6/29/2009
LA FARSA DEL VOTO.
Joaquín Ortega Arenas.
Hemos sostenido ya de tiempo atrás, que la forma en que se realizan las elecciones en México, y la forma de votar, son una verdadera farsa, y trataremos de probarlo hoy.
Por “farsa”, nos señala el Diccionario de la Lengua Española, debe entenderse:
farsa.(Del fr. farce).1. f. Pieza cómica, breve por lo común, y sin más objeto que hacer reír.2. f. Compañía de farsantes.3. f. despect. Obra dramática desarreglada, chabacana y grotesca.4. f. Enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar.5. f. En lo antiguo, comedia.
Para el estudio que nos espera, debemos tomar el significado señalado en el Diccionario con el número 4.,
Para el mismo diccionario, voto, es,
voto.(Del lat. votum).1. m. Expresión pública o secreta de una preferencia ante una opción.
La forma en que se realiza la votación en nuestra “democracia”, de ninguna manera deja de constituir un “. Enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar.”
Señalan las leyes escritas ad hoc que en México el voto es libre y secreto, cosa totalmente falsa; el voto es simulado y anónimo. El presunto votante, el que va a las urnas electorales a expresar en forma pública o secreta su preferencia por algún candidato , se concreta a exhibir en la casilla respectiva su credencial de votante. Los empleados o “funcionarios” electorales dan fe de que así ha sido, y le manchan una mano para que no se presente en otra casilla a votar, pero en su voto, en la boleta en la que se supone que ha expresado su preferencia, no aparece su nombre ni el número de credencial de votante ni su firma. De lo que queda asentado en la boleta no queda huella alguna . Solo una cruz elaborada con tinta especial que en la misma casilla facilitan al presunto votante. Es decir, no queda nada que sirva para acreditar que en efecto el votante ha expresado una preferencia por tal o cual candidato. Para el votante tampoco queda huella alguna que permita acreditar en cualquier momento quién es la persona que ha votado. Obviamente, a partir del momento en que el votante cruza alguna sigla del partido político de su preferencia, queda esa voluntad automáticamente anulada por el anonimato del voto, con lo que la acción de votar queda convertida en un “Enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar “, y mediante la tramoya descrita ya, se engaña al votante que cree que con ello ha realizado un acto democrático eficaz que le da derecho de reclamar a aquel por quién ha votado, cumpla con su deber al resultar electo. El votante, queda sin constancia alguna de que emitió su voto a favor de la persona o partido de su preferencia y el que resulta beneficiado con ese voto anónimo, queda también privado del derecho de saber quién o quiénes han votado en su favor. El engaño se agiganta en este nuestro vapuleado País, cuando en una acto monstruoso contrario a cualquier democracia, el Estado reparte “ a discreción”, curules “plurinominales”, crea representantes populares por los que nadie ha votado, ni siquiera en forma anónima., y, lo que es peor, de esa manera se garantiza la aprobación ilícita de las leyes “por mayoría”.
A estas figuras grotescas de la democracia mexicana, se les ha denominado “diputados o senadores de mayoría” y “diputados y senadores plurinominales”, otro barbarismo, ya que la palabreja ni siquiera es consignada en el Diccionario de la Lengua Española, es como toda esta tramoya, un invento más .
No se puede afirmar que algún representante popular es “de mayoría”, en tanto los votos son anónimos y, menos aún que un representante popular no ha sido nombrado por el pueblo, por electores concretos con cara y nombre cuando en esa parte de la “plurinominalidad” no ha intervenido elector alguno.
Sin mayor argumento, tenemos que reconocer que las elecciones mexicanas no son otra cosa que “Enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar”, para aparentar democracia, y no solo para engañar, sino para perpetuar el engaño en que ha quedado convertido el artículo 40 constitucional que señala,
Artículo 40.- Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.
si, como ha quedado analizado, la democracia ya no existe y los representantes populares se designan mediante “... Enredos, tramas o tramoyas para aparentar o engañar”.
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