8/22/2006

EL TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL

Joaquín Ortega Arenas. El sistema democrático generado por la Revolución Mexicana para la calificación de las elecciones y observado hasta la llegada al poder del enemigo de la democracia que nos gobernó durante el sexenio 1988-1994, ( se cayó el sistema y la caída fue calificada por muchos como ilegal ), determinaba la intervención como “colegio electoral” de la cámara de diputados entrante, formada por aquellos a quiénes se había entregado ya constancia de mayoría y eran por tanto, diputados electos. El constituyente de 1917, con apego a la tradición constitucional mexicana, dispuso en la redacción original del artículo 60 constitucional, que cada cámara debía de calificar las elecciones de sus miembros y que sus resoluciones serían definitivas e inatacables, no procediendo en contra de ellas el juicio de amparo. El Colegio Electoral, fue en un principio escenario de balaceras y mas, hasta que el P.R.I., por arte de magia siempre mayoritario, impuso docilidad y disciplina en el mismo. El dócil poder legislativo, obsequió los deseos de los jefazos en turno, y cambió el sistema.. Creó un organismo burocrático dizque autónomo, ( no olvidar nunca el viejo refrán, “el que paga, manda) y para la organización y “control” de las elecciones se inventó el INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL. No era suficiente, y se inventó también un TRIBUNAL FEDERAL ELECTORAL, dependiente del Poder Judicial Federal cuyos miembros son designados por el Titular del Poder Ejecutivo, para calificar en definitiva las elecciones y dirimir cualquier controversia relativa a las mismas. La “ Iglesia en manos de Lutero”, hubiera exclamado don Ignacio L. Vallarta, cuya estatua gigantesca se erige en el edificio de la Suprema Corte de Justicia, ya que el ilustre abogado de la época profiriana, señaló en sus célebres “Votos”, la imposibilidad de que el Poder Judicial conociera de ese tipo de controversias, que no eran de su competencia sino del pueblo mismo, representado por el Congreso de la Unión. Se inventó, en un nuevo golpe a la democracia, la figura de “diputados plurinominales”, designados que no electos, por los partidos políticos “ reconocidos “ por el Ejecutivo, y en el año de 1977 se promovió una reforma al artículo 60 constitucional, con objeto de establecer que el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados, se integrara por los 60 presuntos diputados que de acuerdo con las constancias de mayoría registradas por la Comisión Federal Electoral obtuvieron el mayor número de votos y por los 40 presuntos diputados que en las circunscripciones plurinominales hubieran obtenido la votación más alta. Llovieron las protestas. La integración del Congreso de la Unión, quedaba totalmente a cargo del Poder Ejecutivo en turno, por la vía del “ reconocimiento “ a los partidos políticos . En tiempos de Vallarta, la expresión de los deseos del pueblo no eran susceptibles de ser atacadas por el juicio de amparo, y en la actualidad menos , porque en manos de la supuesta autoridad “constitucional” de la Suprema Corte de Justicia, lo derechos, todos, del pueblo no son susceptibles de ser defendidos mediante el juicio de amparo. En materia de derechos políticos, como el derecho al voto y el derecho a defender ese derecho, se acabaron las garantías individuales para los “individuos” que, según reza el artículo 1 constitucional, “ gozaran de las garantías que otorga esta Constitución, las cuáles no podrán restringirse ni suspenderse…” . Escuché hace días un comentario jocoso y trágico a la vez. Decía un conocido abogado que, “ el I.F.E., cocina el BIFE para que lo reparta el TRIFE “. Mas trágico que jocoso, por sus efectos, el sistema sintetizado por mi distinguido colega, alude, sin duda a que: El Gobierno en turno, organiza y realiza las elecciones mediante una de sus dependencias el I.F.E. que, con el voto anónimo de los ciudadanos, cocina el BIFE, para que lo califique y reparta el Poder Judicial Federal, designado y pagado generosísimamente por el Gobierno en turno. En pocas palabras. El Gobierno en turno, gracias a una amañadísima legislación, es juez y parte en la repartición de los puestos de elección popular. Hoy le ha tocado al P.A.N., que indudablemente pretende que sea por lo menos, por los setenta años en que lo hizo el P.R.I., pero, en ésta ocasión tal parece que “la magdalena no está para tafetanes “ Un error en el cálculo, será gravísimo para el País. El anterior nos costó UN MILLÓN DE VIDAS.

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