8/06/2017

“EL PODER” Y LA GRAVEDAD DE SU EJERCICIO DESMEDIDO E ILÍCITO"

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Joaquín Ortega Arenas.


Dedico este ensayo a mi padre, Lic. Joaquín Ortega Guzmán, nacido el día 6 de agosto de 1881, en Tenango del Valle, Estado de México

Estamos, por decirlo así, en vísperas de elecciones presidenciales después de 87 años del fatídico monopolio de la invención, que  no fue otra cosa, de un  régimen dictatorial totalmente contrario y contradictorio con las bases constitucionales establecidas por las Constituciones de 1857 y  1917.

“… Poder, es una palabra con un extenso campo de aplicaciones, pues su etimología nos indica que proviene del uso de connotaciones que definen la capacidad de hacer, decir, expresar o ejecutar una acción. El termino Poder describe habilidadacción y efecto realidad y circunstancia, es un término genérico que se emplea en cualquier área de la vida en la que una acción este en proceso. Además,   autoridad, pero referido a un campo en específico, en el que la palabra denote superioridad en un sistema jerárquico.
En el campo jurídico,  la presencia de un objeto doctrinario llamado ley, que fundamentado bajo principios éticos y morales representa la cúspide un sistema de respeto, valor y ejecución. Seguir las líneas de este compendio de normas a fin establecer un mecanismo propio de administración, en el que personas capacitadas con estudios legales y políticos ejerzan el sistema jerárquico en el que el poder lo tiene el elegido por el proceso para asumir el mando, de ahí hacia abajo se delegan responsabilidades, pequeños fragmentos de poder y estatutos que controlar el uso de éste. El poder implica autoridad, esta conlleva a la ubicación del raciocinio y la lógica de las acciones que se ejecutan para que sea llevado en armonía por quien lo tiene y sobre quien lo ejerce.
Los gobiernos ejercen el poder sobre los habitantes, para que puedan vivir en armonía y así fomentar el desarrollo, los jefes en una empresa ejercen el poder sobre los empleados para que cumplan su trabajo, por el que  reciben un salario, el cual el jefe tiene el poder de entregar, gracias a la ejecución del trabajo en cuestión. Los padres ejercen el poder sobre los hijos para inculcarles obediencia y respeto, valores y ética con las que tendrán el poder y facultad de desenvolverse en la sociedad, en la que podrán tener su familia. Todos estos son ejemplos triviales del uso del poder en la cotidianidad.

Los problemas graves, emergen del incumplimiento o abuso siempre ilícito de lo que es el verdadero poder, en especial por gobiernos que deben ser  electos “democráticamente”,  y se “designan”  por dictadorzuelos que con mañas y malas artes se han sucedido, en México, que el pueblo, siempre sabio y nunca escuchado ya denomina “La treintena trágica”, en un recuerdo de la  “Decena trágica” en que fueron asesinados Francisco I. Madero y José María Pino Suárez por el sanguinario Victoriano Huerta que, como preludio de una larga etapa “sin justicia”, inventó la designación de los Ministros de la Suprema Corte por “El Presidente de la República” aún vigente que acabó con el sistema Constitucional, (no derogado) de División de Poderes observado en todos los regímenes en las que existe la “Democracia” , definida por Abraham Lincoln, como “…el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo…”, y ha sido causa determinante de los cientos o tal vez miles, de asesinatos  que han ocurrido y siguen ocurriendo de 2017.


Esa nebulosa “treintena trágica” se inició durante el gobierno de un Presidente Bilingüe egresado de la Universidad de Harvard que, cuando menos, piensa en inglés, como ya hemos anotado en ocasiones anteriores y, con el empleo permanente de Ejército y sobre  todo la “Marina Nacional” (que ya no requiere barcos para su necrológica actuación) y literalmente opera en todo el territorio nacional en violación permanente y  contra del texto del artículo 129 Constitucional, para “convencer a rebeldes presuntos violadores de las ordenes emanadas del “PODER” sin que se observen los artículos 14 y 16 de nuestra “Cara Magna” de que deben “obedecer y callar” como en la antigüedad virreinal. 

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