4/28/2013

“EL BAILE DE MÁSCARAS”



Joaquín Ortega Arenas.

Los enmascarados,  no son ninguna novedad. Desde la Edad Media, los verdugos oficiales y los asesinos y ladrones usaban mascaras. Cobran fama  los asesinos enmascarados con  la Ópera en tres actos de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Antonio Somma (1833),  “El Baile de Máscaras”  en el que aludió al asesinato del rey Gustavo III de Suecia como resultado de una conspiración política contra él. Recibió un tiro disparado por un “enmascarado” mientras estaba en un baile de máscaras y murió por sus heridas 13 días más tarde.
 En México, los asaltantes y asesinos “enmascarados” han sido tradición diaria. En nuestra literatura,  “Astucia   el jefe de los Hermanos de la Hoja o los charros contrabandistas de la Rama,  es una amena novela escrita por Luis G. Inclán en el año de 1865, durante el Imperio de  Maximiliano, en que Luis G. Astucia, El jefe de los Hermanos de la hoja o los charros contrabandistas de la Rama, para burlar a las autoridades en el tráfico del tabaco en rama, se ve precisado a todo tipo de argucias, hasta enmascararse para no ser detectados en la noche.
Don  Manuel Payno, en “Los Bandidos de Río Frío”, escrita a fines del Siglo XIX, nos relata las aventuras delincuenciales  de un grupo de asaltantes y asesinos que atacaban  las diligencias que iban y venían a,  y de Veracruz  por ese paraje a 65 kilómetros de la Capital, siempre enmascarados. Los  encabezaba un personaje motejado como “el Coronel Relumbrón”, jefe del estado mayor del Presidente Santa Anna. Detenido después de numerosas fechorías, es ejecutado mediante el “garrote vil” en la Plaza pública.
Desaparecieron por muchos años los “enmascarados”, y solo volvieron a aparecer  en pleno siglo XX y hoy en el XXI, haciéndose notorios cuando un grupo de “marinos” enmascarados localizó y asesino, a un delincuente apellidado Beltrán Leyva en la Ciudad de Cuernavaca, Mor, “…Según fuentes de la Marina, El Jefe de jefes del cártel de Sinaloa cayó, junto con cuatro de sus escoltas,  tras el choque que se originó en el interior del conjunto habitacional, "Altitude"…” La historia no acabó en ese momento. El teniente de marina que comandaba a los “enmascarados” fue masacrado unos días después en Boca del Río, Veracruz, con toda su familia.
Las intervenciones de marinos, soldados y policías enmascarados en todo tipo de encuentros con “el hampa organizada” se han convertido en algo que no llama la atención y difunde la prensa sin ningún recato, cosa  normal, diríamos,  solo que “el mal ejemplo cunde”, y no deja de ser cierto que la máscara es un recurso cobarde para cometer todo tipo de abusos.
Hace unos días,  un grupo de 14 “valientes enmascarados” destruyeron una ventana del edificio de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México, que es “Patrimonio de la Humanidad” y se parapetaron con toda impunidad en él.
Increíblemente, han manifestado su solidaridad con esos hamponcetes muchas personas, que exigen sean tratados como “verdaderos héroes”,  ¡estudiantes no oídos en sus querellas!    Mi deformación Profesional (Licenciado en Derecho) no me permite creerlo, vaya,  ni siquiera pensarlo,
 Tenemos la certeza que unos enmascarados violentos y delincuentes por la forma en que han actuado, ¿son siquiera estudiantes de la UNAM? ¿Conocemos alguna razón válida para su inventado descontento? ¡NO! Entonces, ¿porque los protegen las autoridades universitarias? ¿Acaso el hecho de tratarse de una Institución Autónoma es suficiente para “apapachar” delincuentes desconocidos y no permitir a la Policía que procedan en  defensa de la sociedad y de la Universidad misma?
La actuación del Rector  José Narro, hasta antes de este malhadado suceso ha sido excelente. Como abogado debo respetar el viejo consejo “desconfía y acertarás” y, no desconfío de las  Autoridades Universitarias, pero si vislumbro  “mano negra”  gubernamental en estos acontecimientos. La cultura siempre ha sido un enemigo natural de la incultura.
¿Qué podemos hacer los universitarios?
¡Apoyar a nuestras autoridades legítimas, y unificarnos para que cese esa hostilidad hacia nuestra Alma Mater y se proceda conforme a la ley en contra de éstos hampones “enmascarados”!
De otro modo, nos seguirán gobernando “los enmascarados”.

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