3/03/2015

II- TRES ESTALLIDOS DE ODIO.


Joaquín Ortega Arenas. 

A partir de que Madero ocupó la Presidencia, los movimientos armados, justos o injustos proliferaron.
 En el Estado de Morelos, Emiliano Zapata, verdadero apóstol de las luchas sociales en México,  se trató de eliminarlo a toda costa porque representaba ideales exactamente contradictorios con los del latifundista norteño, y al efecto llegaron al Estado de Morelos enviados por el Presidente, los verdaderos carniceros  Juvencio  Robles y Alberto T. Razgado.  Tropelía tras tropelía, fue necesario relevarlos porque el pueblo, le verdadero pueblo protegía a su líder. En sustitución de los “carniceros”, llegó el General Pablo González.  Se dedicó a quemar campos azucareros y desmantelar Ingenios en su beneficio personal y, acorde con los sistemas  políticos porfirianos, a inventar noticias, motejando a Zapata como ”El  Atila del Sur”  imputándole todas las atrocidades que el cometía. Por último, envió a Victoriano Huerta, que nada pudo hacer en contra del caudillo suriano.
Pascual Orozco, por enésima vez se lanzó a la lucha de los poderes constituidos  solo para ver que sacaba de provecho, pero en esta ocasión salió mal parado. Derroto a sus mercenarios el General Victoriano Huerta, al que Madero dio todos los cargos posibles.
El 9 de febrero de 1913, estalló en la Capital de la República un movimiento armado para derrocar a Madero que conoce la historia como “La Decena Trágica”.
El general Manuel Mondragón y otros,  se levantaron en armas,  y pusieron en libertad a los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz que estaban detenidos en la Prisión de Santiago. Se dirigieron al Palacio Nacional a  cuyo cargo de encontraba el General Lauro Villar, con objeto de tomarlo, y   Frente a la Puerta Mariana del mismo, cayó muerto el General Reyes.
En la defensa del Palacio, fue herido  el General Villar, y  Madero designo en su lugar a Victoriano Huerta. Madero y el Vicepresidente Pino Suarez, quedaron en el Palacio detenidos.  El hermano del Presidente, Gustavo A. Madero, se enteró de que Huerta  estaba implicado en el complot  y eso le costó la vida. Fue villanamente asesinado en la Villa de Guadalupe.
“ …Huerta firmó un acuerdo con Félix Díaz, en su calidad de jefe del ejército federal, consumando su traición destituyendo al presidente y al vicepresidente, el acuerdo tuvo lugar en la sede de la embajada de Estados Unidos en México, con el apoyo del embajador Henry Lane Wilson y es conocido como el Pacto de la Embajada….”
Madero y Pino Suárez fueron apresados, y obligados a renunciar al día siguiente.
 El 20 de febrero Victoriano Huerta fue designado presidente mediante una serie de maniobras ilegítimas, por lo que sería conocido como “el usurpador”, lo  que al menos legamente, es inexacto. Las renuncias de Madero y Pino Suárez fueron aceptadas casi por unanimidad por el congreso “maderista” (solo seis votos en contra).
Designaron Presidente Sustituto al abogado Pedro Lascurain, por unanimidad de votos;  45 minutos después, renunció, no sin antes haber designado Secretario de Gobernación a Victoriano Huerta; a la renuncia de  Lascurain, aceptada igualmente por el Congreso por unanimidad de votos, designó con la misma votación a Huerta Presidente sustituto. 
Como lo sostuvo el Maestro Emérito de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, Don Felipe Tena Ramírez, “…NO HUBO USURPACIÓN, MÁS BIEN LO QUE FUE ES UNA ALTA TRAICIÓN VÍA GOLPE DE ESTADO….”.
El fin el maderismo está envuelto en una serie de acontecimientos obscuros e inexplicables.
El 9 de febrero de 1913, ya con el levantamiento en curso, se digirió del Castillo de Chapultepec  al Palacio,  con una escolta  de “Cadetes del Colegio Militar” que llamaron la marcha de la lealtad y que  ridículamente repiten nuestro Presidente año con año, Elevaron una estatua frente a la Alameda con Madero a caballo durante esa marcha, pero ignoraron que a Victoriano Huerta,  lo acompañaron unos días después al recinto legislativo a  rendir su protesta, casi los mismos cadetes….
Mediante un turbia maniobra inspirada por el Embajador de los Estados Unidos, país al que había decepcionado  por completo la actuación de Madero y habían considerado eliminarlo para “cortar por lo sano”, y el Embajador, Henry Lane Wilson.   urdió el “levantamiento de la Ciudadela  encabezado por el General Manuel Mondragón y Félix Díaz,  sobrino de Don Porfirio que había celebrado el inmoralmente denominado  “Pacto de la embajada”  el 17 de febrero,  que  Huerta suscribió con  el embajador de Estados Unidos, Félix Díaz  y Manuel Mondragón,. Se comprometían a colocar provisionalmente en la presidencia al General Victoriano Huerta, a cambio de que éste se la cediera posteriormente a Félix Díaz.
 El 18 de febrero, un grupo de empresarios capitalinos —entre ellos Ignacio de la Torre y Mier, yerno de   Porfirio Díaz— declararon su fidelidad a Huerta. Ese mismo día, Gustavo A. Madero, hermano y asesor del presidente, fue arrestado, le sacaron el único ojo que tenía con una bayoneta, quedando ciego y torturado hasta la muerte. El 19 de febrero, Madero y José María Pino Suárez, vicepresidente, fueron obligados a firmar la renuncia a sus cargos.
 Pedro Lascuráin se hizo cargo del poder ejecutivo por escasos 45 minutos, en los que su único acto de gobierno fue nombrar secretario de Gobernación a Huerta. Acto seguido, renunció Lascuráin y Victoriano Huerta ocupó la presidencia.
 El 22 de febrero de 1913, pese a la promesa de los golpistas de respetar la  vida de Madero y facilitar su exilio a la isla de Cuba, él y  el vicepresidente José María Pino Suárez fueron asesinados a un costado del Palacio Negro de Lecumberri en la Ciudad de México, Se conocieron de inmediato los nombres de los verdugos,  pero ¡…no pasó nada…!
Este asesinato, es uno de los capítulos más negros  de nuestra historia.

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