6/24/2013

PIRATAS, CORSARIOS, BUCANEROS Y….”LEGISLADORES”.


Joaquín Ortega Arenas.

La historia de la furia delictiva marítima desatada con el “descubrimiento” de un continente  en el que el oro y la plata abundaban, sigue siendo un ejemplo para todo tipo de delincuentes, incluyendo a los adictos a  ese “oficio” para el que no se requiere contar con conocimientos de ninguna especie,    ni estudios, ni principios y , “sobre todo”, de ética, …”la política”. Basta para entrar en ella, “ser sordomudo  y ciego” bien administrado  y con flexibilidad plena en la vértebras cervicales., pero volvamos a la historia.
La “piratería” definida como,
 “…. una práctica de saqueo organizado o bandolerismo marítimo, probablemente tan antigua como la navegación misma. Consiste en que una embarcación privada o una estatal amotinada ataca a otra en aguas internacionales o en lugares no sometidos a la jurisdicción de ningún Estado, con el propósito de robar su carga, exigir rescate por los pasajeros, convertirlos en esclavos y muchas veces apoderarse de la nave misma. Su definición según el Derecho Internacional puede encontrarse en el artículo 101 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Fueron distinguidísimos “piratas”  Henry MorganEl Olonés (Jean David François de Nau), Michel de GrammontLaurens de Graff, Lorencillo ( hacen referencia a él como Lorent Jácome), todos ellos piratas sin escrúpulos. Los peores asaltos que se recuerda fueron: Maracaibo por El Olonés, Veracruz por Grammont y Lorencillo y Puerto Bello por Morgan, no tenían que pagar nada a nadie del producto de sus fechorías.
Durante el Siglo XVII, aparecieron los “Corsarios “, marinos dotados de las llamadas “Patentes de Corso”,  permiso para delinquir otorgado por las grandes potencias,  en su beneficio. Se distinguieron en esta nueva clase de la delincuencia Francis Drake o la flota francesa en la Batalla de la Isla Terceira .que como parte del “corso” eran  tratados como soldado de otro ejército y no como un simple ladrón y asesino; eso sí, con la obligación de entregar a su patrocinador una gran parte de lo obtenido en sus actividades delictivas..
Los “bucaneros”, llamados así porque sus tripulaciones se formaban con  habitantes de las islas en las  que preparaban y vendían carne al bucán, es decir, ahumada. Sentaron sus reales en las poblaciones situadas en el Golfo de México y el Caribe. Veracruz, San Francisco de Campeche, Cuba, Santo Domingo, Cartagena de Indias, Honduras, Venezuela, Panamá y Nicaragua que  fueron las, víctimas de saqueos, asaltos y asesinatos. Estos, como los piratas, no tenían que repartir el producto de sus fechorías.
¿Quién iba a imaginarlo siquiera? En pleno Siglo XXI, otros “bucaneros” han sentado sus reales en nuestra sufrida Patria.
Los flamantes “legisladores”, a quienes definimos en el primer párrafo de esta colaboración.  “Pusieron el grito en el cielo”  porque,  algún iluso o marihuano pretendió  conocer las fortunas que poseen y su siempre dudoso origen. ¡Como, es una falta de respeto a los padres de la Patria! Nos oponemos radicalmente!
A estas alturas del partido en las que los originales, los verdaderos “padres de la Patria” , es decir, los criollos constituyentes de 1823-1824, lograron erradicar de las leyes mexicanas  el “molesto” juicio de residencia  para permitir  que la Patria y los mexicanos les pagaran sus inmensos sacrificios;  las leyes que ellos mismos “elaboran” han sido diseñadas para que se les guarde el respeto debido”,  en que el gran legislador  José López Portillo  envió al Congreso de la Unión una disposición para que se convirtiera en eterna esa “protección” y, obvio, el Congreso lo convirtió en Ley.
 HOY TRES, si tan solo TRES Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, vuelven con la cantinela de limitarles ese inmenso y sacratísimo derecho de  emular y quizá hasta superar a  los  antiguos “bucaneros”. ¡Ellos que también gustan de la carne asada al carbón y de la inmunidad e impunidad absoluta relativa a su forma de buscarse ¡un guardadito para la vejez, los ranchos, los Enzo Ferrari, llamados tambien “el Ferrari del desierto” ya que la mayoría de los propietarios son jeques petroleros. El juguetito de cuatro ruedas, tiene un costo de casi 2 millones, ¿de dólares?... ¡No, de euros! ¡Más de 34 millones de devaluados pesos mexicanos! Los asientos son de fina piel, cosidos con ¡hilo de oro! Y en el tablero… ¡diamantes!,  Rolls Royce, Bugatti, que necesitan ellos y sus familiares, amigos y musas de su harén. Ellos, necesitan para sus trajes, camisas, zapatos, a poco nada más “Granier”. Sus viajes, sus fiestas con 1000 invitados, o más; de la “Dom Perignon, y Cognacs Martell, Hennesy, Remy Martin, Paulet que hoy guardan en sus nutridas “cavas” y con los que suplieron los horripilantes tequilas y pulques de ayer…!
¡Necios aquellos  TRES que no tienen capacidad de pensar, HOY POR MI, MAÑANA POR TI.


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