2/27/2011

LA EDUCACIÓN EN MÉXICO.

Joaquín Ortega Arenas. ¡Ni duda cabe! El problema toral de nuestro País es la educación. Más del 50% de la población es analfabeta y del resto, los que han hechos estudios primarios no pasan del 10%. Los que han egresado ya de carreras completas son aproximadamente un 15%, de los cuales la mayor parte no encuentran cabida en nuestra cerradísima sociedad burguesa. Trabajan abogados, arquitectos, médicos cirujanos,…como choferes en carros de alquiler. De los maestros, ni hablar. Salen de las escasísimas Escuelas Normales unos cuántos que topan de inmediato con que el mayor escollo para ser maestro en este País, ser miembro del SNTE. Para serlo, literalmente tienen que vender su alma y su albedrío al diablo. No siempre ha sido así. Concluido el tiempo de “los criollos”, (1821- 1854), y aun antes en una de las múltiples pasadas de Valentín Gómez Farías por la Presidencia de la República, se fundaron en muchos Estados los “Institutos” que a la postre dieron excelentes resultados. Benito Juárez, Ignacio Manuel Altamirano y otros fueron de los primeros frutos de esas instituciones. Pasadas las luchas intestinas que nada permitían, se inició la construcción de escuelas elementales y superiores, (1º a 4º año y 5º y 6º) de educación primaria. La creación de escuelas secundarias tuvo que esperar hasta 1927, y la Escuela Normal Superior hasta 1940. Sin embargo, durante el Porfiriato, con la llegada a México de Enrique Rebsamen se dio un gran impulso a la educación en todo el País. Durante el censo de 1900, se dio el caso de que un poblado no tenía un solo analfabeto mayor de seis años, Polotitlán, en el Estado de México, al que por Decreto del Congreso de la llamó “Polotitlán de la Ilustración”. Vino la sacrosanta “revolución” y acabó con todo y sólo se inició la renovación en el año de 1920, con la llegada de José Vasconcelos a la recién creada Secretaría de Educación. Desgraciadamente optó por la educación elitista y poco hizo por la rural. Narsciso Bassols, que lo sucedió en el cargo, fue de los redactores del primer “Plan Sexenal” en el que se puso énfasis en la educación primaria y obviamente influyó en forma importante en la educación primaria. No obstante ello el atraso era inmenso generado además por los eternos enemigos de la educación, los que explotan la ignorancia, que atacaban constantemente a los pobres maestros “rurales” a los que, aunque usted no lo crea, les cortaban las orejas a ciencia y paciencia de las autoridades que compartían, a no dudarlo, ese gran interés de sabotear la educación. Llegó un oasis; el Secretario de Educación del gabinete de Manuel Ávila Camacho, Jaime Torres Bodet puso en marcha una briosa campaña de alfabetización en el País que obtuvo muchos frutos, aunque se quedó muy corta, debió haber sido una labor de muchos años no de seis. Fue hasta el año de 1958, en que Torres Bodet volvió a la Secretaría de Educación y reinició su ya desaparecida campaña por otros seis años. Después, nada. Nada hasta hoy, y el gran índice de crecimiento de la población genera un mismo índice de analfabetismo. Para empeorar el problema, la política se ha vuelto un enemigo irreconciliable de la educación. Ya desaparecieron, en tiempo de Fox, todas las escuelas Normales Rurales. Para paliar el problema, dar gusto a la iglesia, y lo peor, por falta de capacidad, el Estado Mexicano ha entregado poco a poco la educación toda, a congregaciones religiosas y particulares que la han convertido en un inmenso negocio que gracias a un reciente Decreto Presidencial, ha atraído la carga económica al Gobierno Federal. Se convirtieron las elevadísimas colegiaturas en gastos “deducibles” para el pago del impuesto sobre la renta. Hoy los contribuyentes vamos a pagar las elevadísimas colegiaturas permitiendo que los millonarios tengan a sus hijos en colegios en los que se pagan hasta 50 mil pesos de colegiatura, al fin sean deducibles de impuestos y Papá gobierno los pagará a nuestra costa. Si en verdad se tuviera la intención de educar al pueblo, al verdadero pueblo mexicano, se crearían un mínimo de 32 Escuelas Normales; una para capacitar maestros de todo nivel, en la Capital de cada Estado y 2500 Escuelas normales rurales, una en cada Municipio para capacitar maestros de primaria y secundaria , agricultura y oficios . Con la décima parte del dinero que se invierte en tropas (nunca va a haber una invasión armada de los Estados Unidos, el único peligro latente) francachelas y saraos de toda índole sería más que suficiente para hacerlo en un lapso de tres años, pero…..¡que hermoso es soñar imposibles!

1 comentario:

Jesus Edmundo Coronado Contreras dijo...

La educución, sin lugar a dudas es uno de los primeros puntos que debe resolver nuestro país. Si bien, tanto a nivel público como privado no encontramos un consuelo para las necesidades de nuestro México. Debemos recordar por ejemplo, en el sector privado no todas las congregaciones religiosas se han avocado al negocio, los jesuitas han implantado un sistema de enseñanza que creo grandes exponentes no sólo en nuestro país, ese sistema en el siglo XX fue copiado por otras congregaciones y hasta cierto punto se puede decir que se ha desvirtuado o tropicalizado.

Ahora en lo referente al sector público, ni que decir de las lagunas que ha creado o permite el gobierno.

La educación debe ser una piedra angular en el crecimiento o fortalecimiento de un país. Pero como bien nos demuestra la historia, un pueblo desconocedor de la misma se encuentra condenado a repetirla.

Jesús Coronado