8/05/2007
Y sigue la mata dando. Nuestras raíces, nuestros tesoros culturales...
Joaquín Ortega Arenas. .
Una nación, cualquiera de las que existen en el mundo entero, no es lo que en la actualidad vemos de ella, producto muchas veces de la descomposición de la sociedades que la conforman, descomposición derivada en forma primordial, por el abuso del poder y su consecuencia inmediata, la perdida de todos los valores humanos, en especial el respeto de los gobernantes a si mismos, el respeto que los gobernantes deben tener a los gobernados, el respeto a nuestras tradiciones, a nuestros verdaderos héroes, el respeto a nosotros mismos y al pasado histórico del que debemos nutrirnos, en una palabra, la desaparición de todo tipo de limitantes para el enriquecimiento ilegitimo de quiénes ejercen el poder. Ese fenómeno y no otro, es el que tiene a México en las condiciones en que está. En el Siglo XVI , llegaron de España un grupo de delincuentes capitaneados por un delincuente mayor, sanguinario y cruel , exclusivamente a ver que se robaban, empleando para ello, desde un convencimiento que resultó por completo inútil, basado en una religión que los habitantes de lo que hoy es América ni entendían, ni han entendido hasta la fecha . Trajeron para ello frailes que en general, no tuvieron los resultados favorables que se esperaban. Eran gente altruista, culta y sobre todo piadosa, que desde luego sin pensar en el saqueo al que venían destinados los conquistadores, su único y verdadero objetivo, pretendieron casi en vano, ayudar “cristianamente” a los sufridos infrahumanos que los demás peninsulares llegados a estas tierras consideraban les había regalado el señor para su enriquecimiento y lujuria . Sírvanos de ejemplo los venerados nombres de Bartolomé de Las Casas y Vasco de Quiroga . No lograron ni siquiera, salvaguardar nuestras costumbres y tradiciones que, a pesar de todo, aun perviven y son parte de nuestro ser y hacer.
No por ello iban a olvidar los conquistadores el motivo de su aventura y optaron por el asesinato, el robo, el despojo, todo ello en medio de una crueldad sin límites. La población indígena fue diezmada en un porcentaje mayor al cincuenta por ciento, Ni así lograron nada en paz. De nada sirvió que el clero se alineara don los gobernantes y se convirtiera en su eterno cómplice. En medio de la mas descontrolada rapiña, transcurrieron trescientos años, con muy pocos y simples oasis de honradez .
Con el visible objetivo evitar que se aplicara en las Colonias la Constitución Española de 1812, (Cádiz), que limitaba en gran escala las posibilidades de continuar con el despiadado saqueo de las Américas, los españoles nacidos ya en estas tierras (criollos), lograron con las armas en la mano sacudirse de la tutela peninsular, y ser independientes. Quizá se me tache hasta de antimexicano, pero tengo la impresión de que de todos aquellos que emprendieron y lograron tal hazaña, solo el caraqueño Simón Bolívar, tenía una idea diferente, y además, vigente hasta estos días del que era el único camino posible de las antiguas regiones esclavas de América.
Volviendo a nuestro triste caso, de 1821 a la fecha, el propósito de quienes detentan el poder no ha variado. Con la excepción de los tres lustros en que se verificó la reforma, (1856-1871), el resto del tiempo la situación no ha sido una continuación de la vida colonial, con la única diferencia de que los gobernantes hoy son nacidos en estas tierras de dios.
Es el pan nuestro de cada día, el abuso de la clase gobernante en perjuicio de los desvalidos, el robo, el despojo de lo poco que los que tienen poco se verifica día tras día. la corrupción, la injusticia , la autoinmunidad que los gobernantes se han otorgado en leyes redactadas sólo para eso, el desprecio del derecho de los demás.
El distinguido maestro egresado de la Normal del Estado de México don Carlos Hank González, resumió con pleno conocimiento de causa el origen es este estado de cosas, cuando sentenció, “ político pobre, pobre político “.
Hemos olvidado el pasado. Hemos olvidado los valores que eran norma en nuestra mesoamérica gigante. Hemos olvidado lo más elemental de la convivencia humana, la decencia.
Como remate, nuestras nuevas autoridades se están afanando en acabar con lo poco que nos queda de grandeza. Están tratando de hacer negocios con lo que es de la Nación. Lo que es de todos nosotros, los mexicanos, aunque seamos ciudadanos que sexta o centésima categoría. Nuestros monumentos arqueológicos, nuestra historia, nuestras raíces…en aras del bíblico “becerro de oro”.
El señor Embajador don Alfonso de María y Campos, titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia ordenó que se suspendiera la “restauración” del Convento de Yanhuitlán Oax. (Siglo XVI), para que se le diera un carácter mas moderno al mismo (orden afortunadamente grabada por un curioso testigo),
No debía extrañarnos en absoluto. Es natural. El señor Embajador quiere algo diferente, quiere el convento “colonial” más moderno de México y quizá del mundo.
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