10/28/2012

“OPOSICION, IMPOSICION, RESIGNACION Y CARGADA.”



Joaquín Ortega Arenas.

SEGUNDA PARTE

El periodo presidencial de Carranza, que acogió con gusto “la cargada” transcurrió sin pena ni gloria, y cuando se  presentó la sucesión presidencial, pretendió imponer al Ingeniero Ignacio Bonillas con la OPOSICION de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, que se levantaron en armas esgrimiendo el “Plan de Agua Prieta”.
En esta ocasión, como ha sucedido en otras oportunidades posteriores, la oposición venció a la imposición. Carranza fue obligado a abandonar la Ciudad de México llevándose consigo  sesenta millones de pesos oro, de la Tesoreria de la Federación y en condiciones precarias, ya que el tren en que llevaría a su escolta fue destruido por un “maquina loca”. Con una corta escolta de Cadetes del Colegio Militar pudo llegar hasta la estación de Aljibes, en la Sierra de Puebla, a partir de la cual la oposición había levantado las vías del Ferrocarril. A caballo, se internó en la sierra hasta la Ranchería de Tlaxcalaltongo, en la que con unos cuantos partidarios que lo acompañaban se instaló en una de las cabañas de la ranchería en compañía del Lic. Luis Cabrera, el Ingeniero Bonillas, su frustrado candidato y  tres personas más.  A la media noche, un grupo de gente armada se asentó brevemente frente a la choza disparando sus armas y lanzando diatribas en contra del Presidente que valientemente abrió la puerta de la choza  y de inmediato fue tocado por un disparo en una pierna que lo hizo perder el equilibrio y,  mientras caía, recibió cuatro disparos de fusil en la espalda que le ocasionaron una muerte inmediata. Las personas que lo acompañaban, ilesos, trataron de auxiliarlo pero ante el temor de ser asesinados,  prefirieron perderse en la obscuridad de la noche.
Los grandes diarios de la Capital dieron la noticia de que el Presidente “se había suicidado” y rápida, llegó la resignación de los mexicanos y con ella, la cargada. No había en México un solo partidario de Carranza.  Todos, absolutamente todos los mexicanos, resignados, buscaron la forma de identificarse con los sonorenses Álvaro Obregón y Plutarco Elías, y disfrutar aunque  fuera, de algunas migajas del botín de los vencedores. La cargada desencadenada recibió justo trato, desde luego.
Álvaro Obregón,  tuvo un gesto que lo enaltece.  Creó la Secretaría de Educación Pública y designó como titular a un verdadero genio, José Vasconcelos. Durante su cuadrienio purgó las filas revolucionarias “desapareciendo cerca de 400 “generales”,  FIRMÓ LOS HUMILLANTES “TRATADOS DE BUCARELI” en agosto de 1923 a cambio de que lo reconociera el Gobierno de los Estados Unidos, garantizando con ellos el atraso de México en todos los órdenes y, se dice, comprometiéndose al asesinato de Francisco Villa, condición que cumplió de inmediato. Durante su cuadrienio, crecieron como la espuma las fortunas de sus amigos Aarón Sáenz, Federico de Lachica, Romandía Ferreira y otras decenas más.
Con los mexicanos “resignados”  a la forma de gobernar de los sonorenses, dejó el cargo a su amigo Plutarco Elías, que tomó posesión el 1 de diciembre de 1924 sin oposición y con la misma cargada que soportó y enriqueció su antecesor.
Para el primer sexenio 1928-1934,  se presentaron tres candidatos. Dos de la Oposición, Francisco Serrano y Arnulfo R. Gómez, ambos aplastados y asesinados por la Imposición y Álvaro Obregón, también asesinado, al decir de la Vox Populi, por la mismísima Imposición que debe haber cambiado de opinión y preferencias. 
Un interinato, Emilio Portes Gil, y un Presidente impuesto, que tal vez por otro cambio repentino de la imposición, estuvo a punto de ser asesinado el mismo día en que tomó posesión. De  todos modos, algo pasó porque tuvo que renunciar al cargo.
Otro interino, Abelardo Rodríguez Luján que expidió las leyes que significaron el  candado para que no volviera a haber “disidencias”, en especial la Mussoliniana Ley Federal del Trabajo, que acogió  a todos aquellos que significaban poder y su control absoluto.
Los líderes de todas las corrientes fueron resignadamente incorporados a la nueva cargada, hasta que de 1988 en adelante se inició una lluvia de leyes tendientes a completar el proyecto de nación. Hubo algún candidato a la presidencia disidente y murió asesinado en Tijuana,  lo que como señala el resignado pueblo,  calmó la gallera.
Volvió a funcionar el sistema porfirista. Los siguientes presidentes, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, fueron designados por la imposición, sin ninguna oposición. La  resignación y la cargada, siguieron intactas, hasta que en el año 2000 apareció en el panorama político un tabasqueño incómodo, con un inesperado “mesianismo” que compitió para gobernador del Distrito Federal y materialmente barrió con la posible imposición.  El gobierno vio en él un posible opositor y desató en su contra a los perros judiciales. Expropió un predio en Santa Fe para agilizar la circulación de vehículos en esa zona y contra toda ley concedieron una suspensión contra la expropiación por causa de utilidad pública. Siguió la obra y estuvieron a punto de desaforarlo. La reacción popular determinó que las amenazas quedaran solo en eso. Pero como tenía que suceder  terminó el sexenio y el iluso Gobernador pensó en la grande. Se convirtió en oposición y arrastró nuevamente con su opositor pero.  Mil triquiñuelas y trapacerías hechas valer por la imposición le dieron el triunfo….por dos milésimas de votos  más. La resignación pronto hizo olvidar a los defraudados su derrota  y alinearse a la cargada. A los alineados en esta ocasión, les han llamado “los Chuchos”, porque su promotor se llama “Jesús”.
     Transcurrió un sexenio más, caracterizado por los más de cien mil muertos en una imaginaria guerra a la delincuencia organizada, y la despiadada enajenación de las riquezas de nuestro querido suelo, la minería a canadienses; la electricidad a los españoles; el petróleo a quién lo compre, sea quien sea.  Se permitió la entrada de semillas transgénicas  que son un grave peligro para la vida y para la tierra en que sean sembradas, siempre en beneficio de la peor enemiga de México en toda su historia,  “Monsanto Chemical Co.” Y el mismo candidato derrotado en la elección anterior, volvió por sus fueros e indudablemente  volvió a triunfar, pero en esta ocasión brillaron intensamente actos ilícitos como compra de votos, falsificación o doble impresión de boletas y mil trapacerías mas, “ignoradas” por las autoridades judiciales, y venció la imposición.  Otra vez reapareció brillando intensamente la resignación y todos los altos funcionarios que habían sido electos por la oposición, se reunieron hace unos cuantos días y besaron reverentemente la mano de su verdugo. ¡Espectáculo atroz mengua de la democracia y monumento de nuestra eterna cargada! Ocurrida ante nuestros ojos y nuestra sempiterna cobardía.

¡Que la patria nos lo demande!

10/23/2012

“OPOSICION, IMPOSICION RESIGNACION Y CARGADA.” PRIMERA PARTE.



Joaquín Ortega Arenas.

 Hace ya 140 años, se inició en nuestro atribulado México un círculo vicioso que se apoderó de la vida política que, por más esfuerzos realizados no ha sido posible romper.
Corría el año de 1858 y la Constitución aprobada el año anterior era motivo de intensas riñas entre Conservadores y Liberales. Ignacio Comonfort,  Presidente de la República, se dio a sí mismo un Golpe de Estado  desconociendo la Constitución de 1857, apoyado por el ejército (las tropas de Leonardo Márquez)  y el Clero, designándose a Félix Zuloaga Presidente.  Benito  Juárez, Presidente de la Suprema Corte de Justicia, por Ministerio de la Ley fue instituido Presidente de la República  en la Ciudad de Guanajuato en el año de 1858 permitiendo el acceso al poder de los únicos verdaderos patriotas que conocemos en nuestra historia y seguimos llamando con respeto y veneración como los “Hombres de la Reforma”. Perseguido por los eternos enemigos de México, auspiciados por la Alta aristocracia y el Clero, emigró en un recorrido ininterrumpido de varios años, cargando sobre sus espaldas la casi desconocida “legalidad”. Siguió la Intervención Francesa, y el Imperio de Maximiliano Primero y Juárez y su gente soportaron todos los acosos posibles, hasta que el 15 de julio de 1867, cuando que regresó triunfalmente a la Ciudad de México, después de que la intervención francesa había terminado con el fusilamiento del Emperador Maximiliano en el Cerro de las Campanas en Querétaro.
No terminaron los problemas de Benito Juárez con la vuelta a la Ciudad de México, pero los fue sorteando con el acoso constante del General Porfirio Díaz, que se levantó en armas con el “Plan de la Noria” con el que  ávido de poder, trataba a toda costa de obtenerlo.  El  18 de julio de 1872, murió Juárez en el Palacio Nacional,  amenazado por el levantamiento armado del General Díaz que consideraba que se estaba “eternizando en el poder”,  aunque solo pudo ejercerlo  a partir del año 1867,  y lo empleó para entronizar las “Leyes de Reforma”, desgraciadamente hoy olvidadas  por los “Regímenes Revolucionarios”. Lo sucedió por ministerio de la Ley el Presidente de la Suprema Corte, Sebastián Lerdo de Tejada que convocó a elecciones para el periodo 1872-1876. Porfirio Díaz, otra vez con las armas en la mano se postuló y fue derrotado por Lerdo de Tejada, pero no cejó en su empeño sosteniendo como bandera la “No reelección” y publicando un periódico satírico antigobiernista que llamó “El Ahuizote”. Su impaciencia, terminó en  sublevación con el Plan de Tuxtepec al que hizo triunfar en la Batalla de Tecoac. Realizó una alianza con los conservadores y el clero y por fin, pudo triunfar en las elecciones celebradas en el año de 1876, permaneciendo en el poder hasta el año de 1880, en que para no contrariar todavía el principio que había orientado su rebeldía,  impuso a su compadre el general Manuel González. Su compadre se dedicó la más descarada de las corrupciones antes conocidas auspiciado por el propio General Díaz y Manuel Romero Rubio. Su afición por las mujeres lo colocó siempre en el escándalo,  y devolvió  la Presidencia a Díaz que de esa manera inició el segundo de sus períodos presidenciales,  renovado cada cuatro años casi sin oposición, excepción hecha la que promovieron en 1892 los Hermanos Flores Magón, ahogada en sangre. Fue durante los Gobiernos de Díaz la aparición de otro fenómeno catastrófico para la democracia en México, “la cargada”. Los presuntos opositores al régimen,  una vez perdida la lucha política se “resignaban” y entregaban completamente al poder en busca de ganancias y canonjías que el Presidente no regateaba.  Llegaron las elecciones del año 1910 en que surgió la figura de Francisco I. Madero con el Partido Antirreleccionista.  Fue detenido y encarcelado en el mes de julio y deportado antes de las elecciones en las que el triunfo de Díaz fue arrollador. La ya inefable resignación de los derrotados y su ingreso a la  “cargada” logró que las Fiestas del Centenario de la Independencia fueran tremendamente celebradas. Poco duró el gozo. En el mes de abril de 1911, cinco regimientos de“Rangers” bajo el mando de un sudafricano apellidado Valjean y Giuseppe Garibaldi; dos bandas de forajidos   al mando de  Doroteo Arango, que ya se hacía llamar Francisco Villa, y Pascual Orozco,  tomaron Ciudad Juárez, el antiguo San José de Paso del Norte.
 El Presidente Díaz, aquejado por un terrible dolor de muelas renunció a su cargo. Se designó Presidente Provisional a Francisco León de la Barra, que convocó a elecciones en las que triunfó arrolladoramente Francisco I. Madero.  Se acabaron como por ensalmo los partidarios de Porfirio Díaz. Todos los mexicanos “resignados”, se convirtieron en Maderistas y, obviamente “La Cargada” se vio como nunca, coronada por la gloria.  Poco duró el gusto. Madero, terrateniente norteño, ilustrado, en cuanto empezó su mandato “licenció a las fuerzas revolucionarias” (que en verdad nunca existieron)  y se entregó de lleno al ejército federal. Sus ideas conservadoras lo obligaron a enfrentarse, con una furia inusitada, a los campesinos del Estado de Morelos que representaba Emiliano Zapata.  En vano  sus “Generales” trataron de acabar con los surianos levantados en armas, lo que fue menguando fue la gran popularidad que lo había acompañado. A principio del año de 1913, se suscitó un Golpe de Estado auspiciado por el Embajador de los Estados Unidos, cuyo País ya veía su incapacidad para corresponder a la ayuda que le habían prestado. Valido nada más ni nada menos que  de Victoriano Huerta, a quién Madero había designado Jefe del Ejército, que lo detuvo en el Palacio Nacional  y prohijó su asesinato previa renuncia que le fue arrancada por la fuerza, hechos notorios para todo el pueblo que solo 14 meses antes lo había consagrado como su héroe máximo, pueblo olvidadizo que, “resignado”,  se entregó al regocijo y  festejos sin fin por su asesinato.  Otra vez “la cargada” cambió de rumbo. Victoriano Huerta era hoy el héroe. Madero el villano.
El antiguo senador y gobernador Porfiriano  del Estado de Coahuila, Venustiano Carranza se levantó en armas  con el Plan de Guadalupe y tras batallas, crímenes, robos, violaciones y atropellos sin cuento, que lograron modificar la lengua española al crear nuevos verbos, como “carrancear y “avanzar”, sinónimos de robar, asesinar, violar, y destruir;  se  hizo llamar “Primer Jefe del Ejército Constitucionalista” el 14 de octubre de 1914.Por sus eternas veleidades tuvo dificultades para gobernar hasta que se rebelaron Francisco Villa y Emiliano  Zapata obligándolo a retirarse hasta Veracruz en donde gracias a la genialidad de Luis Cabrera, promulgó la “Ley Agraria de 6 de enero de 1915 “ que le recuperó parte del prestigio que había perdido. Álvaro Obregón derrotó a Francisco Villa en Celaya y Zapata se retiró a su tierra. El 14 de marzo de 1916, Carranza permitió la entrada de 10 000 soldados estadounidenses y varios aviones “Curtiss-R2. bajo el mando de los Generales  John J. Pershing y Dwight D. Eisenhower, con el pretexto de que iban a capturar a Francisco Villa que unos días antes, había atacado la Ranchería de Columbus, en la frontera con México. Fue electo presidente el 1 de mayo de 1917.
 Con la presencia invisible, pero sensible de las armas yanquis, Carranza convocó a un Congreso Constituyente que inició sus trabajos en la Ciudad de Querétaro el 1 de diciembre de 1916  y dictó la Constitución vigente aun (con más de dos mil enmiendas y adiciones) que fue promulgada el 5 de febrero de 1917,  y como verdadero “milagro” el día 7 del mismo mes y año, el ejército norteamericano abandonó el País.

10/16/2012

LICENCIA PARA MATAR (007).



Joaquín Ortega Arenas.

El artículo 14 Constitucional  señalaba textualmente:
Artículo 14. A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.

Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes expedidas con anterioridad al hecho….,
Por Decreto de fecha 9 de noviembre de 2005, publicado en el Diario Oficial de la Federación al siguiente día, rubricado por el Presidente de la República  Vicente Fox y su Secretario de Gobernación Carlos  Abascal, el texto ACTUALMENTE dice:
"Nadie podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos".
Simple y sencillamente, y en contravención expresa con los numerales 3, 6, 7, 8, 28, 30, 31 y 32  De la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, del que el primero de los nombrados ORDENA,
ARTÍCULO 3.- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. 

se excluyó igualmente en  México, como “Garantía Individual”, y sin que en ningún momento ese hecho haya sido controvertido durante los SIETE años transcurridos, por la Comisión Nacional (México) de Derechos humanos, no obstante que se ha convertido en una licencia para matar impunemente, con saldo hasta hoy de casi cien mil asesinatos no aclarados ni investigados en su mayoría.
Desde hace unos cuantos días, los Diarios están  festinando el asesinato por parte de personal de la Secretaría de Marina, de un presunto “Zeta”, “el Lazca”, que según se ha dicho, presenciaba tranquilamente un juego de beisbol en un poblado del Estado de Coahuila;  el cadáver fue llevado a un velatorio y de allí, robado por gente fuertemente armada.
Me asaltó la duda de inmediato. ¿Cómo es posible que se prive de la vida a alguien sin saber siquiera quién es; cómo es posible que la víctima de un asesinato sea llevado por las mismas “fuerzas del orden” a un velatorio privado y no a los Servicios Médicos oficiales para que se le practicara la autopsia “de ley” y aun más, que se deje sin vigilancia ese velatorio privado para permitir que el presunto “cadáver” sea robado?
Busqué solución a mis dudas:  ¡Posiblemente se trata de una puesta en escena como en el caso de la francesa Florence Casses! o para que ocultarlo, ¡una cortina de humo para desviar la atención de los “errores” cada vez más notorios en que incurren nuestras autoridades! O a lo mejor, se está festejando el quincuagésimo aniversario de la aparición en la pantalla de los cines de todo el mundo del Agente 007,  del grupo de los especiales con LICENCIA PARA MATAR,  como han quedado convertidos, a no dudarlo, todos, absolutamente todos los miembros del Ejército y Marina Nacionales, Policía Federal Preventiva y todo tipo de policías estatales y municipales.
¡Basta con que digan que al que asesinaron sin siquiera saber quién es, o sabiendo como en los casos de “Nacho Coronel”, de Beltrán Leyva, asesinado en calzoncillos por que lo atacaron  dormido, o  cualquier otro presunto capomafioso, era miembro de los Zetas”!
Me asalta la más terrible de las dudas, ¿Donde han quedado  la “presunción de inocencia tan cantada por nuestras autoridades  que existe obligatoriamente en la Constitución; el  obligatorio  juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes expedidas con anterioridad al hecho….,?¡ principios constitucionales hoy en desuso!
No me queda otra respuesta a mis dudas, que el pensar que hace ya treinta años este primoroso País en que vivimos DEJO ATRÁS ESA TONTERIA QUE SIGNIFICA “SER UN PAIS DE LEYES”. ¡QUE HOY NOS DOMINA OTRA VEZ, LA BARBARIE INSTITUCIONALIZADA!

¡QUE PENA DE DA!

10/08/2012

REMINISCENCIAS.



Joaquín Ortega Arenas

Allá,  principios del mes de octubre en el aparentemente lejano año de 1927, con las ambiciones políticas desbordadas por quienes querían suceder en la Presidencia de la República, al tristemente célebre sonorense Plutarco Elías Campuzano, convertido por voluntad propia en Plutarco Elías Calles, con acontecimientos ocurridos durante su gobierno, como la modificación de la Constitución  mexicana para dar paso a la reelección, indudablemente del General Álvaro Obregón, todavía existían soñadores con la legalidad en la política mexicana,  que se atrevieron a desafiar a lo que creían era la voluntad del “Jefe Máximo de la Revolución”:  Los generales Arnulfo R. Gómez , Francisco R. Serrano.
 ¡Qué equivocados estaban el supuesto reelecto Álvaro Obregón y sus dos opositores! Ninguno de los tres tenía posibilidades de llegar. Es casi indudable que su destino estaba señalado,  paralelo e igual.  Iba a ser una muerte violenta, donde fuera y como fuera. 
Serrano fue uno de los primeros en manifestar su inconformidad por la vuelta de la reelección y la postulación de Obregón. El día 2 de octubre de 1927 viajó a Cuernavaca a festejar el día de su onomástico, en compañía de sus amigos y partidarios  Carlos A. Vidal, Miguel A. Peralta, Daniel Peralta, Rafael Martínez de Escobar, Otilio González, Carlos V. Araiza, Alonso Capetillo, Augusto Peña, Antonio Jáuregui, Ernesto Noriega Méndez, Octavio Almada, José Villa Arce y Enrique Monteverde,  donde fue detenido por órdenes del Gobernador del Estado, en cumplimiento a las que había recibido del Presidente Calles, y al día siguiente, 3 de octubre “traído” a la Ciudad de México por el General Claudio Fox, al frente de un regimiento de artillería con 300 soldados armados con rifles Thompson ” pero antes de llegar  al Poblado de Huitzilac, fueron obligados a bajar de los autos para ser asesinados aparentemente por orden de Álvaro Obregón, quien y sospechando una asonada, hizo una purga sangrienta de los rangos militares y mató a quien en otra hora fuera su entrañable compañero de armas. Los cadáveres fueron conducidos a la Escuela Médico Militar, a donde fue Obregón con objeto de cerciorarse de la muerte. Un testigo ocular relató que el cadáver estaba boca abajo y, Obregón con la punta del pie lo volteó y exclamó “Mira nomás compadre, como te dejaron”. Afirman otros testigos que el Presidente Calles, giró una orden al General Fox, en la que le decía:
“Sírvase mandar inmediatamente a Cuernavaca acompañado de una escolta de 50 hombres del Primer Regimiento de Artillería, para recibir del general Enrique Díaz González, Jefe del 57º batallón, a los rebeldes Francisco R. Serrano y Personas que lo acompañan,  quiénes deberán ser pasados por las armas sobre el propio camino a esta Capital por el delito de rebelión contra el Gobierno Constitucional de la República, en la inteligencia de que deberá rendir el parte respectivo tan pronto como se haya cumplido la presente orden directamente al suscrito  Presidente de la República, P. Elías Calles.”
La revolución, “generosa siempre ha pagado y pagará por los “favores que recibe.” La familia del general Fox, vivía en una mansión de más de mil metros cuadrados en la Colonia Cuauhtémoc, y su pequeña hija recibió hasta el año de 1942 en que la Directora de Asistencia Social de la Secretaría de Salubridad, Señorita Francisca Acosta se la suspendió, una jugosa “beca de estudios” de más de diez mil pesos mensuales.
El General  Abundio Gómez, también candidato  designado el 23 de Junio de 1927 por el Partido Nacional Antirreeleccionista, agrupación surgida como respuesta a la reforma constitucional del 21 de octubre de 1925, que permite la reelección del presidente de la República por una sola vez, enfermo, fue detenido el 4 d noviembre en las montañas entre Teocelo e Ixhuacan, conducido a Coatepec, sometido a juicio y fusilado en el panteón de esa Ciudad, atado de pies y brazos al paredón de la ejecución, con los ojos vendados. Su cadáver fue sepultado en la Ciudad de México el día 6 por el Partido Nacional  Antirreeleccionista.

El candidato, triunfador en las elecciones de julio de 1928 sin oponentes,  Álvaro Obregón Salido, hijo de Francisco Obregón, campesino y Cenobia Salido,  hija del multimillonario José María Salido, fue asesinado de más de veinte balazos, en el Restaurante “La Bombilla” en San Ángel, mientras la orquesta Típica del Maestro Alfonso Esparza Oteo  interpretaba a petición del asesinado, su composición  “Limoncito”.    El propio Maestro Esparza Oteo relató cómo apreció el asesinato al que eso escribe, relato que hasta donde la memoria lo permite, repetiré.
Estaba tocando la Orquesta el vals “Morir por tu amor” del Maestro Belisario de Jesús García, que tocaba con nosotros como primer violín, cuando se acercó el ayudante del General y me indicó que quería escuchar “Limoncito”.  Paré la ejecución de “Morir por tu Amor”, cosa que disgustó terriblemente a Don Belisario, que se incorporó y dejo de tocar para buscar la caja de su violín.  Llevábamos unos cuantos acordes, apenas empezaba el segundo verso, cuando se desató una balacera - Interrumpí el relato para aclarar al maestro que el asesino solo había disparado tres o  cuatro veces, y me dijo - Mire amigo, yo estuve en la revolución y se distinguir entre unos pocos balazos y una balacera. Esto fue una balacera y, me tiré al suelo. Por cierto, Don Belisario también se tiró al suelo y en cuanto terminó la balacera salió del restaurante cargando la caja vacía de su violín. El violín se perdió y se lo tuvimos que reponer…”
La versión oficial de un solo asesino, condenado a muerte y fusilado, quedó sin sustento cuando llegó el informe rendido por los médicos legistas que practicaron la autopsia al cadáver del General en  Culiacán.  ¡Si fueron muchas balas de diferentes calibres! Pero a estas alturas es inútil tratar de averiguar… y además, ya no serviría de nada.
Hoy no sirve de nada saber si fue un peso o miles de millones de pesos los empleados en estas elecciones. A los mexicanos no nos importa.