3/16/2008

Corrupción y Democracia

Joaquín Ortega Arenas. ¡ La corrupción somos todos! Dijo nada mas ni nada menos que un señor Presidente de la República , abogado y maestro universitario. Como es costumbre, pésima trágica costumbre, los mexicanos reímos. Que simpático es el señor Presidente, pero si analizamos esa sentencia, que no es otra cosa, desentrañaremos el fondo criminal de ella, y eso es lo que nos proponemos en este ensayo. Para empezar, solo los gobernantes, los detentadores del poder, pueden ser corruptos, por que corrupción, no es otra cosa que abuso del poder; es conforme al Diccionario de la Lengua Española , “.Der. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores…” La corrupción en México, obedece a diversas causas, entre las que posemos mencionar, la corrupción por hambre. Los ínfimos empleados de la administración pública y privada, tienen que acudir a ella para medio sobrevivir decorosamente ; resulta, hasta cierto punto, disculpable. Mientras un Ministro de la Suprema Corte tiene percepciones mensuales por cerca, o tal vez más de un millón de pesos mensuales, en los Tribunales federales hay decenas, quizá centenas o miles de “meritorios”, empleados que trabajan sin sueldo y solo sobreviven con las dádivas que reciben. Existe la corrupción por cohecho, ( “..Der. Delito consistente en sobornar a un juez o a un funcionario en el ejercicio de sus funciones, o en la aceptación del soborno por parte de aquellos…”) producto siempre del soborno, (“…m. Dádiva con que se soborna.3. m. Cosa que mueve, impele o excita el ánimo para inclinarlo a complacer a otra persona…”). soborno que solo es posible cuando el sobornado es funcionario público o privado, y por ello, está en posibilidad de complacer a otra persona mediante el poder que ejerce. Este tipo de corrupción, institucionalizado ya en nuestro País quizá desde que es un País, empero no es el peor tipo de corrupción. Existe la corrupción por consigna, “….(De consignar).1. f. En agrupaciones políticas, sindicales, etc., orden que una persona u organismo dirigente da a los subordinados o afiliados….” ) La consigna, siempre originada por los más obscuros propósitos o motivos humamos posibles, cobarde y artera, de hecho denigra a quién la da y denigra a quién la acepta y recibe. Es cobarde por que quien la da, “tira la piedra y esconde la mano”, como reza al viejo adagio, y en la acción de darla seguramente va escondido un acto supremo de corrupción ; artera, porque siempre es mañosa, deshonesta y lo peor, queda siempre impune. Día con día, topamos en los medios de difusión con este tipo de corrupción. Todos sabemos que juanito es culpable de mil y mil delitos, pero, llega la consigna y a como de lugar, juanito es un santo. Que detuvieron a una escritora, la vejaron la llevaron por media republica detenida y atada sin orden judicial alguna, seguramente “por consigna”, “no ha habido violación a sus derechos humanos..” Que los bancos, los sacrosantos bancos cometen toda clase de fechorías en contra de sus cuentahabientes, de sus deudores, de sus acreedores, de la hacienda pública, etc., no hay , hoy por hoy, quién los moleste, son intocables “por consigna no importa que año con año, se lleven a los países que hoy nos han reconquistado, un alto porcentaje del producto interno bruto, convertido en “ganancias” bancarias. El respeto irrestricto para estos sacrosantos salvadores de la patria, les llega por consigna obtenida tal vez mediante algún módico soborno., Ni la Secretaría de Hacienda,. Ni los tribunales comunes, ni los tribunales federales, se atreven a molestarlos, “siquiera con el pétalo de una rosa”. Corrupción del más alto nivel que lleva a este infortunado País al barranco a una velocidad no imaginada. La solución a este gravísimo problema es difícil y a la vez fácil. ¿Por qué no volver a la legalidad? ¿ Porque perseverar en la ilegalidad absoluta que nos ha alejado del principio democrático sentado desde nuestra primera constitución. El Segundo Conde de Revillagigedo, llegó como Virrey a la Nueva España , y para empezar encarceló a todos los funcionarios “del crimen” y, cuando al volver a España se le sometió a Juicio de Residencia , directo y cortante dijo. “Su majestad me envió a la colonia para acabar con la corrupción, y la corrupción solo existe cuando la justicia la permite”. Como resolver el problema. Volviendo a la democracia . Restableciendo en las leyes la ELECCIÓN DEMOCRÁTICA de los funcionarios judiciales, TODOS, Que cuando actúen, como Ministerio Publico, como juez o como sea, RESPONDAN AL PUEBLO QUE LOS ELIGIO y no a quien les hizo el favor de nombrarlos que, ese y no otro, es el corrupto. Que como van a interpretar las leyes si no son abogados . Los miembros del Poder Legislativo CREAN LAS LEYES, y tampoco son abogados. Para ser juez, decía don José Sánchez Román, “…basta con tener honradez, valor y criterio… sin que les haga falta ningún título que, tampoco les estorbará…” No debemos olvidar que el bíblico juez Salomón, no era abogado”.

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