4/02/2017

MUCHO CIRCO Y ¡NADA DE PAN!


Joaquín Ortega Arenas.

Estamos llegando, ¡sin siquiera darnos cuenta! a pasos agigantados,  a la destrucción de nuestra ya vapuleada cultura.
La Gran  Plaza que llamamos “Zócalo”, rodeada de los edificios representativos de nuestra historia y desarrollo, “La Catedral Metropolitana, (Religión), el Palacio Nacional, (sede primigenia del Poder  Público), el hermoso edificio del Gobierno de la Ciudad, el Ayuntamiento, hoy duplicado  al Sur de la Plaza,   y en la esquina sur oriente, el Palacio de Justicia Federal, (La Suprema Corte de Justicia), en el espacio que antes de la Conquista fue el “Centro Ceremonial del “imperio” Azteca. El Palacio de Moctezuma Xocoyotzin.
El “Portal de Mercaderes”, sede de los comerciantes durante la Colona, y aun hoy.
El venerable “Zócalo”,  sitio en el que se reúnen tradicionalmente los mexicanos para fiestas y toda clase de manifestaciones,   recodo de nuestra historia,  proclamado “el corazón de una cultura y cada latido de su historia”, cayó en un vacío irremediable.

               ¡SE CONVIRTIÓ EN “ARENA DE BOXEO “FEMENINO”!

Con la participación de una niña de 11 años,  “Stephanie Martínez, la Niña de Oro”.

 (El “BOX “fue definido por mi hijo Rafael Arnaldo, en un artículo publicado en el Periódico deportivo “La Afición” como, “el espectáculo salvaje en que dos retrasados mentales se acortan la vida a puñetazos”, y tratándose de mujeres, es un insulto a la figura femenina, a la mujer, a la madre”,  a la compañera de nuestras vidas, apoyo y consuelo, agravada, con desdén absoluto a la Protección  existente para los menores de edad.

Ya ha sufrido esta, antes venerable Plaza, en cuyo  centro ondea perenemente, nuestra Bandera Tricolor, múltiples atentados.

 Represiones con saldo de Muchos muertos por  “Los Dorados” en 1935;

 La prohibición decretada por el Presidente López Portillo “...para el ingreso de manifestaciones y toda clase de eventos”,  superada por los trabajadores un 5 de febrero en el que, escondidos en todos los Templos existentes en el Primer Cuadro, salieron  cantando el Himno Nacional, y se filtraron entre los militares que  ocupaban el Zócalo “en cuadrado real”. Los soldados, equipados como si fueran a un combate,    atónitos, no supieron que hacer. Las autoridades castrenses, tampoco, por lo que por órdenes del  Subsecretario de la Defensa Nacional, “entre aplausos” abandonaron ese espacio.

Ha servido de “garaje para automóviles  de “políticos que van a banquetes en el Patio principal del Palacio Nacional”; como Parque de Baseball,  y hoy, como gigantesca Arena de Boxeo “femenino”.

¿Qué le está pasando,  estimado Jefe de Gobierno Don Miguel Ángel Mancera Espinoza?
¿Acaso no conoce la existencia de Organismos Internacionales como El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (United Nations International Children's Emergency Fund) o UNICEF es un programa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con base en Nueva York y que provee ayuda humanitaria y de desarrollo a niños y madres en países en desarrollo?
¿Sera posible que sus asesores jurídicos ignoren la existencia de las leyes vigentes en México para proteger a la mujer y  la infancia?, porque en el programa para la “función de box”, se señaló;

“…Las peleas estelares resumen el desarrollo del pugilismo de mujeres en México. Mariana Juárez, la Barbie, boxeadora que protagonizó la primera pelea profesional en México en 1999, para disputar el título gallo del Consejo Mundial de Boxeo a la africana Catherine Phiri. Alejandra LaTigre Jiménez, defendería su cinturón de peso completo ante la estadunidenses Carlette Ewell.
Entre el sonido local y el retumbar de tambores de los concheros, sobresalían las ovaciones de la gente que aplaudía la entrega de cada peleadora en los combates preliminares, aun cuando no tenían trayectorias amplias y sus nombres son poco conocidos. Las primeras peleas fueron de niñas amateurs, una de ellas la célebre, parte del torneo Dos Naciones un Sueño.
La Niña de Oro, Stephany  Martínez, subió con la confianza que la caracteriza para enfrentar a Alondra Hernández. El reto lo asumió hace unos días, de manera repentina. Había faltado unos días al gimnasio por estar en periodo de exámenes, por lo que temía no estar preparada.
Sobre la lona, Stephanie no acusó esos días en los que no entrenó. La rival era difícil, de estilo testarudo, siempre adelante sin importar que al hacerlo arriesgara demasiado. La Niña de Oro, en cambio, concentrada en boxear, elegante y atenta al contragolpe como el de su ídolo Juan Manuel Márquez.
Stephanie dice que se le complicó la rival. No le gustan las fajadoras, pero ella entrena para mantenerlas a distancia. Combinaciones de cuatro golpes, salida por los costados. No quiere presumir, pero terminó satisfecha con la demostración que hizo. Venció en tres episodios por decisión unánime. Una pequeña lección de boxeo

Resulta obvio que la “entrada al nuevo Coliseo del Box” no fue gratuita, y se nos antoja pensar en que el Jefe Mancera, busca consuelo por la terrible pérdida que para él representa el quedar fuera de la “Carrera Presidencial de 2017.



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