconocimiento por Fernando VII de la Constitución de Cádiz, y la “Doctrina Monroe” puesta por los Estados Unidos en “vigor”, (América para los Americanos) en otorgar la independencia a lo que hoy es nuestro País. Desgraciadamente no ocurrió con ese hecho ningún cambio. Los criollos (hijos de españoles) continuaron el sistema de vida impuesto por la corona; los heroicos “indios” continuaron con su miseria y sujetos a la misma explotación. No tiene objeto omitir por temor a ofender conciencias, que una de las causas principales para conservar el statu quo existente fue la primera maniobra puesta en juego por los conquistadores; arrancar a los conquistados sus creencias e idioma como armas de dominación y la “heroicidad” de los mexicanos se prolongó hasta el día en que las Leyes de Reforma decretaron la separación de la Iglesia y el Estado. Fue efímera. Muerto Benito Juárez, el “criollo” Porfirio Díaz, hijo del español José Faustino Díaz y la italiana Petrona Mori, nos volvió al estado de “heroicidad”. Los verdaderos mexicanos, aquellos que no estaban conformes, sufrían los efectos de los mandatos del señor presidente. ¡Mátenlos, dispues viriguan!, y ¡Mátenlos en caliente!, y el país se vio inmerso otra vez en una orgía de sangre hasta 1911, en la que en la lucha por el poder, los ricos hacendados norteños provocaron una “Revolución” que se prologó hasta 1920 y en la que la heroicidad de los mexicanos determinó la muerte de un millón de ellos. No por eso concluyó la “heroicidad” de los mexicanos. Hoy, siguen sin ser hombres libres. Pueden formar partidos políticos, sindicatos o ligas de defensa, pero las sabias leyes que nos rigen determinan que ESE TIPO DE ASOCIACIONES CARECEN DE VIDA LEGAL SI EL ESTADO NO LOS RECONOCE EN FORMA EXPRESA. Ya somos ciento diez millones los que habitamos en este querido México, pero de ellos sólo QUINCE , SEGÚN DATOS DE ORGANIZACIONES GUBERNAMENTALES, tienen acceso a una vida económicamente libre y suficiente. De los 90 restantes DOS MILLONES OCHOCIENTOS MIL, han perdido sus trabajos y subsisten “heroicamente” junto con sus familias, sin ingreso alguno. CINCUENTA Y CINCO MILLONES viven en un estado de pobreza extrema, eso sí, “heroicamente”. Los restantes viven “heroicamente “ como pueden; impuestos al alza día con día; costo de la canasta básica al alza día a con día. La tortilla a $18.00 kilo, el frijol a 20.00 kilo, y el chile, ( traído de China) a $20.00; Energéticos con sensibles alzas mensuales, han llevado, el gas a $10.90 kilo; Las gasolinas y el Diesel también a más de $10.00 litro. La leche a $19.00 litro; La electricidad cobrada por el Estado “discrecionalmente, nos obligan a formular una pregunta. ¿Si el salario mínimo es de $54.00 en la grandes ciudades e inferior en el campo, cómo puede vivir una familia de cinco miembros si esa cantidad con dificultades le alcanza para adquirir un kilo de tortillas , un kilo de frijol , y ni siquiera para la bendición venenosa traída de los Estado Unidos, la Coca Cola, que un litro cuesta $12.00.? Ni pensar que esa familia pueda adquirir ropa, zapatos, útiles escolares ni nada más. ¡SIMPLEMENTE SOMOS HÉROES. VIVIMOS HEROICAMENTE! Queridos lectores: Su servidor les desea ¡Felices fiestas y un próspero año nuevo!, y se va de vacaciones hasta enero.

12/08/2010

LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

Joaquín Ortega Arenas . El Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, propuesto por José María Morelos, verdadero iniciador de nuestra guerra de independencia, ya que Don Miguel Hidalgo sólo pretendía en su arenga del 16 de septiembre de 1810 la emancipación de la Colonia y su conversión en Estado Libre, al estilo de las colonias inglesas de Norteamérica, pero sometido a la Corona de España. El Decreto fue sancionado en Apatzingán el 22 de octubre de 1814 y, aunque nunca tuvo vigencia real, constituye el más remoto de los antecedentes de nuestra hoy Suprema Corte de Justicia de la Nación. En él se señaló que la soberanía del Pueblo correspondía al Supremo Congreso Mexicano; se crearían dos corporaciones con el nombre de Supremo Gobierno y otra más, como Supremo Tribunal de Justicia. Es evidente que los ideales de Morelos nunca se han cumplido; la Constitución de 1824 conservó la división de Poderes en Ejecutivo, Legislativo y Judicial y estableció la forma de designación, eminentemente democrática de los individuos del Poder Judicial. Con variaciones, pero sin alterar la esencia democrática de esa elección, fueron designados los Ministros de la Suprema Corte y, aunque el Juez de Distrito del Estado de Hidalgo, Manuel Mejía, realizó críticas severas en un libro que intituló “Los Errores Constitucionales”, es notorio que sólo criticó la conducta del entonces Presidente Ignacio L. Vallarta y su versatilidad en asuntos en los que Porfirio Díaz tenía interés. Fue en el mes de marzo de 1914, cuando Victoriano Huerta estableció la designación presidencial directa, adornada con “una terna que enviaría el Presidente” y la designación entre los nominados por “el senado”, sistema que rompe con la División de Poderes y que fue adoptado por Venustiano Carranza para la Constitución vigente, tal vez por lo atractivo que resulta para los titulares del Poder Ejecutivo. A pesar de todo, la Suprema Corte funcionó en forma impoluta con la única excepción de la resolución de los amparos solicitados por las Compañías Petroleras , en la que declaró que la Constitución de 1917 no podía tener efectos sobre las concesiones petroleras anteriores a 1917; es decir, “estableció una excepción al artículo 14 Constitucional”. Funcionó limpiamente hasta el año de 1934, en que se eliminó la inamovilidad judicial para dar lugar a un “nuevo tribunal” que de inmediato se dedicó a obedecer los dictados del “señor Presidente”. A partir de 1940, una nueva Corte de intachable formación, recuperó el prestigio perdido durante el “sexenio delirante”. Más tarde, durante el sexenio de 1998-1994,“volvió a las andadas” emitiendo fallos increíbles que condenó el Ministro Genaro David Góngora Pimentel, con un flamígero señalamiento , “ …la constitución, hoy, dice lo que la Suprema Corte quiere que diga…”. Hoy, los tiempos han cambiado. Se inventó el extrañísimo sistema de permitir al Congreso constituirse en “Constituyente permanente”, y a la Suprema Corte en creadora y revocadora de las interpretaciones a las leyes mediante el cómodo sistema de plantear “contradicciones de tesis” que, no importan las interpretaciones formuladas en cincuenta años, basta una tesis en contario para que esos cincuenta años de jurisprudencia queden anulados como ha acontecido con las pensiones de los trabajadores al Servicio del Estado. La Ley original determinaba que los pensionados recibieran como pensión el mismo sueldo que percibían en el momento de su jubilación, así como los aumentos que los salarios de quienes ocupaban ese mismo puesto fueran teniendo. De pronto se fue acabando el dinero propiedad de los pensionistas y se acabó ese sistema…¡ y ya..! Los afectados ocurrieron al juicio de amparo y ganaron cientos, tal vez miles para que a las leyes nuevas no se les diera efecto retroactivo en su perjuicio, hasta que un día la jurisprudencia cambió. No hay retroactividad y en lugar de cobrar lo que les correspondía, hoy las pensiones tienen un límite de diez salarios mínimos. Como este caso, hay docenas o cientos pero… La prensa de hoy, 7 de diciembre, anuncia que sólo hay un candidato para la Presidencia de la Suprema Corte. Juan N. Silva Meza, cuyo origen como alto funcionario judicial no fue un dedazo, sino una recomendación del Pleno de la Suprema Corte, Ministro que invariablemente se ha pronunciado en sus votos por la justicia en contra de la constante injusticia que campea en el Alto Tribunal, agravadísima a partir de la Presidencia de Mariano Azuela Güitrón, (increíble por sus antecedentes familiares, pero desgraciadamente cierta). Esperamos por el bien de la Justicia Mexicana que esa esperanza que ha despertado esa posibilidad en todos nosotros, abogados litigantes y partes interesadas, no se convierta en una nueva decepción.