8/08/2012

DOS MUSEOS BERLIN Y SAN SALVADOR ATENCO.



    Joaquín Ortega Arenas.
                                                                           
     Hay, en las cercanías de   Berlín una vieja casona, hoy museo,  que los alemanes llaman "El Castillo de la Justicia".  Cuenta la tradición que se trata de un viejo molino habitado en tiempos de Federico el Grande por una  familia que, generación tras generación, había  elaborado  pan para llevarlo todas las madrugadas a vender a la cercana ciudad de Berlín.
     No había amanecido, y ya, día tras día, en varias bestias con grandes canastas los panaderos llevaban a la ciudad el pan que durante todo el día anterior habían elaborado,  historia diaria repetida durante tres o cuatro generaciones.
       Un buen día, el poderoso  soberano  decidió adquirir todos los terrenos aledaños al viejo molino para  formar un coto de caza para su diversión y la de sus cortesanos. Adquirió de grado o por fuerza uno a uno todos los predios que requería para su personal capricho,  y se notificó  al panadero que debía desocupar para dar paso a los deseos del soberano.  El viejo descendiente de la familia que durante generaciones había ocupado el lugar se negó a hacerlo. Indignado el poderoso soberano envió a la fuerza pública a que desalojara al terco panadero y éste, recurrió a los Tribunales de Berlín,  y sentenció iracundo. ¡ No voy a dejar el lugar que ha sido sostén de mi familia durante generaciones , y no lo dejaré mientras haya jueces  en Berlín!
      Inició un largo litigio que, contando con la imparcialidad y valor de los jueces de Berlín, ganó a pesar de las inmensas influencias del soberano.   El poderoso monarca tuvo que respetar la propiedad del viejo panadero,  y el  molino, hoy conocido como "El Castillo de la Justicia", es testimonio aun vivo  de lo que significa una justicia eficaz e imparcial.
      A escasos quince kilómetros de la base de la torre derecha de la Catedral de México, en lo que fue el lago de Texcoco, se encuentra ubicado el Pueblo de San Salvador Atenco.   Sus pobladores  ocuparon una porción del seno desecado del antiguo lago salado cuando, por la necedad y capricho de las habitantes de la gran ciudad  y la ambición y ceguera de los gobernantes , se ordenó su desecación total, sin pensar siquiera que el Valle de México  era una cuenca lacustre alimentada por mas de catorce ríos, creada por la naturaleza en  un  valle cerrado a los vientos, que en una época fue considerada por don Alfonso Reyes,  "la región mas transparente del aire", en la que nuestros antepasados texcocanos y mexica,   realizaron incomparables obras hidráulicas que hoy se antojan verdaderos  milagros, como el llamado "albarradón de Netzahualcoyotl", que separó dentro de la cuenca, las aguas saladas del Lago de Texcoco,  de las dulces aguas de los lagos de Xochimilco, Chalco, Xaltocan y Zumpango, y sobre todas las cosas, idearon y construyeron  las "chinampas", milpas flotantes de las que obtenían toda clase de legumbres y flores, así como obras secundarias que les permitieron regular las crecientes del lago y controlar las inundaciones que asolaban a la gran Ciudad cíclicamente.
     La desecación de lago y la  desaparición de todas las corrientes de agua superficiales y depósitos  acuíferos, pronto tuvo sus nefastas consecuencias, la peor de todas,  destruir por completo la ecología de la zona lacustre para convertirla en un inmenso páramo de asfalto y cemento.
     Los campesinos que ocuparon parte de las tierras "ganadas" al lago,  lavaron las tierras salitrosas y tras una ardua labor lograron en muchos, pero muchos años de trabajo, convertirlas en tierras productivas en las que siembran y cosechan, maíz, calabaza,  hortalizas y flores, pero... en México, la tierra, único objeto que nos ha dado generosamente la naturaleza, no es para trabajarla,  es para convertirla en medio de enriquecimiento fácil, sin trabajar,  es un bien de especulación, no de trabajo, y llegó el día en que los ciegos gobernantes decidieron  hacer un magnífico negocio con las tierras  "ganadas al lago salado" a como diera lugar, caiga quién caiga  y en contra de todas las leyes de la naturaleza, construir un gran aeropuerto. Gran derrama de dinero, gran inversión  con las ganancias respectivas para los "contratistas gubernamentales", y sobre todo, tremenda especulación con los terrenos aledaños que se pagarían a los desarrapados e indefensos campesinos  que con sudor y lágrimas lograron  el milagro de hacerlas productivas, a precio inferior a las limosnas,  para convertirse en oficinas, habitaciones "decentes" comercios etc. vendidas a miles de pesos el metro cuadrado.
      No importa que los habitantes del valle estemos  condenados  a muerte por la contaminación existente  que  se verá aumentada terriblemente por la operación  de centenares de aviones que en solo un minuto en que dura su despegue,  contaminan mas que trescientos automóviles en un día entero de operación.
      Tampoco  importa nada que el subsuelo blando del antiguo lago encarezca la consolidación de las pistas de aterrizaje. Bussines are Bussines. No importa  que el golpe constante de los aviones al aterrizar a mas de cuatrocientos kilómetros por hora,  deteriore minuto a minuto las estructuras ubicadas sobre el blando suelo del lago.  "Bussines are bussines".  Si es necesario masacrar a los necios que se oponen, que se les masacre. "Bussines are bussines".  Menos  importa que los ilusos campesinos,  creyendo  que "..Hay jueces en México..."  hayan solicitado un  amparo en contra de la expropiación de sus tierras y se les haya concedido la suspensión, hasta que se resuelva en el fondo.  No importa nada. "Bussines are bussines..." y adelante. Fueron atacados por la policía del Estado de México,   heridos y encarcelados, violadas sus mujeres pero no cejaron en su lucha.

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