3/24/2010

MITOMANÍAS.

Joaquín Ortega Arenas. Somos, los mexicanos, proclives a crear mitos. Inventamos una mentira , la repetimos hasta el cansancio y llegamos a considerarla verdad, dogma o mito. Estamos eufóricos esperando el “bicentenario” de la madrugada del 16 de de septiembre de 1810, fecha que consideramos la iniciación de la guerra de independencia, en que por muchas razones que hoy ignoramos o pretendemos ignorar, Don Miguel Hidalgo y Costilla invitó al pueblo de Dolores a la rebelión en contra de la Corona de España. Olvidamos con todo descaro que el Padre Hidalgo, nunca pensó en obtener la independencia de la metrópoli, sino únicamente buscaba una autonomía de la Colonia, similar a la que existía entre las Colonias Inglesas del norte y, en su arenga dejó bien sentado ese propósito al decir a voz en cuello. ¡ Viva Fernando Séptimo! ¡Muera el mal gobierno! Seguramente murió sin saber que esa proclama “autonomista” desataría, de inmediato una guerra por la independencia encabezada por José María Morelos. Basta leer la ardiente proclama que intituló “Los sentimientos de la Nación” y las Constituciones que logró conformar en Chilpancingo y Apatzingán para apreciar las diferencias que señalo. El descontento con el gobierno colonial manejado exclusivamente por españoles traídos exprofeso, hacía tiempo que venía incubando un rechazo por parte de los criollos, (hijos de españoles nacidos en México), que subió de tono con la invasión francesa a España, la abdicación de Carlos IV y el nombramiento de José Bonaparte en sustitución del detenido Fernando VII que abdicó también al trono. El virrey Iturrigaray pretendía hacerse coronar rey de la Nueva España y los miembros del Ayuntamiento de México, `partidarios del autogobierno que buscaban los criollos, decidieron aprehenderlo y designar un virrey provisional. Pasando por alto el Pliego de Mortaja que designaba Virrey a Roque Abarca, Presidente de la Audiencia de Guadalajara, eligieron al decano de los militares españoles en la Colonia, Mariscal de Campo Pedro Garibay, que gobernó del 16 de septiembre de 1808 al 19 de julio de 1809 y a quien sucedió Francisco Javier Venegas y tocó estar en el virreinato durante “el grito de Dolores”. En verdad, de los que conocemos como libertadores de América, sólo José María Morelos en México, Simón Bolívar y Francisco de Miranda en Venezuela, pugnaban por una verdadera libertad plenamente independiente de España. La Constitución de Cádiz, de 1812, revolucionaria que repercutió con un gran impacto en todos los países, tuvo una vigencia muy irregular., (1812-1814, 1820-1823, 1836-1837) , y su influencia fue determinante para los movimientos primero “autonomistas” y después “independistas “ ocurridos en las colonias Americanas. Muerto Morelos en diciembre de 1814, podemos afirmar sin lugar a equivocarnos, que en la Nueva España casi desaparecieron, subsistiendo, eso sí, el descontento general consecuente, con el “Grito de Dolores” diversos movimientos , y fue hasta 1820 en que esos movimientos fueron revividos, en parte por la influencia de los Estados Unidos que no permitían que, como señalaba dicha constitución, se considerara territorio propio de España a las Colonias americanas lo que ocasionó que el Secretario de Estado del Presidente John Quincy Adams, James Monroe, creara la “doctrina” hoy conocida por el nombre de éste, mediante la cual quedó establecido, ad perpetuam, el slogan “America para los americanos” , que vedaba toda intención de los países europeos de intervenir en América. Los criollos que no quitaban el dedo del renglón, manipularon la política y lo poco que existía de verdadera rebelión y por conducto del brigadier del ejército español Agustín de Iturbide convencieron a los últimos rebeldes, Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria de que debían unificarse para lograr la independencia, lo que ocurrió en el año de 1821. Excepción hecha de Victoria y Guerrero, todos los gobernantes hasta 1854, fueron criollos o brigadieres del ejército español, y sus gestiones de gobierno en nada variaron la situación de la colonia, permanentemente aliados al clero convertido en un instrumento político para “manejar las conciencias” en favor de ese estado de cosas. En mi humilde opinión, la verdadera independencia la obtuvimos con las Leyes de Reforma, iniciado ese período, la Ley Juárez, promulgada en 1855 mediante la cual se suprimieron los fueros del clero y el ejército y se declaró a todos los ciudadanos, iguales ante la ley; La Ley de nacionalización de los bienes del clero; La Ley del Matrimonio Civil; La Ley de Registro Civil; La Ley de Exclaustración de monjas y frailes; y sobre todas las demás, promulgadas por Juárez en el año de 1859, la Ley de libertad de cultos , Es evidente que gracias a las Leyes de Reforma, al menos legalmente, somos… un país independiente.

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