11/19/2008

RÉQUIEM para un gran amigo

Joaquín Ortega Arenas. El 14 de junio del corriente año, falleció en la Ciudad de Morelia, Mich., mi querido y admirado amigo Lic. Roberto Lozano Pedraza. Mas que un homenaje a una amistad verdadera, como un acto de simple justicia, publico a continuación el homenaje que a mi ilustre colega desaparecido escribió Antonio Tenorio Adame, a quién ni siquiera tengo el honor de conocer, a de quién tampoco he solicitado permiso para hacerlo , porque veo que nos hermana el sentimiento.,. …” MORIR EN MORELIA Antonio TENORIO ADAME Los tiempos de celebración de la muerte, en Morelia son festivos antes de aterradores. Es el fluir de la vida en los círculos de la desintegración de la materia y su creación con el alojamiento del espíritu, como lo describe la lapida de Apakal, Señor de Palenque, la liberación del alma en forma de Quetzal. La muerte en Morelia es amorosa y suave en la cálida compañía de las amistades, los amores y la familia. La pena se origina en la ausencia y la perdida del ser querido que no ha de volver, pero su presencia sigue en la pausada noche del encuentro de su memoria . Roberto Lozano Pedraza fue un moreliano que vivió su cálida muerte con la entereza de que la vida solo es parte de un proceso superior encerrado en la eternidad. Supo valorar su tiempo vivido pero advirtió que su fin llegaría y habría que estar alerta y preparado. Fue el último alquimista de la amistad. Lozano sabía del paso de las estrellas y sus composiciones en la representación zodiacal, precisaba con destreza singular el diseño de una carta astral para advertir de peligros, desventuras o tiempos propicios; recorría la numeralia para conocer el sentido que soplaría el viento de la fortuna, aceptaba los buenos talismanes como el peso especifico de la alquimia espiritual, sabia curar las dolencias de los amigos, pero sobre todo fue un hombre generoso y justo. Estudió con profundidad la cábala y las significaciones del tarot. Para el maestro Lozano la libertad del ser humano era el eje de la sociedad, y el sentimiento patriótico salía lucir al primer disparo de quien osara agredirlo. Las logias más que refugios fueron trincheras para esparcir sus ideas libertarias. Rodeado de amigos en cada café que encontraba posada: Catedral, del Olmo, Europa o Virrey de Mendoza, inspiraba la plática de filosofía, política o la cátedra de tauromaquia a la que era aficionado. A la hora de reencuentro con la muerte escogió la Plaza mayor de Morelia, con sus cafés, sus puestos de periódicos, para despedirse de sus amigos, sin faltar ninguno, pidió la cuenta y marchó antes de medio día por las calles del centro rumbo a San José donde se situaba el hogar de su familia, sin alcanzar a llegar, cayó sin vida el 14 de junio de 2008. El moreliano de excepción se fue para quedarse entre nosotros en Morelia. El acudió a la cita final como un reencuentro con destino a la eternidad, como hombre del universo lo sabía desde el 16 de agosto de 1999, faltando solo 15 minutos para cerrar la media noche, escribió, como si tratase de su carta astral, el epitafio que nos legara como muestra de que la muerte es parte de la vida, al pie decía: " Dejo aquí mi cuerpo, como una armadura que me fatiga, para continuar mi infinita ascensión a las altas cimas bañadas por la eterna "LUZ". La puerta de la eternidad se había abierto. OTRAS MUERTES; EL OLVIDO A SANTA ANNA Una de las sentencias universales de la política mexicana, es que: "en política no hay muertos". Sin embargo, la muerte si juega en política. En el pasado reciente del partido hegemónico, se decía que hasta los" muertos votaban". Además en el transcurso del tiempo, la sátira periodística elabora en ejercicio de la libertad de imprenta, las consabidas "calaveras" donde los personajes más encumbrados se enfrentan al humor de las calacas. Acerca de estos tiempos de intensos debates legislativos de reforma energética, no menos fueron los que se refieren a la aplicación a la leyes sobre cementerios del 30 de enero de 1857 y la del 31 de julio de 1859 que quitó a la iglesia toda intervención en las inhumaciones y cementerios, Después en el régimen del Presidente Sebastián Lerdo de Tejada, se pasarían estas leyes al texto constitucional. Cabe intercalar la crónica de José Lorenzo Cossio, donde se da cuenta de hechos sobresalientes de entierros y duelos. La Agencia Gayosso se fundó en 1875, al iniciar su desempeño tuvo a bien gestionar que los tranvías contaran con un carro especial para conducir los cadáveres. Entre los funerales famosos que comenta Cossío, señala, que el más suntuoso es el de González Ortega, que murió en Saltillo el 28 de febrero de 1881, y el de don Mariano Arista, que fueron traídos de España el 5 de octubre del mismo año. Ambos fueron depositados en patio de Minería, en donde la capilla ardiente se formó con gran lujo, en el patio fusiles en pabellón, escudos de marrazos, piezas de artillería y pirámides de gradas. En la ceremonia vi por primera vez el alumbrado de luz eléctrica de arco, obtenida por medio de una caldera y un dinamo, las luces se dirigían al antojo. El entierro de don Sebastián Lerdo, y otros fueron muy concurridos, pero todos semejantes, pues el servicio de tranvías además de moderno igualó. E n los recuerdos de Cossio brota el de Antonio López de Santa Anna. El caudillo que ascendió once veces al poder de la presidencia del país. El mismo que parecía inmortal tuvo un sepelio sin las glorias que gozó en la tierra.. Santa Anna murió el 21 de julio de 1876, en la casa número 6 de la calle de Vergara. Estaba en el Empedradillo con el señor mi padre, cuando pasó un pobre entierro, seguido de un coche. Todo habría pasado inadvertido si mi padre no me hubiera dicho: "Ves ese pobre entierro, pues es el del general Santa Anna, uno de los hombres que más han figurado en tu patria y a quienes muchos de los que figuran hoy le deben lo que son, y sin embargo, a la hora de su muerte, no han tenido más que un amigo que lo acompañe: ese coche que ves, el del general Blanco, que fue uno de sus ministros. En política siempre se paga así."

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