10/27/2013

MÉXICO, CIUDAD DE VANGUARDIA.


Joaquín Ortega Arenas.

Escuché en alguna ocasión decir a alguien que ni siquiera  recuerdo quien fue,  que no “…hay nadie en el mundo tan latoso, tan sucio, tan chillón, tan inoportuno, tan destructor,   ni tan necesario como los niños…” y vaya si tenía razón. Todo aquel que es padre lo sabe de cierto, y las madres, lo resienten dentro de sí desde nueve meses antes de que se conviertan en niños, en que se inician los ascos, los mareos, y un cúmulo más de molestias físicas y mentales…

La edad propiamente “delictiva”, se inicia cuando aprenden a caminar. Daño en propiedad ajena es el delito que mas cometen. Lámparas, platos, juguetes que a elevado precio se les compran y ….los desbaratan para ver cómo funcionan, etc. ¡Ya es tiempo de acabar con esa tremenda delincuencia infantil!, pero ¿Cómo? Muy sencillo, que el Estado que es quien tiene los medios, se encargue de ellos, de su educación de su alimentación, por medio de grandes “prisiones” atendidas por pedagogos, educadores, médicos, enfermeras, sociólogos y psicólogos que, juntos  nos van a dar nuevas generaciones  de personas utilísimas para la sociedad.  De paso,  se logrará que los matrimonios que ya no quieren tener hijos por la dificultad de sostenerlos den fin a esa disminución poblacional que está convirtiéndose en un verdadero peligro.

Leímos en los Diarios que nada más ni nada menos que el señor Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal Don Edgar Elías Azar envió una iniciativa a la Asamblea de Representantes del Distrito Federal para reducir a doce años la edad penal sustituyendo tal vez, el principio fundamental de culpabilidad, por el de peligrosidad.
Nos parece extraño, pensamos que no se respetará, en caso de ser aprobada la nueva ley, algo tan sustancial como la inocencia, que define el Diccionario de la Lengua Española como:

Inocencia
1.    f. Falta de culpa:
2.    la inocencia de la infancia.
3.    Exención de toda culpa en un delito o en una mala acción:
tuvo que esperar al juicio para demostrar su inocencia.
4.    Ingenuidad, falta de malicia: le conquistó la inocencia de su mirada.

Incorporar a los adolescentes de doce años en adelante al grupo delincuencial, es desde luego  negar derechos humanos a los menores infractores, como la presunción de inocencia, el principio de culpabilidad, el derecho de defensa, a más de que, las únicas leyes inviolables que existen,  son las leyes de la naturaleza, y no han determinado esas leyes ni podrán determinar jamás,  en forma general, cuando termina la inocencia en los humanos.

Como abogado postulante me han tocado, entre otros, casos en que una pandilla de mozalbetes que se formó en las calles de Piedras Negras, Colonia Roma,  pandilla que capitaneaba un tal “Parras”, se dio un día a la tarea de lapidar transeuntes y autobuses de transporte urbano.  Obviamente, la policía hizo su aparición y se llevaron a seis o siete, no recuerdo cuantos, a la Delegación más cercana, en la que el Agente del Ministerio Público Adscrito inició el levantamiento de atas. Me llamaron y cuando llegué, varios padres y madres de los detenidos estaban ya suplicando por la libertad de sus hijos. El Agente del  Ministerio  Público me indicó que si yo hablaba con los ofendidos y aquellos desistían de sus acusaciones, no tendría empacho  en enviarlos al Juez Calificador para que determinara sanciones pecuniarias. Lo hice: pagué daños y después multas de sesenta pesos por cada detenido. Salieron  libres y hoy, todos ellos son personas respetables, algunos hasta Altos funcionarios judiciales.
¿Qué hubiera sucedido si, no obstante ser menores a los 21 años que ese  entonces era el límite inferior de la responsabilidad penal, los consignan y mandan a la cárcel?
Lo más probable es que en esa verdadera universidad del crimen que son todas nuestras cárceles,  hubieran perdido de golpe y porrazo la inocencia natural de los adolescentes y los niños y se hubieran convertido en verdaderos delincuentes.
¡Qué bueno  sería en la vida de nuestros hijos, que  conservaran la inocencia, el candor, y la pureza de una criatura!

Y un comentario aparte para la Ciudad de Vanguardia en que vivimos. Está tan, pero tan adelantada que todos los trámites que necesariamente debemos realizar los “gobernados” ante ella,  son inalcanzables….colas, colas y  colas de tres o cuatro a seis  horas en cada ventanilla  en oficinas destinadas ya descaradamente a“mercados sobre ruedas”, sin excluir, desde luego, al Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal,…… ¡ METAS VERDADERAMENTE INALCANZABLES!


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