Joaquín Ortega
Arenas,
El distinguido
periodista Don Julio Hernández López, (Astillero), nos ha llamado la atención
sobre la existencia de un verdadero, ilegal desde luego, Ministerio Autónomo de la Información, al escribir en el Periódico
La jornada,
“….Faltaban
52 minutos para que terminara el miércoles, cuando el secretario de Educación
Pública, Aurelio Nuño Mayer, anunció a través de su cuenta en Twitter que por
condiciones climatológicas, mañana se suspenden clases en la #CDMX en
prescolar, primaria, secundaria (públicas y privadas). Una media hora antes, el Ministerio de la Información, mejor conocido
como Televisa, había hecho saber la misma postura oficial, pero no fue hasta
las 23:08 cuando Nuño le dio formalidad a través de Internet….”
Es palmario que sin que exista orgánicamente en la
Administración Pública, podemos
considerar que el “Ministerio Autónomo de la
Información” del Gobierno Federal, lo es TELEVISA, dado que se define a sí misma
como:
“Una compañía mexicana de medios de comunicación, uno de los principales participantes en el negocio
de entretenimiento a nivel mundial. Esta
empresa está involucrada en la producción y transmisión de programas de
televisión, señales televisivas de recepción libre y de pago —por cable y
satelital—, distribución internacional de programas de políticos, televisión,
publicación y distribución de revistas, producción y transmisión de programas
de radio, espectáculos deportivos y entretenimiento en vivo, producción y
distribución de películas, operación de un portal de Internet y participa en la industria de juegos y sorteos.
México encabeza la lista de mayor concentración
de medios de comunicación a nivel mundial y ocupa el tercer lugar entre los
países de la OCDE que más
caros ofrecen sus servicios. En
este marco, el mercado de telecomunicaciones en México está dominado por el Grupo
Televisa y el Grupo Carso, de Carlos Slim. Televisa
es también dueño del Club América.
Y viene
la historia completa: Emilio Azcarraga Vidaurreta, creador de Televisa, el 19
de marzo de 1930 estableció su primera estación de radio XET-AM con
sede en Monterrey, México. El 18 de septiembre de ese mismo año,
creó en la Ciudad de México la XEW-AM junto con la RCA
(México Music Corporation), siendo esta última la accionista mayoritaria. La
estación, en aquel momento, formaba parte de la División National
Broadcasting Company de dicha compañía. Al principio transmitía desde los
altos del cine "Olimpia" en la calle de Independencia,
trasladándose posteriormente a la calle de Ayuntamiento N° 52 que estaba en el
centro de la ciudad.
En 1941 consiguió establecer su primera cadena de emisoras,
comprando más tarde cadenas existentes como la Cadena Azul. Con la fundación de
los Estudios Churubusco, introdujo en, en aquellos años, la floreciente
industria cinematográfica, empresa que no abandonó sino que continuó pero ahora
a través de cadena de exhibición de películas por toda la República Mexicana.
En 1951,
funda su primer canal de televisión, negocio que lo haría famoso
posteriormente.
Con
el Canal 2 XEW-TV abre un nuevo sector de actividad a lo que era ya
un imperio de medios completo, asociándose posteriormente con Rómulo
O'Farrill Silva, quien previamente ya contaba con la primera estación de
televisión en México, el Canal 4 XHTV (fundada el 31 de agosto de
1950) y con Guillermo González Camarena, quien operaba el Canal 5 XHGC.
De estas
dos alianzas surge Telesistema Mexicano. Azcárraga asume como primer presidente de dicha cadena en 1955. Para 1969 el conglomerado ya estaba compuesto por 92
unidades de negocios diferentes.
Fallece
en 1972, poco
tiempo antes que su mayor competidor: Eugenio Garza Sada (líder del Grupo
Monterrey y dueño de Televisión Independiente de México), dejando sus empresas en manos de su hijo Emilio
Azcárraga Milmo, quien impulsó su transformación.
Un año
después de su muerte, y precipitado por el asesinato de Garza Sada a manos de
la guerrilla producto del movimiento comunista que asoló aquellas épocas, ambas
empresas (Telesistema Mexicano y Televisión Independiente de
México) deciden
fusionarse en 8 de enero de 1973 dando lugar a Televisión Vía Satélite, hoy Televisa. Muchos
opinaron en aquella época que la operación más bien fue una compra forzada,
dado el poco o nulo interés de los sucesores de Garza Sada en estar
involucrados en la televisión muerto el fundador.
Emilio se
casó con Laura Milmo Hickman (hija de José Patricio Daniel Milmo Vidaurri, a su
vez hijo del irlandés Patrick Milmo O'Dowd, banquero nuevo leonés y el
accionista de la Casa Milmo y mayoritario del Milmo National Bank en Laredo,
y yerno del gobernador de Nuevo León, Santiago Vidaurri). Tuvieron tres hijos: Emilio, Laura y
Carmela. Tiempo atrás, en 1899, la compañía "Patricio Milmo e Hijos"
fue creada para operar como un banco y para invertir en actividades tales como
ferrocarriles y minas.
Al
fallecimieto de Emilio Azcarraga Milmo,
se generó un litigio; la
sucesión testamentaria de 16 por ciento de las acciones de Televisa de Emilio “El
Tigre” Azcárraga, a favor de su viuda, Paula Cusi. El litigio por ese paquete
accionario comenzó con un juicio civil, en 2007, entre la señora Cusi y la
parte que reclamaba para sí las acciones de Azcárraga, entre los que se
encontraban sus hijos Emilio, Carla, Ariana y Alejandra, el vicepresidente
ejecutivo de Televisa, Alfonso de Angoitia, sus albaceas, Grupo Televicentro
–que era el grupo tenedor de las acciones de Televisa–, y su afiliada Grupo
Alameda.
El litigio se convirtió en una batalla que
llevó a la cárcel a la señora Cusi el 23 de abril de 2011, acusada por el
delito de falsedad ante las autoridades. Aunque quedó libre por falta de
elementos –no pudieron probarle nada de ello durante el tiempo de ley–, haber
pasado varios días en la prisión de Santa Martha Acatitla de la Ciudad de
México la llevó a aceptar un acuerdo con Azcárraga Jean, actual presidente de
Televisa, quien era la principal voz de la parte acusatoria.
No parecían estar dispuestos los hijos de “El Tigre” a que el testamento
se dividiera en seis partes iguales y que una fracción de la empresa quedara en
manos ajenas a la sangre Azcárraga y negociaron con los demandantes la
transferencia de las acciones por su libertad y 50 mil pesos, adicionalmente a
una contraprestación por seis millones de dólares (65 millones de pesos al tipo
de cambio del momento) que le sería entregados a la viuda.
El documento se firmó el 28 de abril de 2011,
donde la señora Cusi cedió “todos y cada uno de sus derechos” de la sucesión de
“El Tigre” a Emilio Azcárraga Jean. y le
informaron del finiquito de los 50 mil
pesos, pero nada más.
Todo se habría quedado ahí, hasta que de
manera fortuita, meses después de haber recuperado su libertad, la señora Cusi
se enteró, por voz de representantes de Televisa, que Azcárraga Jean había autorizado que se le
diera la contraprestación de seis millones de dólares. La inesperada revelación
llevó a la señora Cusi a buscar otros representantes legales. Lo primero que
hicieron fue cancelar los poderes plenos que tenía otorgados y luego
procedieron a demandar a su antiguo representante. La denuncia se presentó el
26 de marzo de 2012 en la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal, donde afirmó el nuevo quem “se
apoderaron y dispusieron en su beneficio” los seis millones de dólares pagados
por Televisa, “obteniendo un lucro indebido y generado un detrimento
patrimonial” a la señora Cusi. Esta historia que relatamos tiene como intención
única, la de probar que “Televisa” es un monopolio disfrazado prohibido por el
Artículo 28 Constitucional, y por lo
tanto ilícito,
Raúl Trejo Delarbre, relata que:
“…En México hay algo más de 112 millones de
habitantes, que viven en más de 28 millones de hogares. En casi todos esos
hogares —en el 92,6 por ciento— hay al menos un televisor. El hecho de que haya
muchos más hogares con televisores que radiorreceptores confirma la hegemonía
de una cultura audiovisual que, al depender de dos grandes cadenas de
televisión, ha sido marcadamente centralizada.
En los hogares de 93 de cada 100 de
ellos hay televisor. Para la mayoría de los mexicanos, la televisión es el
instrumento fundamental, y en ocasiones único, con el cual se informan y
divierten. La televisión ocupa el sitio, sin reemplazarlas verdaderamente
porque sería imposible, que dejan abundantes carencias en materia de acceso a
la cultura.
Dos consorcios controlan la televisión; la
mayor parte de la población depende de la televisión abierta. En México hay 863
canales de televisión. Televisa maneja 321 de ellos y Televisión Azteca, 211.
Es decir, entre ambas empresas controlan el 62 por ciento de las frecuencias en
todo el país. Televisa tiene tres cadenas nacionales y Azteca, dos. Esas cinco,
son las únicas cadenas nacionales de televisión que hay en México. Televisa
nació en 1955 (inicialmente se llamaba Telesistema Mexicano), desde entonces
era propiedad de la familia Azcárraga y ejercía el monopolio de la televisión
mexicana. Durante la primera década del siglo XXI, el Gobierno mexicano no
expidió nuevas licencias para canales de televisión. A pesar de que hay
frecuencias disponibles para dos o tres nuevas cadenas nacionales, el Gobierno
se ha rehusado a licitar esas frecuencias a fin de que no haya competencia
capaz de mermar el predominio de Televisa y Azteca. Ambas televisoras, aunque
rivalizan por la audiencia, suelen actuar unificadas para impedir la apertura
del mercado de la televisión en México.
En diciembre de 2002 las instalaciones en
donde se encontraba la antena transmisora del Canal 40, al norte de la ciudad
de México, fueron asaltadas por un grupo de pistoleros enviados por Televisión
Azteca que, de esa manera, quería cobrarse un adeudo financiero. El Gobierno de
Vicente Fox no impidió ni sancionó ese despojo de las instalaciones de una
televisora independiente. Tres años más tarde la empresa de Salinas Pliego se
apoderó del Canal 40. El propietario originario de ese canal, Javier Moreno
Valle, tuvo que abandonar el país debido a una acusación por delitos fiscales
pero mantuvo un litigio judicial —que proseguía todavía en 2011— por la
propiedad de esa televisora. Fox fue el primer presidente en ocho décadas que
no formaba parte del Partido Revolucionario Institucional. Durante todo el
siglo XX se había consolidado una relación de connivencias entre los consorcios
que manejan los medios de comunicación y el poder político.
La adjudicación y
ratificación de las licencias para transmitir por radio y televisión es facultad
del Gobierno, que utiliza esa prerrogativa para exigirles fidelidad política a
las empresas de comunicación.
¿Existe alguna duda de que “la Televisión Mexicana” es nuestro
verdadero “Ministerio Autónomo de la Información” si como señalamos, la
adjudicación y ratificación de las licencias para transmitir por radio y
televisión es facultad del Gobierno, que utiliza esa prerrogativa para
exigirles fidelidad política a las empresas de comunicación?
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