10/17/2006

Balance 3.- La Inseguridad

LA INSEGURIDAD. Joaquín Ortega Arenas. La inseguridad en todos los órdenes es y ha sido la causa principal del estancamiento del progreso en México. No solo se trata de la inseguridad que actualmente nos golpea en la forma mas inmisericorde posible . Si bien es la que mas sentimos, por que nos afecta en forma inmediata y directa, como analizaremos adelante no es por decirlo de algún modo, la peor. Son peores la INSEGURIDAD LEGAL , derivada de que desde siempre, las leyes que se dictan son de duración efímera. Nuestra Constitución, jurtada y en vigor desde el 5 de febrero de 1917, ha sufrido en solo OCHENTA Y NUEVE AÑOS , mas de dos mil doscientas reformas y adiciones, desgraciadamente toda contrarias a los derecho fundamentales del hombre y del ciudadano, para lo cual entre las reformas, inventaron la existencia del constituyente permanente que elimina las formalidades indispensables para que la norma fundamental pueda cambiarse y adaptarse , como señalaba e Maestro Daniel Cosío Villegas, al “modo personal de gobernar” de cada “ejemplar “ que hemos sufrido caso desde siempre. Porfirio Díaz se levantó en armas en contra del Gobierno de Juárez, porque ya llevaba DIECISÉIS años en el poder. Su lema fue “ SUFRAGIO EFECTIVO NO REELECCION”. Triunfó su movimiento y fue electo Presidente de la República. Terminó su período y reformo la constitución apara permitir la reelección no inmediata del Presidente de la República. “Gobernó” durante el cuadrienio 1880-1884, su compadre Manuel González que a su vez modificó la Constitución para permitir que fuese inmediata y Porfirio Díaz, gobernó ininterrumpidamente hasta 1911, en que un intenso dolor de muelas ( real) y otro de cabeza, ( Francisco I. Madero ), lo obligaron. Madero se levantó en armas con el lema “ SUFRAGIO EFECTIVO NO REELECCION”. Fue verdaderamente electo, por primera y tal vez única en México, para desempeñar el cargo de Presidente de la República, y asesinado pocos meses después de tomar posesión. A la sucesión ininterrumpida de motines, sublevaciones, traiciones, asesinatos y cochupos que llamamos “Revolución Mexicana” siguió una aparente calma, obviamente después del asesinato del Presidente Constitucional Venustiano Carranza con la ascendió al poder del único Presidente ( Adolfo de la Huerta ), que durante poco mas de nueve meses que duró su mandato, no robó, no enriqueció a sus familiares y amigos, gobernó y pacificó al País sin derramamiento de sangre , evitó el primer gran “fobaproa” de nuestra historia y encarceló a los responsables, banqueros Ingleses, celebró elecciones bastante aceptables y entregó el poder a Alvaro Obregón, que, tan pronto como llegó al Palacio Nacional perdonó a los banqueros , extinguió a todos sus enemigos a balazo limpio, celebró los célebres y desconocidos por lo terriblemente secretos Tratados de Bucareli” mediante los que obtuvo el reconocimiento de los Estados Unidos de América, asesinato de Francisco Villa de por medio. Entregó el poder a Plutarco Elías Calles el 1 de diciembre de 1924, y gestionó que se reformara la constitución un a vez mas para permitir su reelección para el primer sexenio de nuestra historia política, 1928-1934. La elección presidencial verificada entre 1927 y 1928, tuvo un fin trágico. De los tres candidatos que contendieron, Arnulfo R. Gómez fue asesinado en Coapetec , Ver.; Francisco R. Serrano, en Huitzilac. Mor. en unión de doce de sus partidarios y el propio Obregón, fue victimado de veintiún balazos ( según certificado de autopsia verificada por el Dr. Alejandro Cerisola en Culiacán, SIN, que obra, u obraba en el expediente seguido en contra de José de León Toral ante el Juzgado de Primera Instancia de San Ángel) en el restaurante “La Bombilla”. Cuentan las crónicas que, cuando Serrano acudió a Obregón a participarle su intervención en la contienda electoral, el general le contestó “ … No te olvides compadre, que en las elecciones un candidato acaba en el paredón y el otro en la silla..” En ese caso, ninguno llegó a la silla. A partir de entonces, la revolución se institucionalizó, y con elecciones generalmente amañadas a las que casi nos hemos acostumbrado, a pesar de las muertes nunca aclaradas de candidatos tanto de la imposición (Colosio) como de la oposición ( Clouthier ) , el País camina indefectiblemente a la peor catástrofe de nuestra historia. Ya el campo nada produce . La corrupción generalizada nos está devorando rápidamente y, no se vislumbra solución alguna, pero las causas, serán objeto de otros “Balances” posteriores.

10/01/2006

Parece Mentira

Joaquín Ortega Arenas. “…Desde que el gobierno puede extender su in­fluencia a las elecciones populares, y hacer obten­gan en ellas sus adictos y partidarios, las libertades públicas perecieron, o están en riesgo muy próximo a terminar. Si los jueces natos de la autoridad, los que han de castigar sus excesos y enfrenar sus arbitrariedades se eligen y escogen entre sus ami­gas, es tan claro como la luz del medio día, que sea cual fuere la forma de gobierno, el despotismo quedará entronizado y la libertad destruida. Ahora bien: este mal es infinitamente temible con la mul­tiplicación de empleos repartidos por todas partes, y con el aspirantismo cuando éste ha penetrado en la masa de la nación; los primeros con halagos o amenazas, y tal vez con abiertas y positivas violen­cias, obligan a un pueblo tímido e incauto, a su­fragar por los suyos, es decir, por aquellos de quienes nada puede temer la autoridad. Esta seduc­ción tiene un efecto más seguro cuando el derecho de sufragio se concede a las clases más infelices; cuyos hábitos han sido de la obediencia más servil, a los que despliegan más audacia y atrevimiento; entonces es seguro el triunfo de los agentes del po­der, así como la impunidad de sus atentados y crímenes, por haberse hecho ilusorios los medios de contener aquéllos y castigar éstos. Mas no sólo los que ocupan sus puestos, sino también los que aspiran a ellos y tienen esperanza de obtenerlos, se venden al gobierno, ocultan sus dilapidaciones, y se prestan a sus miras. Mil veces ha sucedido, especialmente entre las naciones que no exigen la propiedad como condición indispen­sable para el ejercicio de los derechos políticos, que los representantes de los pueblos, haciendo traición a sus deberes, por optar un destino al concluir su comisión, se prostituyesen cobardemente a proyec­tos de ambición ajena y vendiesen con la mayor y más reprensible vileza los intereses nacionales. Este ejemplo y sus funestos resultados repetidos con demasiada frecuencia, demuestran del modo más claro y evidente 1o temible que se hace el go­bierno cuando la empleomanía por constituir el espíritu público de una nación, le presta armas tan poderosas. Se empieza por halagar las pasiones y procurar la comodidad de algunos, y se acaba por destruir la libertad de todos.. ¿Pero es probable, se nos. dirá, esa propensión en casi todos los hombres para multiplicar los empleos, y para obtener uno de ellos que proporcione el brillo y la subsistencia? En ciertas circunstancias no solamente es verosímil sino enteramente segura. …. ¿ Qué clase de instituciones. ni sistemas po­drá plantearse con hombres inmorales? ¿Ni cómo podrá aspirar ningún pueblo a los gloriosos días de Roma en que las virtudes de Camilo, de los Escipio­nes, de Quinto Fabio Cincinato y Catón tuvieron en manos la libertad, cuando se halla encorvado bajo el dominio de hombres poseídos de todos los vicios, que forman el carácter distintivo de los eunucos en los tiempos más bajos del imperio? … No hay ciertamente cosa más opuesta a la labo­riosidad del hombre, que el deseo o la ocupación de los puestos; todos ellos se consideran y son efec­tivamente un medio de subsistir sin afanes, y pasar como vulgarmente se dice, una vida descansada. El empleado, aun el más cargado de ocupaciones. trabaja infinitamente menos que el artesano o la­brador más descansado. Como al fin del mes o año se le ha de acudir con su asignación, haya hecho mucho, poco o nada, y como ésta es fija, sin au­mento ni disminución, carece del verdadero estímu­lo que impele al hombre a trabajar, a saber el ade­lanto progresivo de su fortuna y el aumento de sus goces. … Es verdad que no faltan, especialmente entre los magistrados, hombres laboriosos muy dignos de toda consideración por sus notorios y constantes servicios, por la pureza de su manejo, y que en razón de la independencia en que se hallan de la autoridad, jamás pueden amenazar a las libertades públicas. que por el contrario apoyan y sostienen; no son ciertamente estos los empleados de que ha­blamos, sino de esa turba despreciable que en todos tiempos y ocasiones no ha tenido otra ocupación que oprimir y vejar a los pueblos sosteniendo todas las iniquidades de sus amos. formando partidos exagerados. y causando sediciones y alborotos en los lugares que sin ellos permanecerían pacíficos y tranquilos. Estos son ciertamente no sólo enemi­gos del trabajo. sino también destructores de la industria. En efecto. la observación más constante mani­fiesta que cuanto más fuerte es el espíritu de ambi­ción, tanto más débil debe ser el de la industria. Una misma población no puede estar al mismo tiempo animada de propensiones tan contrarias. y el deseo de los empleos excluye las cualidades nece­sarias a la industria. Es digno de notarse hasta qué punto la costumbre de vivir de sueldos destruye la capacidad de invención y de perfectibilidad. Se ve con mucha frecuencia entre hombres de talento y de excelente disposición aspirar a conseguir un pues­to y sentir profundamente la pérdida de un em­pleo, que estaba muy lejos de darles lo que hu­bieran podido adquirir fácilmente por el ejercicio de una profesión independiente. .. El gusto pues de los empleos altera profunda­mente las facultades activas de un pueblo, des­truye el carácter inventiva y emprendedor, apaga la emulación, el valor la paciencia y todo lo que constituye el espíritu de industria. … En efecto, todo lo que sea retirar capitales de la circulación y destinarlos al consumo, es secar en su origen las fuentes de la riqueza nacional y derrocar las bases de la prosperidad pública. La creación de empleos innecesarios exige dotaciones cuantiosas, éstas no pueden hacerse efectivas sin el aumento de contribuciones que causa la destrucción de los capitales. Desde que una cantidad cualquiera de riqueza se destina a un uso improductivo, se debe tener por destruida, y lo es efectivamente….”. Pero, porque ésta colaboración se titula ¡Parece mentira? Porque resulta increíble que no haya sido escrita ayer o ésta misma mañana, sino hace mas de ciento ochenta años por el Dr. José María Luis Mora, inspirador del “federalismo” nunca logrado por este País.