8/10/2006

Fraude a La Constitución en la forma de efectuar las Elecciones

Joaquín Ortega Arenas. Parece mentira. Los últimos gobiernos priistas idearon una manera ideal `para perpetuarse , por la buena o por la mala , en el ejercicio del poder, sin contar que el penúltimo, desde el día en que tomó posesión, se dedicó en cuerpo y alma a la destrucción del partido que lo llevó al poder, y por mano de su “delfín”, lo logró plenamente. La fórmula es muy sencilla. Mediante un simple fraude a la constitución, se consiguió que los ciudadanos carecieran de derecho alguno a combatir legalmente el resultado amañado de cualquier elección. El voto, debe ser libre y secreto…, pero se ha interpretado como libre y anónimo. Dado que basta con poner una cruz sobre los formatos que elabora un órgano burocrático al servicio del gobierno en el momento en que el ciudadano pinta su cruz y le ponen tinta en la mano para que no lo vuelva a hacer en esa ocasión, está renunciando a su calidad de ciudadano con derecho a exigir que se respete su voto, a las garantías de audiencia y exacta aplicación de la ley que señalan los artículos 14 y 16 constitucionales . En verdad, el ciudadano NO HA VOTADO, no ha ejercido su derecho democrático de elección, ha pintado una cruz en un papel y ya. No ha cumplido con la obligación de votar, porque su voto no es suyo, es ANÓNIMO y con trapacerías como se acostumbra y se ha acostumbrado siempre en México, esa cruz anónima puede ser contabilizada para cualquier otro candidato, al gusto del INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL. Durante muchos años, las elecciones eran calificadas por el pueblo representado en el Colegio Electoral del Congreso de la Unión por los ciudadanos favorecido con los sufragio popular. Una de las maniobras de los dos últimos presidentes priistas, fue abandonar ese sistema , crear un ÓRGANO BUROCRÁTICO, DIZQUE AUTÓNOMO, designado y pagado por el propio ejecutivo, que está encargado de realizar todos los trámites necesarios para la realización de las elecciones, Financiar a los “partidos” reconocidos por el gobierno; imprimir los votos, y realizar las elecciones mediante el VOTO ANÓNIMO; calificar esas elecciones y hacer la declaratoria que antes hacía el congreso relativa a la declaración de quién y quiénes eran los candidatos triunfadores. En esta última elección, a cada uno de los miembros del mentado I.F.E., POR SU “ARDUO TRABAJO”, AL DÍA SIGUIENTE DE LAS ELECCIONES LES DIERON UNA GRATIFICACIÓN DE MEDIO MILLÓN DE PESOS, No pienses mal, querido lector. No hay nada de malo en ello y está prohibida cualquier sospecha. Una vez calificada la elección, las impugnaciones son tratados por el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que actúa como parte y juez. Por un lado ha sido designado por el Presidente de la República, que además, arropa con toda clase de prebendas a los elegidos para ello, y la gratitud de los funcionarios, junto con el temor de ser blanco de ataques y sanciones por algún mal comportamiento, lo convierte en parte interesada en el resultado de las elecciones. Todos los Presidentes hasta hoy han tratado de cubrir todas las ilegalidades que durante seis años han cometido, designando a su sucesor “que les cubra la espalda”, y ello influye en que deba ser considerado el tribunal de marras, como parte interesada. No obsta para ello, el que sean “jueces” y actúen como tales en el proceso electoral, y eso no tiene nada de raro. Los señores Ministros de la Suprema Corte son designados por el Presidente de la República y sin empacho alguno actúan desde siempre, como jueces en todos aquellos amparos en que la autoridad responsable es el señor Presidente de la República. Un Magistrado de la Corte Suprema de la Confederación Helvética , enterado de ese sistema me espetó como una opinión que me dolió en el alma, que eso no solo es ilegal, sin delictuoso, pero que le vamos a hacer si vivimos en permanente fraude a la ley, y en estos casos, A LA MISMÍSIMA CONSTITUCIÓN.

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